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Enrique Gato posa ante la Cúpula del Milenio de Valladolid
«La piedra filosofal de las películas de animación es mezclar arte y tecnología»

«La piedra filosofal de las películas de animación es mezclar arte y tecnología»

Enrique Gato, creador de Tadeo Jones, augura un futuro brillante al sector de la animación en España,«al que llega dinero de EEUU para emprender proyectos»

Jesús Bombín

Sábado, 25 de marzo 2017, 07:38

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El día a día de Enrique Gato es una frenética carrera contra el paso del tiempo. Su inmersión en el mundo de ternura y humor de su criatura Tadeo Jones, se interrumpe a diario con reuniones y viajes internacionales incrustados en un calendario repleto de horas en su estudio, ideando escenarios y circunstancias surgidas de una imaginación a la que pone un listón cada vez más elevado.

¿Cómo va a ser este Tadeo frente al de la primera parte?

Hay muchas cosas distintas. En la primera película todo era un poco más limitado en el sentido de que estábamos haciendo por primera vez muchas cosas que hoy controlamos perfectamente y hemos podido llevar la historia mucho más allá en conceptos visuales y narrativos, todo es mucho más grande.

¿A qué achaca el éxito de Tadeo?

Dimos con una tecla, y es que en el público adulto que lleva a los críos al cine hay cierta necesidad de tener contacto con conceptos e ideas de películas que en los ochenta nos enamoraron, como Indiana Jones, Stars Wars..., hay un punto de nostalgia por parte de los padres, que están pidiendo que también los atendamos.

Con sus películas ha demostrado que la animación española es rentable. ¿Dónde está la clave?

Llevamos tres proyectos y eso supone marcar ya un camino, algo que cuesta mucho. Esto es España y no Hollywood, pero hemos demostrado que hay futuro. Y estamos consiguiendo algo impresionante como sector y es que los proyectos que se hacen en España viajen mucho a otros países y se despierte el interés por lo que se crea aquí.

¿Siente más responsabilidad con este segundo Tadeo Jones?

Sí, es un poco lo que pasaba con Atrapa la bandera, siempre tengo en la cabeza la idea de que debo demostrar que no vivo con inercia y me apoltrono en el sillón, que saco algo por seguir en la rueda y ya está, sino que quiero acreditar que he aprendido con respecto a lo anterior. Por eso me impongo buscar vueltas de tuerca a lo que hacemos, idear algo por lo que a la gente le va a merecer la pena pagar una entrada para sentarse en una butaca a ver lo que hacemos.

¿Qué se le ha hecho más difícil al afrontar este filme?

Encontrar dónde está el límite. Ser consciente de que habíamos encontrado el tope de cuánto de grande podíamos hacer la película, intentarlo y ver que no puedes levantar más el listón. Pero estoy muy contento con el resultado final, porque es espectacular sabiendo el presupuesto que manejamos.

¿Ha dejado el sector de la animación de ser el hermano pobre de la industria cinematográfica?

Eso se está demostrando. Basta con ver cómo cada año un proyecto mínimamente importante de animación figura entre los primeros puestos del cine español y en la taquilla internacional. Aquí está llegando dinero de EE UU para emprender proyectos.

¿Cuál es el reto del sector?

En España, terminar de consolidarse. Es un mundo por terminar de armar, con muchas cosas por demostrar, pero está sentando los pilares para conseguir convencer al público y a la industria de que hemos venido para quedarnos y hacer que esto sea algo serio, creíble, que empuje al sector del entretenimiento.

¿Cómo es la mezcla de arte y tecnología en el mundo de las películas de animación?

Esa mezcla es la piedra filosofal. He vivido toda mi vida a caballo entre los dos mundos, yo estudié ingeniería informática porque no me decidía a tirar por carreras artísticas, no veía claro sus salidas. Y aposté por la ingeniería informática, pero ahora tengo más visibilidad en la parte artística aunque en los proyectos llevo mucho peso de la parte técnica para conseguir que los equipos se entiendan a la perfección. Ese es el truco, conseguir que los dos mundos convivan, que los artistas no se peleen con la tecnología, que tiene que ser simplificada para hacerla entendible y que esté al servicio del arte.

Otra de sus apuestas es el estudio de formación de animadores Ligthbox Academy, en Madrid.

La formación es uno de los retos del sector. En varias producciones, ha habido problemas para encontrar a gente que diese la talla para producir filmes de animación. Para nosotros es una forma de crear cantera porque hay necesidad real de este tipo de perfiles.

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