«Tengo que echar el resto con Picasso»

Entrevistar a Antonio Banderas siempre es un estímulo. El personaje es tremendo, pero la persona lo es todavía más. Desde el saludo ya está contagiando su vitalidad y, puestos a charlar, la conversación nunca defrauda. Y eso que cuando llega esta entrevista telefónica, el actor ha perdido ya la cuenta de las preguntas que lleva respondidas desde que empezó a primera hora del día la ronda de promoción de la película 'Altamira'. Y ahí está el actor: no se le nota lo más mínimo. El año pasado dijo que empezaba la segunda parte de su vida. Pero parece el mismo tipo entusiasta y carismático al que le gustaría tener más tiempo para dedicarse a la dirección y no "picotear". Ya anuncia que tiene un proyecto para rodar en Málaga. También ha retomado su idea de un teatro-escuela, aunque ya no pasa por vincularlo al Astoria. Tiene claro que su película sobre Picasso no será una más y reivindica la figura de Marcelino Sanz de Sautoula, el desconocido descubridor de una de las maravillas de la prehistoria: la cueva de Altamira. Y está ilusionado como un estudiante con su primera colección de ropa, que presentará en verano. Tenemos solo diez minutos para la entrevista. Y muchas preguntas...

Su nueva vida acaba de cumplir un año, ¿cómo va?

Pues he vuelto a la universidad que es lo que tiene que hacer la gente joven como yo...

Ja, ja, ja y se le ve disfrutar.

Mucho. Lo que pasa es que los cambios reales, tanto cinematográficos como teatrales, se verán más adelante, ya que necesito recomponerme financieramente para afrontar los proyectos con total libertad. Voy a dirigir y estoy escribiendo para ponerme detrás de la cámara utilizando guiones propios en lugar de novelas.

Llama la atención el deseo con el que habla de la dirección y el empeño que está poniendo en la moda. ¿Se ha cansado de la interpretación?

Voy a seguir actuando, pero no con la misma intensidad. Este año, por ejemplo, viene muy cargado de películas. Pero la dirección es lo que va a dar la medida de cómo yo veo el mundo que me ha tocado vivir. Puse un pie en el agua con 'Crazy in Alabama' y 'El camino de los ingleses' y me apetece volver a ponerme detrás de las cámaras porque es mi opinión y mi forma de crear universos propios. Eso es lo que voy buscando. Cuando eres actor estás a las órdenes de un director y tienes que someterte a la disciplina que están marcadas por otros. A veces estás enganchado y te identificas y otras no tanto. Pero cuando diriges te das cuenta de que los elementos los manejas tú. Quiero explorar ese camino y hacerlo de una manera consistente y perseverante. Hasta ahora ha sido un picoteo en las dos películas anteriores con una distancia muy grande entre ellas, pero ya deseo centrarme y tener cierta regularidad como director y productor. Eso, junto a la actividad paralela con el mundo de la moda, me va a permitir centrarme en lo que quiero y elegir como actor las películas que me apetecen y al resto diré que no.

¿Y ya hay algún proyecto como director que esté maduro?

Hay varios guiones, pero no sé a cual le voy a meter mano. Tengo un proyecto sobre la inmigración que habla de la relación de un joven que cae de una patera, llega a las costas de Málaga y se mete en la casa de una americana. Dos personajes absolutamente opuestos en el sexo, el origen, la religión y la cultura, pero que se enganchan en una historia de amor muy curiosa en la que se revela lo que cada uno lleva dentro. Es una película muy hermosa y puede ser la primera, porque es relativamente barata, pero no lo sé todavía.

Y por lo que dice la rodaría en Málaga.

Sí, este proyecto desde el principio fue concebido para filmarlo en nuestra tierra.

Este viernes estrena 'Altamira'. ¿Qué le atrajo del personaje de Marcelino Sanz de Sautuola?

Pues que si vas por la calle y preguntas por él, nadie lo conoce pese a que fue el descubridor de la cueva.

Es que Altamira es tan famosa como desconocida es su historia...

Efectivamente. Y es una injusticia para este hombre bueno en el sentido machadiano, pero que fue maltratado por su propio país y por la comunidad científica. Él era católico, pero abierto a la realidad y a la razón, aunque el bofetón gordo se lo llevó por parte de la ciencia decimonónica muy dominada por los franceses que defendían que la cuna de la civilización había sido su país y que no podían soportar que un español hubiera descubierto algo insólito. Se negaron a visitar la cueva de Altamira, no participaron en el debate de su descubrimiento y lo tiraron como si fuera un clínex. Y aquello fue aprovechado por lo españoles para atizarle en la cabeza a Sanz de Sautuola. Por eso la película tiene un enganche con problemas endémicos de nuestro país y me parecía de justicia reivindicar a un hombre como Marcelino.

Usted mismo es un hombre muy querido, pero a veces también muy criticado. ¿Ha vivido esa sensación de maltrato?

En esta profesión hay que aprender a contemporizar, tanto las opiniones a favor como en contra. Cuando era más joven me dolían, pero la experiencia y el tiempo te va curando. En el camino unas cosas te gustan y otras no, pero yo estoy muy agradecido a todo lo que me ha dado la vida. He tenido la suerte de vivir en primera línea y conocer a gente que son historia de nuestro tiempo. La vida me ha dado mucho más de lo que yo le pedí. No puedo entrar en ese territorio de la queja, sino ser activo y tener proyectos. Al final de mis días, cuando esté en una caja de pino, que me juzguen y digan todo lo que quieran.

El productor que ha encontrado en México para su película sobre Picasso, ¿saca el proyecto del atolladero o aún quedan aspectos legales?

Trabas no deberíamos tener ya que se ha escrito un guión nuevo y la del 'Guernica' es una historia pública sobre la que nadie puede tener derechos. Eso está solucionado y ahora había que afrontar el problema financiero y para eso mantuve esas reuniones en México. Yo quedé con Carlos Saura en Madrid y firmé un documento para participar en la película. En la Semana Santa ha sido difícil establecer los contactos, pero ahora ya vamos a poner los acuerdos sobre papel. A partir de ahí estableceremos un calendario de rodaje. Carlos me decía hace unos días que hasta que no se dé el primer golpe de claqueta no será verdad y yo le contesté: "No me lo creeré hasta que demos el último".

Este Picasso para usted es más que un personaje...

Hombre, tengo que echar el resto. Además es una historia muy hermosa y complicada, con la guerra civil española de fondo y el Guernica convertido en un símbolo del antibelicismo. Itentaré interpretar a Don Pablo con toda la honestidad posible para que no me echen de Málaga.

Rueda aquí, estrena aquí... ¿también realizará desfiles de moda?

No lo descarto. Se habla de mi vuelta a Málaga y acabo de ver una portada de una revista que dice: "Banderas vuelve a ser español". Pero nunca he dejado de serlo. Hollywood ya no es un lugar especifico, sino una marca y los que la llevamos tatuada en el cuerpo, siempre tendremos ese sello en lo que hagamos y donde lo hagamos.

Los diez minutos pactados van ya por quince y a Antonio le "tiran de la oreja" para que corte. Quedan preguntas en el cuestionario, aunque no tantas como esperan al actor que tiene que seguir con las entrevistas.

Bueno, muchas gracias y, como diría Tip y Coll, otro día hablaremos del Gobierno.

Ja, ja, déjate de Gobierno, que yo quiero hablar de arte...