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samuel regueira
Viernes, 7 de agosto 2015, 12:02
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El escritor e historiador bilbaíno Santos Zunzunegui protagonizó la jornada de ayer en la 52 edición de la Cátedra de Cinematografía de la Universidad de Valladolid, con un seminario sobre la relación que se establece entre el séptimo arte y la melancolía, en sus palabras una «enfermedad cultural» que el cine ha querido rescatar como «ese duelo por algo que se tenía, o que se creía que se tenía, y que un día se perdió».
Si bien el sentimiento melancólico ha venido recogido en toda la Historia a lo largo de sus diferentes representaciones artísticas, en las películas podemos encontrar obras indiscutiblemente melancólicas de mano de directores versátiles. Como John Huston, que dirigió su testamento fílmico en Los muertos, la adaptación del último relato de Dublineses de James Joyce.
Este culto a los difuntos es esencial a la hora de entender la relación entre el cine y esa sensación de nostalgia pesada y lúgubre suele encontrarse de manera aislada en las filmografías de los grandes directores, apunta Zunzunegui, que rescata El salón de música, de Satyajit Ray, o la época de Visconti centrada en el Risorgimento italiano, con Senso y El gatopardo como referencias primordiales a esta «melancolía de la historia».
Pero también apunta a Godard, que con su proyecto Histoire(s) du cinéma brindó al mundo «todo un responso de aquel cine que ya no funcionaba».
De Truffaut a Welles
Con todo, el historiador admite que podemos encontrar a ciertos artistas en el séptimo arte comúnmente melancólicos, pese a que cuenten con una obra que destaque más que el resto de su filmografía en este aspecto. En este sentido, destaca Crónica familiar, el drama de Valerio Zurlini con Marcello Mastroianni ganador del León de Oro en Venecia; y La habitación verde de François Truffaut, una adaptación del universo de Henry James bajo la mano del autor de Los cuatrocientos golpes.
Santos Zunzunegui ha construido el seminario con base en una serie de materiales previos que funcionarán como los pilares de su próximo libro. La obra se sumará así a una veintena de publicaciones vinculadas a los lenguajes y la estética del mundo cinematográfico. Entre ellas cabe destacar una monografía sobre Orson Welles, también homenajeado en la Cátedra este 2015 en el centenario de su nacimiento, y un caso atípico de director de una película melancólica: «Con El cuarto mandamiento Welles firmó su gran película melancólica a los 26 años», sin haber necesitado vivir una experiencia biográfica análoga que respaldase la veracidad de la cinta.
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