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Fotograma de 'Dos días, una noche', de los Dardenne.
Dispuestos a las sorpresas

Dispuestos a las sorpresas

Angélica Tanarro

Miércoles, 17 de septiembre 2014, 13:11

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La última película de los Dardenne antes de Dos días, una noche el filme llamado a inaugurar el festival también se pasó en la Sección Oficial de Seminci, un certamen que ama el cine comprometido, a ratos desgarrador, poco amigo de las concesiones de los hermanos belgas. Pero El niño de la bicicleta apuntaba un cambio, una cierta dulcificación en sus hechuras. Dulcificación no ablandamiento, pues parece que nada puede ser blando en los autores de aquellas potentes La promesa o Rosetta que supusieron sus primeros éxitos en el certamen vallisoletano. Ese niño con camiseta roja que apelaba al mundo infantil de los cuentos, con los peligros acechando en el bosque, me cautivó y cautivó a más de un jurado que volvió a llenar de premios las arcas de unos directores acostumbrados al aplauso. Insisto, ellos que son tan poco amigos de las concesiones.

No sabemos, sin embargo, cómo habrá evolucionado el cine de la danesa Pernille Fischer Christensen. Aquí vimos su tercer filme, En familia, una gélida mirada a la institución familiar en la que, heredera al fin del Dogma, no daba cabida en ningún momento al espectador, obligado a contemplar la agonía de un padre (papel que le valió a Jesper Christensen el premio al mejor actor) en un entorno poco propicio. En Someone you love se fija de nuevo en las complicadas relaciones padres-hijos y demás parientes y en uno de esos momentos en los que la vida te plantea una encrucijada.

Por lo que se refiere a los veteranos será un placer volver a encontrarnos con Schlöndorff, un director que pese a haber rodado importantes filmes como El noveno día siempre recordaremos por su ya lejano Tambor de hojalata. O con Zhang Yimou, que vuelve por donde solía, o sea, a retratar el amor en un contexto político cruel. O con Liv Ullman siempre elegante a un lado y otro de la cámara.

Pero un rápido repaso a la programación recién anunciada inclina la balanza hacia el cine de directores emergentes e incluso noveles. Eso siempre significa riesgo y riesgo es, al fin y al cabo, lo que se espera de un buen festival. Riesgo controlado, claro. De alguno de esos directores ya tenemos noticia como de Adán Aliaga y aquella extraña Estigmas, o del húngaro Bence Miklauzic que en 2010 participó en Punto de Encuentro. Estamos pues dispuestos a la sorpresa.

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