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Irina Shayk, en 'Hércules'.
Cine de pasarela

Cine de pasarela

Irina Shayk es la última de una larga lista de 'top models' que han probado fortuna en el séptimo arte

Óscar Bellot

Domingo, 31 de agosto 2014, 07:56

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La del cine y la de la moda son dos industrias plagadas de vasos comunicantes. Si las pasarelas más 'fashion' se llenan en ocasiones de diseños inspirados por superproducciones de Hollywood y operan como imán para algunas de sus más rutilantes estrellas, el séptimo arte se beneficia en muchos otros casos de todo cuanto se cuece sobre las pasarelas. Y no sólo porque en ellas halla la meca del cine fuente de inspiración para cintas como 'El diablo viste de Prada' (David Frankel, 2006) o 'Coco, de la rebeldía a la leyenda de Chanel' (Anne Fontaine, 2009), sino por las musas que, de cuando en cuando, toma prestadas de los realizadores más reputados. La última, la rusa Irina Shayk, que, por primera vez, ha cambiado los sugerentes vestidos con que deja extasiado al respetable en cada una de sus apariciones por la más modesta aunque no menos sensual ropa con que aparece ataviada en el papel de Megara, la primera esposa de Hércules, a la que pone rostro en la película protagonizada por Dwayne 'The Rock' Johnson y que llegará a la cartelera española el próximo viernes.

De momento, no parece que la novia de Cristiano Ronaldo tenga planes de labrarse una carrera en este ámbito. Su aparición en el filme de Brett Ratner, basado en una novela gráfica de Alan Moore, no deja de ser un coqueteo, una manera de probar fortuna en un campo distinto al que hasta ahora le ha proporcionado la fama. Pero sobre cualquier decisión en sentido contrario que pueda tomar en el futuro podría pesar la larga retahíla de 'tops' que la han precedido en aventuras de este tipo, unas con mucha mayor fortuna que otras.

Éxitos

Comenzando por las primeras, hay que citar a dos ganadoras del Oscar. La estadounidense Halle Berry y la sudafricana Charlize Theron pueden jactarse de haber dejado atrás una celebrada carrera sobre las pasarelas para disfrutar de una no menos aplaudida trayectoria cinematográfica.

Antigua Miss USA adolescente y finalista en el concurso de Miss Mundo, Berry saltó al cine a comienzos de los años noventa con largometrajes como 'Fiebre salvaje' (Spike Lee, 1991) o 'El último boy scout' (Tony Scott, 1991). Su deslumbrante físico atrajó el interés de numerosos directores, pero algunos no tardaron en descubrir el talento que cobijaban sus vertiginosas curvas. Hasta que llegó la saga 'X-Men' y su papel de Tormenta la convirtió en una estrella. Un status que alcanzó nuevas cotas cuando Marc Forster decidió confiarle el rol de una atormentada mujer afroamericana que ha de sacar adelante a su hijo mientras la justicia ajusta cuentas con su marido y que encuentra consuelo en los brazos de un xenófobo carcelero devorado por sus propios demonios. Un papel, el de 'Monster's ball', que le sirvió para convertirse en la primera mujer de color que lograba el Oscar a la mejor actriz. Desde entonces, la carrera de Halle Berry parece haber perdido algo de fuelle, algo que la intérprete trata de enmendar con la serie 'Extant'.

No menos barreras que la estadounidense ha tenido que sortear Charlize Theron. Marcada por la muerte de su padre a manos de su madre, a la que maltrataba, la sudafricana decidió abrirse camino fuera del país que la vio nacer. Su escultural figura no tardó en convertirla objeto de deseo de diseñadores y marcas publicitarias. Se erigió en habitual de las más cotizadas pasarelas y dejó sin habla a los hombres de medio mundo con un anuncio de Martini. Llegó entonces la llamada del cine, primero con pequeños papeles. Woody Allen fue uno de los más rápidos en otear su talento. Se aprovechó de su experiencia como modelo para 'Celebrity' (1998) y volvió a reclutarla tres años más tarde para 'La maldición del escorpión de Jade'.

Único rostro femenino en la constelación de 'mega ladrones' que hacían las delicias de los amantes de los coches y la adrenalina en 'The Italian Job' (F. Gary Gray, 2003), apartó de un manotazo cualquier veleidad de seguir dándole papeles de 'chica florero' al asumir el reto de interpretar a Aileen Wuornos, la prostituta lesbiana a la que ponía rostro en 'Monster' (Patty Jenkins, 2004). El cisne se convirtió por una vez en patito feo, en una de las más impresionantes mutaciones físicas que se recuerdan, y la Academia de Hollywood recompensó adecuadamente tamaño milagro entregándole un merecidísimo Oscar. Desde entonces, conjuga proyectos comprometidos como 'En tierra de hombres' (Niki Caro, 2005) con filmes más relajados como 'Young Adult' (Jason Reitman, 2011) o 'Mil maneras de morder el polvo' (Seth MacFarlane, 2014).

Y aunque sin estatuilla, otra antigua modelo puede presumir de una notable carrera cinematográfica. Antiguo maniquí de Calvin Klein o Levi's, Cameron Diaz se encumbró compartiendo créditos con Jim Carrey en 'La máscara' (Chuck Russell, 1994). Fue el inicio de un romance con el público que ha acabado convirtiéndola en una de las grandes reinas de la comedia merced a títulos como 'La boda de mi mejor amigo' (P. J. Hogan, 1997), 'Algo pasa con Mary' (Bobby y Peter Farrelly, 1998) o la más reciente 'Sex Tape: Algo pasa en la nube' (Jake Kasdan, 2014).

Fiascos

El reverso de la moneda lo ofrecen algunas de las más cotizadas 'top models' de los años noventa. Claudia Schiffer, Cindy Crawford, Elle Macpherson Todas ellas se pusieron en alguna ocasión delante de las cámaras cinematográficas. Y todas ellas salieron escaldadas. La alemana probó como instructora de aerobic de un Macauley Culkin por entonces en la cima de su popularidad en 'Niño rico' (Donald Petrie, 1994), para continuar a las órdenes de Abel Ferrara en 'The blackout' (1997) y cerrar, por el momento, con una pequeña aparición en 'Love Actually' (Richard Curtis, 2003) su periplo por el séptimo arte.

Aún más contundente fue el fracaso de Cindy Crawford. La modelo de Illinois apostó fuerte con 'Caza legal' (Andrew Sipes, 1995), donde interpretaba a una abogada convertida en objetivo de un grupo de exagentes de la KGB reconvetidos en ladrones. Ni la escena cargada de tensión sexual que protagonizaba con William Baldwin logró evitar el fiasco de una cinta que pasó sin pena ni gloria por la cartelera. Tal fue el tortazo que desde entonces sólo se ha dejado ver en alguna serie de televisión.

La pequeña pantalla sedujo también a la australiana Elle Macpherson, quien dejaba sin habla al donjuán de Joey Tribbiani tras convertirse por breve espacio de tiempo en su compañera de piso en 'Friends'. El rol de Janine Lecroix le iba como anillo al dedo, pero no se puede decir lo mismo de otros que le cayeron en suerte en el mundo del cine. Ni 'Sirenas' (John Duigan, 1993) ni 'El amor tiene dos caras' (Barbra Streisand, 1996) ni mucho menos 'Batman y Robin' (Joel Schumacher, 1997) le depararon los elogios anhelados. En los últimos años, ya ni siquiera lo ha intentado.

Rosie Huntington-Whiteley ('Transformers: El lado oscuro de la luna'), Angie Everhart ('El último gran héroe'), Brooklyn Decker ('Battleship'), Estella Warren ('El planeta de los simios') La lista de quienes han tratado de dar el salto con éxito es interminable. Algunas, como Huntington-Whiteley, aún confían en consolidarse. Otras, como Rebecca Romijn ('X-Men') u Olga Kurylenko ('Quantum of Solace') lo han logrado. Pero la posibilidad de despeñarse sigue presente. Y es que para triunfar en el cine no basta únicamente con un cuerpo bonito, aunque algunos piensen lo contrario.

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