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Carmen Posadas, en el Patio Herreriano.
Carmen Posadas: «El siglo XVIII es el de las mujeres»

Carmen Posadas: «El siglo XVIII es el de las mujeres»

La novelista habló de ‘La hija de Cayetana’ en el Aula de Cultura celebrada en el Patio Herreriano

Victoria M. Niño

Miércoles, 21 de diciembre 2016, 14:00

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A pesar del frío fuera, caldeó pronto la sala con su suave acento de «sudaca», de uruguaya nacionalizada española. Carmen Posadas habló de su última novela, La hija de Cayetana, en una nueva sesión del Aula de Cultura de El Norte de Castilla, con el patrocinio de CaixaBank y la bodega Emina, y la colaboración de la Junta.

Esta escritora que comenzó a vaciar en su diario el desconsuelo de la «fealdad» infantil se ha sobrepuesto a su «timidez» gracias al contacto con el público, a la promoción obligada de su trabajo. Ayer trasladó al público más que a la novela, al taller en el que la cosió siguiendo el consejo de Boswell, atender tanto a la Historia mayúscula como a las pequeñas anécdotas que la acercan. Por eso apareció la patente de la dentadura postiza, la ludopatía de Lord Sandwich o la relación de las damas dieciochescas con el cortejo. Todo con su sonrisa media, porque le gusta mucho estar en Valladolid «donde tengo buenos viejos amigos».

La hija de Cayetana es la historia de María de la Luz, una pequeña esclava negra que le regalan a la Duquesa de Alba del XVIII, la supuesta modelo de las majas de Goya. Tanto cariño la provocó, que acabó prohijándola. La madre biológica, la adoptiva, la corte de Carlos IV y María Luisa de Parma, «enemiga de la Duquesa», las intrigas de Godoy, se enmarañan con el fenómeno del esclavismo de fondo.

Duquesas y majas

«Comencé esta novela tras la traumática experiencia de tener que tirar la anterior, dos años de trabajo a la basura. Estaba trabajando sobre María Bonaparte, la discípula de Freud que le salva de los nazis. Pero había algo que no acababa de cuadrar. Me di cuenta de que había elegido el punto de vista de la mujer después de haber leído tanto sobre Freud y estar convencida de que era un charlatán. Así que lo abandoné y eso me dejó muy frágil. Entonces una amiga me comentó lo de la hija negra de Cayetana y empecé a investigar esa historia increíble», explicó Posadas ya transmutada en salonniere del XVIII. «Eran mujeres cultas, de clase alta, que se carteaban con reyes y ministros, intelectuales, que opinaban en esos salones y se las tenía en cuenta. El siglo XVIII es el de las mujeres. De hecho en Francia el primer estallido antes de la Revolución Francesa es de las madres que no tenían nada para dar de comer a sus hijos y marcharon hacia el palacio real». España tenía como modelo a Francia, pero era otra cosa. «Como reacción a la Ilustración, surge el fenómeno contrario, el majismo. Yla Duquesa del XVIII, como la del XX, son mujeres arquetípicas de la maja. Ambas tienen en común el haber sido hijas únicas, se criaron prácticamente solas, y en el caso de la Cayetana del libro, se sentía feliz con los gitanillos de la calle, en las verbenas disfrazada de manola». A esa mujer que no podía tener hijos le regalan la «esclavita», esa que como anunciaba Cervantes en el XVII, pertenecía al «10% o 15% de la población sevillana que era de color. Aunque es un fenómeno curioso porque no dejó huella a pesar de ser tan numero el número, que hace de Sevilla el damero de Europa, según Cervantes». De una novela histórica, lo que más le gusta a Posadas es «la investigación, la documentación. Aunque después de leer mucho, después de aprender debes desaprender, para que solo quede el perfume, el color. No quiero aburrir al lector con datos. Pero como no me gustan las milongas, tampoco quiero yo contarlas al lector. Intento que lo que sea histórico tenga rigor». YCarmen ejemplifica el poder de la literatura sobre la verdad en el caso de Alejandro Dumas. «En Los tres mosqueteros pinta a un Richelieu maquiavélico, asesino, cuando en realidad él no fue así. Pero es lo que nos ha quedado a todos en nuestra memoria». Bordeó al máximo la trama para no destripar al personaje del marido de Cayetana, ni a Pepita Tudó amante de Godoy, aunque en Goya, y a petición de la audiencia, hubo de detenerse. «Goya deja bastantes pistas en sus obras para hacernos creer que hubo rollo. De hecho ella se retira una temporada a su palacio de Doñana y le invita. Allí hace dibujos de ella durmiendo la siesta y otros que prueban ese acceso a la vida privada. Pero prefiero no decir más», dijo la autora que dirige una Escuela de Comunicación eficaz.

Autora de ensayos como Por el ojo de la cerradura, A la sombra de Lilith o La hernia de Viriato, premio Planeta y reconocida novelista, Carmen Posadas sin embargo prefiere el cuento, el reto de crear rápido y resolver, «pero en España no se reconoce»,

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