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«La sociedad ha sabido estar a más altura que sus políticos»

«La sociedad ha sabido estar a más altura que sus políticos»

Julia Navarro presentó en el Aula de Cultura su nueva novela, ‘Historia de un canalla’

SAMUEL REGUEIRA

Viernes, 15 de abril 2016, 11:45

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La escritora superventas Julia Navarro protagonizó ayer un nuevo encuentro del Aula de Cultura de El Norte de Castilla, que se desarrolló en el salón de actos de Cajamar al hilo de la presentación de su nueva novela, Historia de un canalla. La autora explicó que este trabajo suponía una invitación a la reflexión del lector sobre nuestra sociedad, que en lo concerniente a la crisis «ha sabido estar a más altura que sus políticos». El auditorio quedó pronto repleto ante una conferencia presentada por el director del Aula de Cultura, Fernando Conde; patrocinada por Caixabank y que cuenta a su vez con la colaboración del Ayuntamiento de Valladolid y la Junta de Castilla y León.

Conde empezó la charla indicando que ya en 2004 había podido conocer a Navarro a partir de su debut literario, La hermandad de la Sábana Santa, que firmó tras leer una necrológica en un periódico y que le hizo lanzarse a la narrativa y dejar atrás su época como periodista de informaciones políticas. «Doce años y seis libros después, aquí nos volvemos a encontrar», apuntó, no sin antes confesar que Historia de un canalla (Plaza&Janés) le asustó «por su grosor», pero le atrapó «por su contenido».

A diferencia de los trabajos previos de la escritora, este nuevo texto intercambia el contexto histórico por los tiempos modernos. «Tenía la necesidad de intentar hacer un retrato de la sociedad de hoy», explicó Navarro; «mostrar al ciudadano más vulnerable ante el exceso de información, cuya velocidad y cantidad le impiden procesarla debidamente y analizarla desde el tiempo y la distancia suficientes con espíritu crítico».

Ante la postura tajante de Conde contra el desalmado protagonista de la novela, Thomas Spencer, la autora de Dime quién soy se vio en la necesidad de explicarle: «No creo que sea tan malo como otra gente que hay por ahí», sostuvo; «en la televisión o entre las páginas de un diario vemos continuamente a personas que le harían parecer un inocente». Como escritora, se aventuró a especular que el lector ve al antihéroe desde dentro gracias al recurso de la narración en primera persona, «creo que porque aquí he eliminado la distancia entre el personaje y el lector», valoró.

Esta dimensión contribuye a darle un nuevo matiz al protagonista, y es que se puede asistir a su interior tal y como él es, sin máscara alguna: «Todos, cuando salimos de casa, nos ponemos nuestra mejor cara; presentarnos sin ella nos haría parecer más malos de lo que en realidad somos», declaró Navarro. «Estoy convencida de que más de uno se llevaría un gran susto si pudiéramos vernos sin máscaras».

La escritora también apuntó a que ciertas dosis que explican la ruindad del personaje principal de esta novela se pueden encontrar en un trauma de su infancia, del que no quiso revelar más para no estropear una de las sorpresas que el libro esconde: «Thomas está en una huida completa hacia adelante, sus porqués se muestran en el pasado de una infancia atormentada, cuando era un niño rico y débil que no tuvo herramientas para afrontar lo que le sucedió».

Receta para un libro de éxito

«Mantener la tensión en ochocientas y pico páginas es una empresa difícil», hizo ver Conde. Por ello alabó esa pequeña trampa constante que se le hacía al lector, que espera a cada instante un pequeño episodio que redima al dudoso héroe o que le haga arrepentirse de sus actos. Para ello, Navarro también intercala pequeños pasajes en cursiva que son, en sus palabras, «la conciencia llamando a la puerta».

Sobre el grosor contundente de sus libros, reveló la autora más adelante que jamás escribe marcándose la paginación; a raíz de un accidente informático, nunca sabe ni quiere saber cuánto lleva avanzado de una novela: «Termina cuando tiene que terminar, y punto». También habló de su proceso creativo: «Tengo una idea que puedo estar madurando o germinando durante meses, y no es hasta que la tengo del todo clara que enciendo el ordenador y comienzo a teclear».

A lo largo de su hora y media de charla, Navarro aprovechó para señalar todos los dardos que Historia de un canalla lanza contra la diana del sistema: agencias de comunicación, casta política, el mundo de los negocios «Todos ellos, íntimamente relacionados con la prostitución de lujo», sentenció. Conde no pudo resistirse a citar la definición que la novela hace de España, «país dividido por la mitad donde nadie escucha, las posiciones consisten en llevar la contraria al adversario en lugar de pararse a pensar y sacar conclusiones propias». La autora lo refrendó: «Me deja atónita que la gente siga votando a Alí Babá y los 40 ladrones».

Con todo, Navarro no quiso despedirse sin dar pequeñas pinceladas de esperanza para los periodistas; «cada información que publican a diario tiene un alto coste para ellos»; y también para la sociedad en su conjunto, que «tiene que estar satisfecha de la respuesta que ha dado en su conjunto ante la crisis económica, hemos estado a bastante más altura que los políticos».

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