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Javier Bergia y Begoña Olavide, posan con la guitarra y el salterio.
Versos que se hicieron pentagramas

Versos que se hicieron pentagramas

Javier Bergia y Begoña Olavide interpretan poemas de la literatura española a los que pondrán música hoy en el Aula de Cultura de El Norte y CaixaBank

Victoria M. Niño

Lunes, 16 de noviembre 2015, 08:19

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Si un músico lee poemas, acaba viendo pentagramas en vez de versos. Durante años Begoña Olavide, cantante e intérprete del salterio, hizo una colección de poemas clásicos españoles que le sonaban. Les fue poniendo música y buscó un aliado, su amigo Javier Bergia. Aquello cristalizó en el disco De un tiempo a esta parte que hoy las 20 h. presentan en el Aula de Cultura de El Norte, patrocinada por CaixaBank, en la Iglesia de las Francesas.

Músicos de dilatada experiencia, se conocían desde los setenta «cuando Begoña estudiaba flauta barroca», dice Javier. La condición exploradora de ambos les llevó por caminos distintos y fue Calderón de la Barca el que pulsó el resorte del reencuentro. «El poema La vida y la muerte me llevó de nuevo a Javier. No nos veíamos desde hacía veinte años pero necesité saber su opinión sobre la música que había compuesto», explica Begoña.

Begoña Olavide dejó la flauta por el salterio, de nuevo un recodo musical inexplorado. «Hace 25 años que comencé a tocarlo, entonces era un instrumento perdido, nadie lo tocaba. El luthier Carlos Paniagua inició una larga labor de investigación a partir de documentos y representaciones en los pórticos de la iglesias de este instrumento medieval. Tampoco había ninguno conservado en España, aunque tiene primos hermanos en todos los países. A partir de ahí busqué una técnica y después de cinco salterios, ahora toco el mejor, el que me ha llevado a escribir esta música». El suyo sigue el modelo recogido en el Cancioneiro de Ajuda, un códice portugués del siglo XII.

El tiempo, referencia común

Javier Bergia es cantautor, también ha compuesto muchas sintonías para televisión, ha sido músico de banda con Ismael Serrano y colaborador de Radio Nacional de España. Ahora se ha borrado de casi todo, para centrarse en lo que quiere, el proyecto con Olavide.

«La selección de poemas es el resultado de años. Son poemas que me resultaban sugerentes musicalmente. Luego intenté que fuera un recorrido histórico, por eso comenzamos con Berceo, después Calderón, Quevedo... En muchos de ellos hay una referencia al tiempo, es el tema recurrente junto a la vida y la muerte», cuenta Begoña, quien volvió a los poetas españoles después de siete años trabajando con los poetas árabes en Marruecos.

Especialista en música antigua hizo seis discos y cantó varios lustros con el Hespèrion XXI, de Jordi Savall, en sus partituras se alternan la Begoña que se traslada al medievo para componer sobre Berceo con los ecos de la música de reinado de Alfonso X, con la que escribe sobre Calderón de la Barca en el siglo XXI. «La canción del poema de Berceo tiene relación con la tradición oral de su momento, sin embargo a Calderón me apetecía sacarle de su siglo y traerle hacia nuestro tiempo. El texto de los poemas me marca los colores, el sonido. Las palabras te llevan».

Eligió para este viaje a Javier Bergia, con quien se entiende sin hablar. «Así está la mitad del trabajo hecho». También él reconoce que el entendimiento ayuda en la ardua labor de creación a cuatro manos. «Hemos hecho mucha autocrítica y ejercicio de humildad. Cuando la solución que daba uno era mejor que la del otro, había que ceder», puntualiza Javier. «Pero sobre todo hay mucho oficio, los dos tenemos una larga experiencia».

Sello propio

Hace tiempo que saldó sus diferencias con la industria discográfica montando su propio sello, Tagomago. En él han publicado De un tiempo a esta parte. A los poetas citados, les sigue Quevedo, Emilia Pardo Bazán, Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado, Luis Cernuda, Carmen Martín Gaite, Miguel Hernández o Ignacio Elguero. También hay textos firmados por los intérpretes como Pétalos, Una de lluvia en do menor, Delirio y Cocinando. Mañana los darán vida los dos músicos, en una versión acústica del gran elenco musical que les acompañó en la grabación. En el disco suenan también los vientos de Javier Paxariño, Kepa Junquera (acordeón), Josete Ordóñez (guitarra), Pedro Estevan (percusión) Ramiro Amusategui (laúd), Milena Martínez (violín) Luis Delgado y Bernardo Souvirón.

Muchos de estos músicos son amigos desde los ochenta, «cuando coincidimos en Madrid. Yo venía del folk, pero cada uno de un mundo. El común denominador era el intento por fusionar, por explorar corrientes tímbricas del mundo y unirlas con la nueva tecnología, que ya comenzaba entonces». De hecho una discográfica inglesa le está obligando a Bergia al revival de sus composiciones ochenteras «para puestas de sol, era música de ambiente, electrónica, en la onda de Brian Eno. Ahora se están reeditando piezas de balearic en Reino Unido y Japón».

Ha vivido momentos en los que los medios de comunicación y en la industria de la música había sitio para todos y el presente «en el que no hay espacio para artistas independientes. Es vergonzoso cómo solo se hacen eco de productos insustanciales». Javier Bergia celebra la supervivencia de músicos de calidad «porque vivimos en un estado de crisis permanente».

Ha aparcado todo desde 2014 para dedicarse a cantar este disco por los escenarios y seguir buscando. «A veces lo que pasa conviene», cita Bergia el refrán cubano. Y la búsqueda actual le ha sumergido en el cancionero burlesco, en los poemas del XVII que versificaron sus cuitas desde el prisma del humor. «Estoy descubriendo el vasto legado poético que nos habla del ayer, del presente y, a no ser que cambie mucho la cosa, del futuro también». Los dos autores con los que anda son Quevedo y Baltasar del Alcázar. La selección humorística tendrá también su lectura musical que será recogida en otro disco sobre el que trabajan ya. «En esta ocasión el proceso ha sido al revés, Javier es el que lee y el que propone», aclara Begoña. Estos dos discos incluyen los textos en español y en inglés, pero «personalmente huyo del disco-libro. He participado al menos en seis con Savall. Para mí lo importante de la música es escucharla y lo interesante de los libros, leerlos», dice la salterista.

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