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Miércoles, 22 de noviembre 2017, 19:52
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Pintar es para él una «necesidad, una forma de ser y de existir, un camino, algo imperativo». Miguel Ángel Villarino ha ganado el 32º Premio BMW de Pintura con una obra de su última serie, ‘Trabajos y afanes del vagamundo’, llamada ‘Del camino y los laberintos’. Zamorano de Morales del Rey se siente en una fase de vuelta a ser niño, «esa mirada inocente que propone Nietzsche en el tercer estado».
Villarino trabaja este año con ese espíritu, el envés de «una época de crisis, no solo económica, que produce cansancio y rareza. Por eso el premio es un acicate para volver a la batalla. Profesional, por la importancia de los miembros del jurado, y económico, por la dotación». Aunque reconoce que él no se puede quejar, «nadie me obligó a coger los pinceles y he vivido de esto siempre», sí siente que la crisis ha hecho mella en el arte. «Tan solo las empresas privadas patrocinan o compran, las instituciones ahora no. Necesitamos una ley de mecenazgo, como la hay en otros países, que permita la inversión privada».
Formato grande
Trabaja indistintamente en acrílico, «cuando quiero pintar rápido», y al óleo, «cuando estoy con algo que quiero hacer más despacio», lo que es una constante es el formato grande, «de 150 o 180 cm».
Afincado en Madrid, no ha perdido sus raíces zamoranas. «Es una pena que Castilla y León se esté despoblando. Hay unos proyectos artísticos para mi pueblo que comenzaron el pasado verano, con cuatro exposiciones que tendrán continuidad». Sus anteriores series son ‘Alicia y el caballero’, ‘La casa de Asterión’, ‘El sueño del caballero’ y ‘Ubi libertas-Ibi Patria’. Villarino fue becado por la Academia Española de Bellas Artes de Roma, «ese es uno de los momentos de cambio en mi obra. Cada etapa tiene un reflejo artístico». También fundó la galería Estación Central. Como docente ha trabajado sobre todo en el campo del grabado que le ha llevado a impartido talleres en Italia, Alemania, Francia y Portugal, así como en la Fundación CIEC, Centro Andaluz de Arte Seriado o Instituto Cervantes de Tánger. Fue asimismo director del Centro Español de Arte Gráfico. Ha realizado exposiciones individuales en diversas ciudades españolas, así como en Costa Rica, Shanghai, Nueva York o Ginebra, y ha participado en casi un centenar de colectivas, incluyendo varias ediciones de ARCO y muestras en galerías y museos de Bolivia, Chile, Buenos Aires, Eslovenia, Colombia, Ecuador, Jordania, etc. Ha obtenido, entre otros, el Premio de Grabado María de Salamanca, del Museo del Grabado Español (1995), el Premio Extraordinario Reina Sofía (2001) o el Premio de Pintura Focus-Abengoa (2006). Tiene obra en el Reina Sofía, el Museo del Grabado Español Contemporáneo, el Museo de Arte Contemporáneo de Madrid o la Fundación BBVA.
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