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Visitantes en una de las salas del Palacio de Villena. G. Villamil
La exposición sobre el Alonso Berruguete más pagano se despide tras atraer a 34.000 visitantes

La exposición sobre el Alonso Berruguete más pagano se despide tras atraer a 34.000 visitantes

La National Gallery de Washington acogerá en 2019 una gran exposición sobre el artista palentino, y el Museo Nacional de Escultura prestará buena parte de su obra

JESÚS BOMBÍN

Domingo, 5 de noviembre 2017, 17:58

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Cuatro meses ha durado la exposición del Palacio de Villena que explora la vertiente creativa más pagana de Alonso Berruguete (Paredes de Nava, 1490-Toledo, 1561) con un discurso artístico enhebrado en torno a ochenta esculturas, pinturas, relieves, libros, objetos y documentos en los que se reconoce la influencia clásica en el artista palentino.

‘Hijo de Laocoonte. Alonso Berruguete y la Antigüedad pagana’ es el título de esta propuesta cultural que ha sido visitada por 34.000 personas desde su inauguración el 5 de julio. «El balance es absolutamente favorable», sostiene María Bolaños, directora del Museo Nacional de Escultura, situando esta muestra como la segunda de las temporales más vista después de ‘Lo sagrado hecho real’, que en 2010 reunió obras de artistas españoles de los siglos XVII y XVIII y que después sorprendería a crítica y público cuando fue exhibida en Londres y Washington.

Precisamente a la capital estadounidense viajará buena parte de la obra de Alonso Berruguete, figura de referencia del Museo Nacional de Escultura por la calidad y la amplitud de su obra. Será en la National Gallery de esta ciudad donde en 2019 se celebre una gran exposición que dará relieve internacional a su repertorio escultórico y en la que el museo vallisoletano tendrá un papel notable en el préstamo de piezas. Fue de Italia de donde el escultor, arquitecto, pintor y dibujante se trajo una maleta creativa cargada de influencias fruto del contacto con la obra de Miguel Ángel, Tiziano, Sansovino, Antonio Lombardo y otros artistas. Este influjo se ha podido apreciar en el Palacio de Villena, que este domingo echó el cierre a una cita expositiva que María Bolaños resume como «un éxito desde el punto de vista de los visitantes que ha atraído, pero en esa valoración daría mucha importancia a un dato que no es de cantidad, sino de calidad, y es que hay gente que ha acudido a verla hasta en dos y tres ocasiones, y eso es importante a la hora de detectar cómo ha sido apreciada o degustada», apunta.

Levantada en torno a piezas cedidas por iglesias y museos de Castilla y León, El Prado, el Museo Arqueológico Nacional, la Biblioteca Nacional y la galería Uffizi de Florencia, entre otras entidades, otro hecho destacable, a su parecer, es que se ha conseguido atraer a conservadores y especialistas de museos extranjeros, un aspecto «significativo» de lo que ha supuesto como aportación al conocimiento de la cultura española en general y de Alonso Berruguete en particular. «Teniendo en cuenta que se trata de un escultor –una disciplina que suele granjear menos celebridad que la pintura–, y que Alonso Berruguete es una figura muy vinculada al museo pero no suficientemente conocida en el ámbito internacional, es de destacar el eco alcanzado más allá del ámbito local».

Que se haya colgado el cartel de ‘completo’ en las visitas guiadas de los fines de semana, y se hayan ampliado las que se organizan a diario para dar cabida a visitantes que se quedaban sin plaza son otro dato que el museo remarca. La clave de esta acogida entre el público reside, en opinión de María Bolaños, en «no repetir el discurso ya sabido de Alonso Berruguete, sino abrir un campo nuevo y ofrecer una mirada original sobre algo que queremos conocer; la muestra ha ofrecido la oportunidad de profundizar en su obra pero también de conocer otra cara de un artista empapado del Renacimiento en su diálogo con el mundo clásico y los mitos».

Añade también que esta propuesta artística ha servido para reforzar la colección permanente del Museo Nacional de Escultura en la medida en que el creador palentino es uno de los pilares de su catálogo artístico. «Este discurso expositivo en torno a Alonso Berruguete ha servido para que su nombre empiece a ser más familiar, que es lo que merece por época, originalidad y diferenciación un creador que en la escultura europea no tiene equivalentes, es absolutamente singular».

Considera María Bolaños que en el mundo de las exposiciones es preciso salirse de los moldes convencionales. «Frente a una cierta tendencia a repetir esquemas muy usados, donde lo que se ha dicho una vez se vuelve a repetir de nuevo –algo que se ve mucho en las exposiciones de arte clásico– hay que hacer propuestas muy diferenciadas», reflexiona. «Hay que trabajar, investigar y estudiar para mirar el pasado desde el punto de vista de los intereses del presente, revelando aspectos escondidos, nuevos, buscando en definitiva traer el arte del pasado a los intereses intelectuales y la curiosidad del presente».

Una parte del repertorio escultórico más pagano e italianizante de Alonso Berrugute se despide del Palacio de Villena para volver a la colección en el Colegio de San Gregorio, donde convivirá con las piezas más señeras del catálogo del artista que en 2019 emprenderán viaje a Washington.

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