Tres relaciones distintas entre columnismo y literatura

Estaban convocados a una mesa redonda bajo el título La literatura de diario pero no todos se sienten literatos de periódico. Los columnistas Rosa Belmonte, Jorge Bustos y Ricardo F. Colmenero clausuraron el congreso Valladolid, capital del columnismo, con un debate sobre la relación entre periodismo y literatura, tema eterno entre el oficio y el arte.

Rosa Belmonte escribe una sección diaria en los periódicos del grupo Vocento, entre ellos en El Norte de Castilla, titulada En diagonal. En 945 caracteres debe sintetizar su parecer sobre la actualidad. «No me gusta esto de la literatura, me siento pequeñita al lado de esa palabra. Es verdad que los referentes acaban siendo literarios, Pla o Azorín por ejemplo, no juntaletras. Creo que hay mucha imitación, hay columnas muy literarias que me daría vergüenza firmar. No es que no lo pudiera hacer, es que no quiero escribir así». Esta murciana que comenzó escribiendo opinión, luego hizo información y ahora ambas cosas, siente que «nunca se llega a la información sin apellidos, en realidad incluso en lo que no lo parece hay opinión. Yo quiero que se note, me parece más honesto». Le gusta el tamaño conciso de su columna, «aunque aveces tienes que dar muchas cosas por sabidas y quizá no se entiende. Pero este gusto por la brevedad tiene que ver con mi rechazo a la literatura que se enrolla». Escribe para periódicos regionales, habitualmente de temas de ámbito nacional. «Alguna vez, haces una cosa nacional pero el personaje, Aguirre en su día o Carmena ahora que para mí son nacionales, a redacciones como las de Bilbao o Valencia no se lo parecen».

Subgénero del ensayo

Jorge Bustos escribe en El Mundo y se identifica sin problema con la aspiración literaria. «Creo que la columna es un género, no soy partidario de las que se dedican a la información. Me siento cómodo en la columna española que tiene su tradición en Larra, Umbral y así a hasta nuestros días. Es un tipo de columna que además de una idea política, comporta un gusto literario, que cuida la expresión como un tesoro. Nada que ver con la tendencia anglosajona, en la que alguna escuela pide desterrar el adjetivo de la columna periodística. Creo que hay que fomentar una expresión rica».

Bustos es consciente de que es esa forma de escribir lo que le hizo llegar a El Mundo. «Otra cosas es que hay mucha imitación, demasiado abalorio barato, columnas de sonajero. Hay que tener cuidado con la quincallería. Si tienes una idea y la sabes expresar con elegancia siempre es un valor». Bustos reclama para el ensayo y el columnismo su hueco como subgénero en la literatura. «La gente identifica la literatura con la novela y el gran escritor del siglo XX español es Ortega y Gasset, ensayista y columnista»

Por su parte, Ricardo F. Colmenero, de la redacción de El Mundo en Baleares, lleva dos años firmando columnas. «Llevaba diez años haciendo información y me dio envidia gente como Gistau, Jabois o Tallón, gallegos como yo. Cuando los leía oía el habla de mi infancia, de mi familia, de mis raíces. Me nació la necesidad de probar si era capaz de hacer algo tan bonito como ellos, esas piezas literarias, de mirar para adentro». Lleva dos años mezclando su vida personal con la actualidad. «Creo que eso es lo que le gusta a la gente de mis columnas. Son tonterías como una casa, pero tengo presente el humor y el público disfruta. Esa era la habilidad de Camba. Empecé por imitación y sigo buscando mi voz» .