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El horno de tejas medieval durante su excavación.
Las excavaciones en Matallana ponen al descubierto un horno para cocer tejas

Las excavaciones en Matallana ponen al descubierto un horno para cocer tejas

La construcción, del siglo XIII, conserva en buen estado la caldera

el norte

Sábado, 15 de agosto 2015, 18:23

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Desde finales del mes de julio se vienen realizando excavaciones arqueológicas en la finca Coto Bajo de Matallana, en el marco de un Curso de Arqueología organizado por la Diputación Provincial de Valladolid en colaboración con el Departamento de Prehistoria y Arqueología de la UVA. En el trabajo participan, repartidos en dos turnos, estudiantes de la universidad vallisoletana así como de las de León, Autónoma de Madrid, Málaga, Cantabria, Salamanca, Santiago de Compostela y Sevilla.

Las excavaciones se han planificado en esta nueva campaña utilizando como punto de partida una cartografía geomagnética del yacimiento efectuada por el profesor H. Becker, del Instituto Geofísico de la Universidad de Munich, en la cual se aprecian perfectamente tres fosos concéntricos que circunvalan la aldea de la Edad del Cobre conocida con el nombre de El Casetón de la Era. Concretamente la intervención arqueológica de 2015 se sustancia en dos puntos del yacimiento en los que se registran importantes huellas magnéticas: un tramo del segundo foso, en cuyo relleno se han recuperado multitud de restos prehistóricos (huesos de animales, adobes, cerámicas, objetos tallados en piedra) que el C-14 data entre el 3000 y 2500 a.C., y un espacio localizado a pocos metros al Oeste del mismo, en el que la magnetización era particularmente acusada, que ha resultado ser un área alfarera de época medieval en la que se producían materiales de construcción.

Reviste gran interés la localización en este segundo sector de hoyos o testares en los que los antiguos alfareros tiraban los productos abortados, casi siempre pasados de cocción. Pero el principal descubrimiento es, sin duda, un horno destinado a la elaboración de tejas del que ha sobrevivido hasta el presente la cámara de combustión o caldera. Consiste en una fosa rectangular excavada en el substrato natural, con las paredes enlucidas con barro y tres grandes arcos que la cruzan en perpendicular con el fin de dar apoyo a un suelo perforado o parrilla. Se trata, evidentemente, del espacio que acogía la leña cuya ignición proporcionaría el calor necesario para la cocción de los productos cerámicos, dispuestos sobre la parrilla, en el interior de una segunda cámara (el laboratorio) de la que no sobrevive resto alguno..

Las características del horno y los materiales cerámicos a él asociados permiten datarlo en Época Medieval. Más en concreto, y a tenor de la gran extensión del complejo alfarero (el magnetómetro detecta más de medio centenar de estructuras semejantes que ocupan un área de 160 por 60 m), su funcionamiento debe ponerse en relación con las obras de construcción del vecino monasterio cisterciense de Santa María de Matallana, cuyas ruinas aún se pueden visitar a unos 200 m al Oeste del yacimiento. La construcción de tan magno edificio, que se extendió a lo largo de la primera mitad del siglo XIII, requirió sin duda de ingentes cantidades de ladrillos, baldosas, tejas y otros productos cerámicos cuya elaboración debió tener lugar en el taller alfarero que la presente campaña de excavaciones se esfuerza en sacar a la luz.

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