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Desde la izquierda, el pianista Iván Martín, el chelista Asier Polo y el violinista y director Gordan Nikolic, con la OSCyL.
Tres novios para la OSCyL

Tres novios para la OSCyL

Iván Martín, Asier Polo y Gordan Nikolic interpretan el ‘Triple concierto' de Beethoven en el Miguel Delibes junto a una orquesta con la que tienen una larga relación

Victoria M. Niño

Jueves, 16 de abril 2015, 17:37

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El Triple concierto de Beethoven no se programa mucho. Necesita a tres solistas que lo tengan en repertorio y agendas coincidentes con la orquesta que se atreva. La Sinfónica de Castilla y León lo interpreta esta semana con tres músicos con quienes tiene una relación desde hace tiempo, distinta en cada caso. Iván Martín es pianista residente en el Auditorio Miguel Delibes y el año pasado hizo con la OSCyLlos dos primeros conciertos de piano del compositor de Bonn, unas partituras halladas recientemente. Asier Polo, el chelista español más importante en la actualidad, debutó con orquesta con la OSCyLde Bragado. Por último, Gordan Nikolic, el violinista serbio que dirige desde el arco, ha colaborado con la sección de cuerda de la sinfónica regional y ha tocado en distintas ocasiones con ellos. Estos tres solistas, que se conocen y admiran, nunca habían tocado juntos. Esta es la ocasión con un programa monográfico de Beethoven.

El pianista canario ha pasado de marcar a la orquesta desde el teclado a aceptar un papel secundario. Se lo toma con humor y está contento de ayudar a sus compañeros de viaje. «Este concierto fue compuesto para un noble con pocas habilidades pianísticas y Beethoven escribe una primera y segunda parte sencilla para el piano. Aunque su genio audaz se dispara en un tercer movimiento difícil. Un buen músico debe saber acompañar y complementar. En este programa muestro mi faceta camerística, tras haber sido solista, y es fantástico». Silvano Coello, el ángel de la guardia de los pianos, le ha elegido el Pires «muy apropiado para este repertorio».

Del piano al chelo

Asier Polo tiene, en cambio, un papel difícil. «Aunque en el escenario no hay nada fácil, en este caso la cuerda lleva la parte más peligrosa. Para el chelo es una prueba de fuego por la tesitura, le exige agudos muy altos. Beethoven componía desde el piano, trabajaba con arpegios y escalas, propios del teclado pero que no son naturales en la cuerda, a su vez más vocal, más lírica. Es complicado mantener la afinación con tanta doble cuerda y tantos cambios». El chelista vasco afronta la obra como «un gran conjunto de cámara» y está expectante por trabajar con Nikolic. «Creo que para estas obras clásicas, con plantilla orquestal reducida, sí se puede dirigir desde el instrumento. El director es indispensable cuando el sinfonismo multiplica las plantillas, con Mahler por ejemplo». Afronta de diez a doce programas nuevos cada temporada y acaba de venir de hacer en Puerto Rico el concierto de Ginastera. En breve va a Suiza a tocar conSol Gabetta y otros seis chelistas más. Junto a ellos, Gordan Nikolic que en la primera parte será concertino y director y en la sinfonía, una sorpresa.

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