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Javier Lostalé vistió su poesía más esencial en la Fundación Montes

Javier Lostalé vistió su poesía más esencial en la Fundación Montes

El madrileño leyó ‘El pulso de las nubes’, su último libro, que gira en torno a la soledad y al amor

virginia t. fernández

Viernes, 30 de enero 2015, 22:09

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«¿Serías capaz de permanecer una noche entera junto a un cuerpo desnudo sin tocarlo?». Cuando a esta pregunta de Vicente Aleixandre, Javier Lostalé le respondió que no, el gran poeta le replicó: «Pues no sabes lo que te pierdes porque en un cuerpo desnudo se pueden beber luces». Tocado. De aquel recuerdo surgió el poema Desnudo. El poeta, periodista y crítico literario siempre ha considerado a Aleixandre uno de sus maestros. Y no pudo evitar rememorar ayer aquel momento durante el recital en torno a su último poemario, El pulso de las nubes (Pre-Textos), en la Fundación Segundo y Santiago Montes.

La envolvente voz de quien enganchó durante tanto tiempo a los oyentes de Radio Nacional de España guió a los asistentes a una cita literaria que amadrinó la también poeta Esperanza Ortega. La presentación de la escritora emocionó de veras a Lostalé, que empezó la lectura con el poema que abre el libro: Toda la vida. La interpretación de Ortega «ha iluminado aspectos a los que yo ni siquiera había llegado al escribir el poemario», reconoció el madrileño. «La vida existe pero luego existe una vida autónoma en el interior del poema», dijo. Los versos, al ser leídos, cobran existencia propia, se convierten en otros (por eso la poesía «es el género más movible», recordó citando a Gamoneda), van cambiando de significado cuando anidan en otras almas.

«Un canto a la soledad, la linterna del poeta», fue una de las definiciones que Ortega dio de El pulso de las nubes. La soledad como revulsivo dinamizador del palpitar poético: «Nunca cures el asma de tu soledad», sostiene el escritor. Solitario fue una de las composiciones que recitó como reivindicación de esa «libertad máxima, aunque sea dolorosa». En su poemario el amor es además una constante, aunque Lostalé no focalice tanto en el objeto amado como en una visión más lírica y abstracta: «A lo que se canta es a la ausencia amorosa, a su agujero y su lejanía», destacó Ortega.

Recopilatorio

Lostalé suscribió «el carácter recopilatorio» del poemario destacado por la poeta, la mirada de quien ha vivido y mira atrás recreándose en las huellas que ha dejado su caminar. «Es un libro escrito desde la altura de la edad. En el tramo final de la vida de una persona. La anécdota propia, aunque sigue existiendo porque la biografía del autor siempre de una forma u otra está presente, aquí se percibe más difuminada», contó el escritor, quien reconoce que sigue en la estela de Tormenta transparente (2010). Si aquel fue un libro de «amor en el límite, en este, aún dentro de esa línea, hay una búsqueda de lo esencial mucho mayor». Encuentra incluso el poeta en sus versos «una dimensión religiosa en cuanto a la búsqueda del principio de lo esencial».

Desveló ayer Lostalé la inminencia de su próximo poemario, Borrado, donde «alcanzará una depuración aún mayor. Lo que escriba a partir de ahora será un constante despojamiento», avanza. El escritor evoluciona hacia un «lenguaje cada vez más sintético, menos metafórico; no hay nada en el poema de floritura y de adornos, todo va a la raíz». Por ello, asegura, le resulta cada vez más difícil hablar de sus últimos poemas: «Me cuesta reconocerme en lo que escribo».

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