'Calígula', un tirano cruel y paranoico para el siglo XXI

«Todo el mundo tiene asumido que gobernar es robar y mi forma de hacerlo es de frente, sin engañar a nadie». Con esta frase de su personaje, Calígula, explica Javier Collado Goyanes, actor en un momento dulce de su carrera, la actualidad de un texto que Albert Camus escribió en un periodo histórico desquiciado, cuando el mundo no había asumido todavía la Primera Guerra Mundial y ya se preparaba para recibir la Segunda. Un momento de existencialismo casi obligado en el que el comportamiento del ser humano y la naturaleza de sus actos ponían en cuestión continuamente el sentido de su existencia y su propia naturaleza.

La sinrazón y la impotencia que sintió el autor francés cuando el mundo parecía derrumbarse sobre sus habitantes podría asemejarse a las que percibían los pobladores de un imperio romano regido por el emperador que pasó a la historia como uno de los más inhumanos y crueles. También, quizás, parece querer decir Collado, a las que sufren los españoles que padecen el paro, los desahucios y la corrupción mientras sus gobernantes compadrean con bancos y mercados financieros.

Son razones, junto a la clarividencia y la rotundidad de un texto afilado como un cuchillo, para pensar que este Calígula que este sábado, día 14, se presenta en el Teatro Zorrilla (20:30 horas con entradas entre 22 y 28 euros) es «la obra más grande del siglo XX», según explica Collado, para quien su Calígula es «el personaje más tremendo y de mayor dimensión del último siglo; un monstruo de personaje», al que define como «genocida, psicópata y sociópata».

El director de este montaje, Joaquín Vida, que ha preferido la sencillez escenográfica para potenciar el valor y la profundidad de la palabra de Camus, lo explica con exactitud. «Piensa que, si un loco puede convertir al mundo en un manicomio, es porque el sistema por el que el mundo se rige así lo permite. No habiendo, pues, remedio para la infelicidad humana dentro del sistema, hay que buscarlo fuera de él, exigiendo lo imposible», reflexiona.

Sobria escenografía

Para Collado, intérprete fijo de la serie Amar es para siempre, que le ha dado notoriedad, y protagonista de la última coproducción del Calderón, La puta enamorada, la versión de Vida es «muy fiel» al texto original, hasta el punto de que el director «ha querido centrarse en lo que propugna Camus y ha despojado la escenografía de toda pomposidad, dejando apenas tres elementos y huyendo de los grandes escenarios romanos».

El miedo, la angustia, la imposibilidad de ser feliz y la necesidad de rebelarse son temas de los que habla este Calígula que gobierna un imperio en crisis aplicando políticas económicas que pasan por encima de los ciudadanos. Habla de otra tiranía que también hoy padecemos: la tiranía del dinero.

Precisamente este montaje ha tenido que superar los daños colaterales de esas políticas y lo ha hecho constituyéndose actores un plantel de diez reconocidos intérpretes participa en la función y director en régimen de cooperativa, asumiendo entre todos los gastos de cada bolo «porque es demasiado caro para una compañía», explica Antonio Gálvez, que interpreta a Lépido sobre el escenario y fuera de él actúa de representante del grupo, que trabaja «bajo el paraguas» de la compañía Cosmoarte.

«Fuenteovejuna, todos a una. Estamos resistiendo», proclama Javier Collado que, sin embargo, sortea la crisis a fuerza de un trabajo cada vez mejor valorado y consolidado sobre las tablas después de aprovechar «el escaparate y la seguridad» que obtiene de los platós televisivos. «Me siento en la cresta de la ola», reconoce, en un año en el que actuará en tres títulos sobre el escenario.