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Phil Hogan, comisario de Agricultura y Desarrollo Rural de la UE. Reuters
Los Planes Estratégicos y la mayor apuesta ecológica, principales elementos de la futura PAC

Los Planes Estratégicos y la mayor apuesta ecológica, principales elementos de la futura PAC

El comisario Hogan ha presentado esta mañana su propuesta legislativa

S. G.

Viernes, 1 de junio 2018, 14:44

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Las filtraciones ya son historia tras dar a conocer esta misma mañana el comisario de Agricultura de la Unión Europea, Phil Hogan, su propuesta de reforma de la Política Agrícola Común (PAC), más allá de 2020.

Con algo más de 365.000 millones de euros de presupuesto, lo primero que Hogan ha querido dejar claro es que se trata de una propuesta legislativa «ambiciosa, realista y equilibrada» y que en su opinión, responde «al compromiso de la Comisión de modernizar y simplificar la política agrícola común, aportando una auténtica subsidiariedad para los Estados miembros, garantizando un sector agrícola europeo más resiliente, y elevando la ambición en materia climática y medioambiental de la política».

Sin duda alguna, una de las grandes novedades de la próxima PAC va a estar en los Planes Estratégicos que deberá diseñar cada Estado miembro y que serán aprobados por Europa. En cada plan, se definirá cómo tiene previsto cada Estado miembro cumplir los nueve objetivos económicos, medioambientales y sociales a escala de la UE, utilizando para ello tanto los pagos directos como el desarrollo rural. La Comisión aprobará cada plan para garantizar la coherencia y la protección del mercado único.

«Los pagos directos seguirán siendo una parte fundamental de la política, garantizando la estabilidad y la previsibilidad para los agricultores», dicen desde la Comisión y se dará prioridad al apoyo a las pequeñas y medianas explotaciones, que constituyen la mayoría del sector agrícola de la UE, y a la ayuda a los jóvenes agricultores. La Comisión mantiene su compromiso de lograr una distribución más equitativa de los pagos directos entre los Estados miembros a través de la convergencia externa.

Finalmente, el denominado 'capping', o techo en las ayudas directas, podrá oscilar entre los 60.000 y 100.000 euros, algo que definirá cada Estado. Los costes laborales se tendrán plenamente en cuenta y el fin perseguido es «garantizar una distribución más equitativa de los pagos».

Las pequeñas y medianas explotaciones recibirán un nivel más elevado de ayuda por hectárea y los países tendrán que reservar como mínimo el 2% de su asignación para pagos directos y dedicar el importe así obtenido a ayudar al establecimiento de los jóvenes agricultores. Este apoyo se complementará mediante ayudas financieras para el desarrollo rural y distintas medidas para facilitar el acceso a la tierra y las transferencias de tierras.

Ambición climática

Hogan dejó clara en su comparecencia que las ambiciones en materia de medio ambiente y acción por el clima serán «más elevadas», precisó que «todos los fondos van a estar sometidos a la condicionalidad» y así, los pagos directos estarán condicionados al cumplimiento de unos requisitos reforzados en materia de medio ambiente y clima; cada Estado miembro tendrá que ofrecer regímenes ecológicos para ayudar a los agricultores a ir más allá de los requisitos obligatorios, financiando tales regímenes con un porcentaje de sus asignaciones nacionales para pagos directos y al menos el 30% de cada asignación nacional para desarrollo rural se dedicará a medidas medioambientales y climáticas.

Se espera que el 40% del presupuesto total de la PAC contribuya a la acción por el clima y además de la posibilidad de transferir el 15% entre pilares, los Estados miembros tendrán también la de transferir un 15% adicional del pilar 1 al pilar 2 para el gasto en medidas sobre el clima y el medio ambiente (sin cofinanciación nacional).

La modernización vendrá a través de varios elementos: un presupuesto de 10.000 millones procedentes del programa de investigación de la UE Horizonte Europa reservados para proyectos de investigación e innovación en la alimentación, la agricultura, el desarrollo rural y la bioeconomía; el fomento del uso por los Estados miembros de los macrodatos y de las nuevas tecnologías con fines de control y seguimiento (por ejemplo, la verificación mediante datos por satélite de las dimensiones de las explotaciones a efectos de las solicitudes de pago directo), reduciéndose así significativamente la necesidad de efectuar controles sobre el terreno; la aceleración del proceso de digitalización de la vida rural, por ejemplo mediante la expansión del acceso a la banda ancha en las regiones rurales, mejorando así la calidad de vida en estas regiones y contribuyendo en mayor medida a mejorar la competitividad de la producción agrícola europea.

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