Representantes municipales de Cuéllar y Aguilafuente, de la Diputación y de la Fundación Las Edades del Hombre, visitan ayer las bulas de San Esteban, en Cuéllar. Mónica Rico

Un estudio amplía la cifra de las bulas de San Esteban y su arco cronológico

Fermín de los Reyes recoge los hallazgos que inspiran la exposición de Las Edades en Cuéllar

mónica rico

Cuéllar

Jueves, 10 de agosto 2017, 12:27

Las bulas descubiertas en el regazo del cadáver de Isabel de Zuazo, localizado a su vez en los enterramientos de la iglesia de San Esteban de Cuéllar durante su restauración, son el tema central del libro ‘La imprenta y el más allá: las bulas de San Esteban de Cuéllar’, del experto en bibliografía y doctor en Filología Hispánica, Fermín de los Reyes. El autor analiza estos documentos, parte de los cuales se pueden ver en el propio templo dentro de ‘Reconciliare’, la exposición de Las Edades del Hombre que alberga la villa cuellarana.

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La investigación llevada a cabo sobre las bulas existentes, incluso los pequeños fragmentos, han fructificado en un hallazgo: La cifra inicial de 57 documentos pasa a 66. También se amplía el tiempo en el que se tomaron las bulas, pues inicialmente se había planteado que correspondían al periodo situado entre 1484 y 1539, mientras que, a raíz del trabajo desarrollado por Fermín de los Reyes, se ha descubierto la existencia de bulas hasta 1544, fecha de la muerte de Isabel de Zuazo.

Estudio de los fragmentos

Durante la presentación del libro, que tuvo lugar ayer en la sala cultural Alfonsa de la Torre de Cuéllar, el experto detalló que esta ampliación del arco cronológico obedece al estudio pormenorizado de algunos de los fragmentos. Uno de ellos incluía acontecimientos históricos de los ataques de Barbarroja a las costas catalanas y valencianas, lo que data de octubre de 1543, tras lo que el Papa concedió una nueva bula de cruzada, por lo que ésta se fecha en 1544. El autor señaló que la vida de Isabel de Zuazo estaba datada hasta ese año, así pues parecía extraño que en los últimos años de su vida, una persona tan piadosa y temerosa de Dios hubiera dejado de tomar bulas en 1539, tal y como se creía a raíz de los primeros estudios.

De los Reyes estuvo acompañado en la presentación por la concejala de Cultura de Cuéllar, Sonia Martín, quien ha sido la autora de la portada y contraportada del libro; la diputada de Cultura, Sara Dueñas, en representación de la Corporación provincial, que colabora con la publicación; y el secretario de la Fundación Las Edades del Hombre, Gonzalo Jiménez, que recordó que el contexto histórico de esta edición de la exposición son estas bulas.

En el acto de la presentación del libro, el autor relató cómo supo del descubrimiento de las bulas por la prensa, lo que le llamó la atención. Contactó con la Fundación del Patrimonio Histórico y, tras la publicación de la monografía, se dio cuenta de que faltaba un estudio de las bulas como producto de la imprenta. Ahí comenzó su análisis de los documentos, doce incunables únicos y algunos desconocidos.

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Unos fondos excepcionales

El autor viajó a Simancas para ver las bulas ‘in situ’. Luego hizo varias consultas físicas en el Museo de Segovia, lo que demuestra la pasión que ha puesto en esta publicación, que en principio iba a ser un pequeño monográfico. La concesión a Cuéllar de la exposición de Las Edades del Hombre abrió la posibilidad de acometer un documento de mayor entidad. Tras unas gestiones fructíferas, hoy el libro es una realidad.

El descubrimiento hace que los documentos pasen de los 57 originales a 66

El libro sustenta sus hallazgos en detalles como la tipografía, escudos, orlas o sellos

El trabajo de documentación le llevó por distintos archivos, documentos y bulas, aunque se ha centrado en las de Isabel de Zuazo. Tras analizar todas, concluye que se trata del «mejor conjunto de bulas que pertenecen a una persona y que se ubican en un lugar y un contexto muy concreto». El libro recoge la evolución de las bulas gracias a detalles como la tipografía, letras capitulares, escudos, orlas, sellos, lo que «nos hace avanzar en su conocimiento». También incluye su contexto, difusión, la picaresca en torno a las bulas y los abusos referidos a prácticas funerarias. Todas ellas tienen su imagen. La publicación cuenta con 106 fotografías en color, la descripción, una introducción histórica y la transcripción.

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Mil ejemplares editados

De los Reyes agradeció los trabajos previos realizados por la gente que le ha precedido. Gracias a esa tarea, se ha logrado preservar e incluir los documentos dentro del patrimonio bibliográfico. El estudio se completa con las aportaciones de Zoa Escudero, de la Fundación Santa María la Real del Patrimonio Histórico, y María Pilar Pastrana, del Centro de Restauración y Conservación de Bienes Culturales de la Junta, que se encargan del primer capítulo, referido al hallazgo y la restauración.

El autor también destaca el trabajo de Susana Vilches, que ha hecho la transcripción de las bulas, dato que resaltó el experto, que también agradeció las colaboraciones prestadas por la Fundación Las Edades del Hombre, la Diputación y los Ayuntamientos de Cuéllar y Aguilafuente, que han colaborado en la edición de la publicación, que cuenta con una primera tirada de 1.000 ejemplares. La obra puede adquirirse en librerías, en lugares habilitados en Cuéllar y Aguilafuente y en los puntos de venta oficiales de Las Edades del Hombre.

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La mayoría de los ejemplares son hasta ahora únicos en el mundo

El libro que firma el doctor el Filología Hispánica y especialista bibliógrafo, Fermín de los Reyes, ha contado con entre sus colaboraciones con la de la Fundación Las Edades del Hombre. La institución, que ayer estuvo representada en la presentación de la obra por su secretario, Gonzalo Jiménez, enmarca esta actividad dentro de los trabajos que la entidad lleva a cabo a favor de la divulgación del conocimiento y el estudio de los aspectos del patrimonio que resultan más relevantes.

Durante la presentación de ‘La imprenta y el más allá: las bulas de San Esteban de Cuéllar’, Jiménez evocó su época como patrono de la Fundación del Patrimonio Histórico de Castilla y León. En aquel tiempo fue cuando se ejecutó la intervención de restauración en la San Esteban de Cuéllar.

En este sentido, señaló que los descubrimientos fueron «algo maravilloso». «Nos fascinaba el resultado de las yeserías mudéjares», añadió el secretario de la Fundación Edades del Hombre, aunque no esperaban el hallazgo del «legado de una mujer que ponía ante Dios su vida en el momento de la muerte».

Gonzalo Jiménez expuso que con esta publicación se continúa y culmina el proceso que se inició como un hallazgo y que con el tiempo ha ido creciendo en conocimiento y se ha ido armando.

Hay bulas muy variadas: de cruzada; para la Catedral de Segovia (tanto para los arreglos de la vieja como para la construcción de la nueva); para el Monasterio de Montserrat; el hospital de Santiago de Compostela; la redención de los cautivos, así como distintas cofradías y monasterios de lugares como Toledo o el País Vasco y hasta de San Pedro de Roma. De ellas, doce son incunables y veintitrés postincunables, fechadas hasta 1520, y la mayoría son ejemplares hasta ahora únicos en el mundo.

Junto a los documentos, en el regazo de Isabel de Zuazo también se encontró un libro joya de oraciones, «el ejemplar más completo que se conoce de este libro», detalló Fermín de los Reyes, quien también apuntó que la mayoría de las bulas fueron impresas en el Monasterio de Nuestra Señora de Prado de Valladolid.

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