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Humor para cambiar el mundo

Humor para cambiar el mundo

El dibujante Quino, creador de personajes como Mafalda, visita Aranda de Duero para conocer Las Edades del Hombre

susana gutiérrez

Jueves, 30 de octubre 2014, 19:57

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«Soy tímido, necesito el dibujo para expresarme». De esta sencilla manera se define a sí mismo, Joaquín Salvador Lavado Tejón, más conocido como Quino, recientemente nombrado Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2014. Quizás, por ello, en el último medio siglo, Mafalda le ha servido para comunicarse con el mundo. Esta pequeña niña morena de vestido rojo ha sido la voz para contar sus opiniones, sus anhelos, sus dudas, sus reivindicaciones a los innumerables seguidores repartidos por todo el mundo.

Como tímido reconocido, también de cerca, el humorista gráfico se siente mucho más cómodo expresándose a través de su personaje más universal. Mafalda, explica su creador, en estos momentos, se encontraría tremendamente contrariada con la situación de crisis que vive el mundo. Preocupada, sobretodo, por la incertidumbre que genera una dura situación que «aparentemente no se sabe muy bien cómo resolver». Aunque, según Quino, la pequeña siempre mantendría una firme esperanza de que se puede salir adelante. Con estas afirmaciones, y tirando de su trayectoria, Mafalda pasaría de su conocida frase Paren el mundo que me quiero bajar, a su positivo lema ¿Por dónde hay que empujar en este país para llevarlo adelante?.

Y de lo global a lo local, porque en la jornada de ayer, la presencia del ilustrador en la localidad burgalesa de Aranda de Duero también acercó al corazón de la Ribera del Duero el alma de Mafalda. Su inventor conoció en primera persona la XIX exposición de Las Edades del Hombre, Eucharistia, que se celebra en la ciudad hasta el próximo 10 de noviembre y que sobrepasa ya los 250.000 visitantes. Llegó gracias su gran amigo, Fernando Blaya, investigador de la Universidad Rey Juan Carlos quien en los últimos meses ha realizado un trabajo de digitalización de las bodegas subterráneas y se define como un enamorado de la ciudad y de la muestra de arte sacro. Seguro que el espíritu de Mafalda recorrió junto a ellos las iglesias de Santa María y San Juan para conocer las 120 obras que conforman los cuatro capítulos del relato, recordando que, por una vez, lo urgente le había dejado tiempo para lo importante. Tras la visita, olvidó su odiada sopa para degustar el lechazo asado en horno de leña, anheló cumplir los 18 años para degustar un buen vino de la Denominación de Origen Ribera del Duero, e incluso tuvo tiempo corretear por las calles siguiendo la historia del plano de 1503.

Todo, como siempre, con mucho humor, el que ha heredado de su creador. «El humor solo no cambia nada, como dice Joan Manuel Serrat: las guitarras no tiran balas, pero si todos los que pensamos que el mundo puede cambiar trabajamos en conjunto, sí es posible», afirma Quino. El Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2014, resalta que en los tiempos que corren «no hay que separarse sino unirse», aludiendo al nacionalismo catalán. Mafalda y su creador, que después de más de 50 años juntos, siguen confiando en que todavía se pueden cambiar las cosas. Y es que «resulta que si uno no se apura a cambiar el mundo, después es el mundo el que lo cambia a uno».

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