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Cena Novissima

Cena Novissima

El secretario general de la Fundación Las Edades del Hombre analiza una nueva pieza de la muestra que se exhibe en Aranda

gONZALO JIMÉNEZ

Jueves, 5 de junio 2014, 10:00

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La última Cena o Santa Cena son denominaciones convencionales de un episodio evangélico (Jn.13, 1) que se celebró antes de la Pascua Judía (Jn. 19, 14.31 y 42) y fue la última ocasión en la que Jesús de Nazaret se reunió con sus discípulos para compartir el pan y el vino antes de su muerte.

El cristianismo considera este momento como el de la institución del sacramento de la Eucaristía y, por ello, un tema artístico muy representado en el arte cristiano. En el retablo mayor de la Iglesia parroquial de Cebreros (Ávila) nos encontramos con un bello ejemplo de esta escena evangélica pintada por Jusepe Leonardo (1601-1653).

En esta época, siglo XVII, Cebreros contó con dos bellos templos. La primitiva iglesia parroquial que está situada en la parte alta de la población, y se la conoce como Iglesia Vieja de Santiago y la herreriana de nueva construcción, para quien iban destinadas las pinturas de este artista. El antiguo templo era un poderoso edificio que fue construido en buena sillería durante el periodo gótico bajo la advocación de Santiago Apóstol. A nuestros días ha llegado en estado ruinoso después de que tuviera distintos usos, entre ellos cementerio de la población durante buena parte del siglo XIX. No obstante, una restauración llevada a cabo a finales de los años ochenta del pasado siglo XX consolidó su estructura. En época reciente el edificio ha sido transformado en espacio museístico y hoy alberga el denominado Museo Adolfo Suárez y la Transición, en homenaje al expresidente del Gobierno que nació en esta localidad abulense.

La actual parroquia comenzó a edificarse a mediados del siglo XVI en el centro de la población y recogió de la primitiva la advocación a Santiago Apóstol. La nueva iglesia, cuyas trazas se deben al maestro Alonso de Covarrubias, consta de tres amplias naves separadas por grandes columnas toscanas, ábside y vigorosa torre a los pies. De entre los tesoros artísticos que alberga destaca el retablo mayor que consta de banco con pequeños cuadros y tres cuerpos articulados mediante los órdenes clásicos jónico, corintio y compuesto. El remate está organizado con pilastras coronadas por un frontón triangular. La calle central está ocupada, de abajo a arriba, por el Sagrario y las representaciones en relieve de Santiago Apóstol a caballo y la Asunción. En el remate se encuentra Cristo crucificado. Las dos calles que flanquean la central acogen seis lienzos, obra de Jusepe Leonardo.

El retablo está perfectamente documentado pues en dos inscripciones, situadas en su parte inferior, se lee que los promotores de la obra fueron don Bartolomé Sánchez y su mujer Inés Fernández y que se acabó de policromar en el año 1629. Lo más relevante del conjunto son, sin lugar a dudas, los lienzos de Jusepe Leonardo. En ellos se recogen escenas de la vida de Cristo y del Apóstol Santiago. Concretamente, las representaciones, de arriba abajo y de izquierda a derecha, son las siguientes: Adoración de los Pastores, Epifanía, Predicación, Martirio de Santiago, Última Cena y Ascensión.

Jusepe Leonardo fue un magnífico pintor, tal vez el mejor discípulo de Velázquez a decir de algunos. Realizó retratos, pinturas de tema histórico y profano y otras muchas de temática religiosa. Parece ser que nació en Zaragoza en 1601 y que murió en Calatayud en 1653. Familia de judíos conversos, se quedó pronto huérfano de madre; en 1616 vive en casa del pintor Pedro de las Cuevas, recibiendo sus enseñanzas. Nada se sabe de su trabajo en estos años hasta 1625, fecha en que debió iniciar los trabajos para el retablo mayor de la iglesia parroquial de Cebreros. Parece ser que estas pinturas realizadas para el retablo mayor de la iglesia de Cebreros son su primera obra fechada y firmada.

En 1634 fue llamado a participar en la decoración del Salón de Reinos del palacio del Buen Retiro, bajo la supervisión de Velázquez. Del conjunto de obras (óleos sobre lienzo) que contiene el retablo cebrereño, es considerada la de mayor calidad aquella que representa la Última Cena y que precisamente ha sido seleccionada para formar parte de la nueva edición de Las Edades del Hombre. La escena se desarrolla en una amplia habitación. En ella, Cristo y los Apóstoles se disponen en torno a una mesa cuadrada cubierta por un mantel blanco. A pesar de que Cristo no está representado en primer plano, ni siquiera en la parte central, Leonardo resuelve magníficamente la composición creando una diagonal despejada que hace que el espectador dirija hacia él la mirada. Se encuentra en el momento de bendecir el pan y con Juan a su derecha como es habitual. A Judas, sin embargo, le ha representado en el otro extremo de la mesa y sujetando la bolsa de cuero en alusión a la traición que se producirá poco tiempo después. Pero no solo es admirable en este lienzo la composición. También sorprende el tratamiento de la naturaleza muerta: fuente con alimentos, trozos de pan, un cuchillo y un vaso con vino y el precioso colorido del que ha dotado a toda la obra que entronca con la pintura veneciana.

Curiosamente y aunque no es usual Leonardo optó, en aras de una composición más equilibrada y diáfana, por no incluir a todos los Apóstoles, que el espectador imagina sentados en la parte de mesa del lateral derecho que no ha sido representado y que sin embargo no impide al artista dotar la escena de una intensidad religiosa extraordinaria.

En conjunto es un interesante retablo realizado por una serie de artífices que en su tiempo no pasaban de estar considerados más allá de meros artesanos. Salvo aquellos protegidos por un mecenas, ya fuera del ámbito eclesiástico o civil, o, por supuesto, los que tuvieron la oportunidad de trabajar en la Corte, el resto llevaron una vida sacrificada, en ocasiones llena de penurias.

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