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Una Feria de Lerma marcada por la lluvia

La Villa Ducal celebra estos días su 57 Feria de Maquinaria Agrícola, que ha de luchar contra una lluvia muy esperada por el sector

Gabriel de la Iglesia

Domingo, 30 de abril 2017, 14:51

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Lerma vuelve a ser, un año más, referencia indiscutible del sector primario en España. A pesar de la lluvia. La Villa Ducal celebra durante todo el puente su ya tradicional Feria de Maquinaria Agrícola, que este año cumple su quincuagésimo séptima edición con la energía del primer día. Cierto es que los tiempos han cambiado y que la cita ya no sirve para cerrar los acuerdos y ventas de antaño, pero lo cierto es que sigue siendo un punto de encuentro fundamental para el sector, aunque este año se esté viendo deslucida por el agua.

De hecho, la Feria, que el año pasado se vio duramente golpeada por la negativa a participar de varias de las empresas de distribución de maquinaria agrícola más importantes del entorno, ha regresado este año a sus fueros. Así, tras conseguir superar una situación crítica, la cita cuenta este año con más de 240 expositores, de los que 138 están directamente vinculados a la maquinaria agrícola, una cifra más que respetable.

Ellos son los verdaderos protagonistas de una feria en la que apenas se vende, pero que sirve como pocas para presentar las novedades del sector. Así lo reconocen las propias empresas participantes, que insisten en la necesidad de estar presentes en la cita, haya acuerdos comerciales o no. No en vano, el recinto ferial, ubicado a orillas del Arlanza, es el lugar idóneo para mostrar las posibilidades de la maquinaria mientras los comerciales explican las características de unos equipos que probablemente no vuelvan a estar tan limpios nunca.

Pero la Feria de Lerma es mucho más que cosechadoras, tractores o empacadoras. De hecho, la capacidad de reinvención y adaptación a los tiempos ha sido una constante de la cita lermeña desde que comenzara a celebrarse allá por 1961. Así, la cita se vuelve a complementar este año y ya van quince consecutivos- con la particular Feria del Automóvil, en la que participan alrededor de una decena de concesionarios. En este caso, la actividad se traslada al centro urbano de la Villa Ducal, un escenario casi idílico para presentar las principales novedades del sector. Además, en esta ocasión también se ha sumado a la cita el sector de las autocaravanas, que cuentan con un espacio específico.

También la alimentación tiene su particular hueco en la Feria. De hecho, la presencia de empresas productoras amparadas bajo el marchamo de Burgos Alimenta es cada vez mayor, y este año son 49 los expositores desplegados en el recinto ferial junto a un par de food trucks. En su caso, las ventas durante los tres días de feria sí son fundamentales.

De hecho, la Feria de Lerma se ha erigido de un tiempo a esta parte como una de las principales citas para Burgos Alimenta. Y es que, la afluencia de público de la feria es impresionante. El cálculo, siempre difícil, habla de decenas de miles de personas unas fuentes hablan de 60.000 y otras de más de 100.000-, una cifra que fluctúa mucho en virtud de la meteorología. Y este año no está acompañando. O sí, según como se mire.

Ya el sábado por la mañana, durante la inauguración de la cita, protagonizada por el presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, y la consejera de Agricultura, Milagros Marcos, la lluvia hizo acto de presencia. Lo hizo de manera tímida, pero poco a poco fue arreciando y ha acabado por protagonizar la feria. La parte negativa es que la lluvia ha obligado a suspender varios actos y ha mermado, y mucho, el volumen de visitas. La parte positiva es que el campo necesitaba el agua de manera urgente.

Así de hecho lo subrayaron en la inauguración tanto Herrera como las organizaciones agrarias y los propios agricultores, que como no podía ser de otra forma también se han dado cita en Lerma. Todos ellos hablan de una situación «crítica» para el campo de Castilla y León, que se encuentra sediento tras varios meses de auténtica sequía. Veremos si las lluvias de las últimas jornadas permiten salvar aunque sea una parte de la cosecha de cereal, quizá la más dañada por la falta de agua.

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