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La fiesta del Curpillos, una jornada lúdico-festiva enraizada en el Medievo

El Parque del Parral reúne a miles de burgaleses para degustar un esperado pincho en la jornada que es antesala de las fiestas de San Pedro y San Pablo

l. sierra (ical)

Viernes, 20 de junio 2014, 16:24

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Las altas temperaturas y la llamada al comienzo de las fiestas de San Pedro y San Pabo 2014 animaron a miles de burgaleses a acerarse hasta el barrio de Las Huelgas para participar de la tradicional fiesta del Curpillos, declarada de Interés Turístico Regional. Una jornada que combina el sentido religioso con el lúdico-festivo y que lleva celebrándose desde tiempos inmemoriales en la capital burgalesa para recordar al victoria de las tropas cristianas en la Batalla de las Navas de Tolosa.

Los actos comenzaron a las 11 horas con la celebración de una misa en el interior del Monasterio de las Huelgas Reales en la que participaron el alcalde de Burgos, Javier Lacalle y el resto de la corporación municipal. Acto seguido dio comienzo la procesión en la que se ofrece al santísimo el Pendón de las Navas de Tolosa del siglo XIII que recuerda la victoria de los reinos cristianos durante la Reconquista. Una procesión en la que participó como en otras ocasiones el Ejército, y que siguieron a pie de calle y desde los balcones centenares de ciudadanos.

La procesión del día del Curpillos es una de las más importantes y una de las más apegadas a las tradiciones burgalesas. En ella hay un protagonista, el pendón de las Navas de Tolosa, que desde hace más de ocho siglos sale a la calle en señal de victoria. De este modo, el Real Monasterio de las Huelgas ve pasear ante sí el pendón que Alfonso VIII se trajo tras derrotar a los árabes en Las Navas de Tolosa.

Desde 1212

Para hablar del Curpillos es necesario echar la vista atrás y consultar las crónicas de la época. La tradición se enmarca dentro de la Batalla de Las Navas de Tolosa, la acción bélica más importante de la Reconquista (1212), en la que el rey cristiano derrotó definitivamente a los árabes. Según cuentan las crónicas históricas, también conquistó el pendón que colgaba a la entrada de la tienda del jefe moro Miramamolín.

El monarca, que tenía una estrecha relación con la ciudad de Burgos, decidió agradecer a Dios el éxito en el Real Monasterio de las Huelgas exhibiendo y paseando el pendón acompañando a la procesión del Santísimo. Fue en ese momento cuando los burgaleses comenzaron a celebrar esta cita anual, que quedó fijada para el viernes siguiente al día del Corpus Christi. Desde entonces, autoridades militares, laicas y religiosas, así como los gigantillos, gigantones y danzantes, pasean ante el pendón para rendirle homenaje.

A comer, al Parral

Concluidos los actos religiosos y castrenses, miles de personas se dan cita en el Parque del Parral, propiedad de Patrimonio Nacional. Es el momento de degustar los pinchos de morcilla, chorizo, morro o tortilla que cerca de cuarenta peñas y casas regionales preparan para satisfacer a quienes se acercan hasta esta zona de la ciudad. La fiesta se completa, de este modo, con una multitudinaria jira campestre en el parque de El Parral, el más antiguo de los parques de Burgos, situado entre el Monasterio de las Huelgas y el Hospital del Rey.

Como en años precedentes, el Ayuntamiento de Burgos destinó miles de vasos reutilizables para hacer de la fiesta un evento más sostenible. Se calcula que durante la jornada pueden llegar a utilizarse más de 15.0000 vasos reutilizables.

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