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El Convento de Gracia pasa de manos Agustinas a las Cruzadas de Santa María

El Convento de Gracia pasa de manos Agustinas a las Cruzadas de Santa María

El centro mantendrá su labor espiritual y formativa en Ávila

M.F.J.

Ávila

Martes, 22 de agosto 2017, 15:53

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Las Madres Agustinas del Convento de Nuestra Señora de Gracia han cedido la dirección del centro al  Instituto Secular Cruzadas de Santa María tras fusionarse el pasado julio con la Comunidad de las Madres Agustinas de San Ildefonso, en Talavera de la Reina (Toledo), donde residirán a partir de ahora.

La todavía abadesa del Convento de Nuestra Señora de Gracia, sor Teresa de Jesús Sánchez, se ha mostrado satisfecha con los arreglos dispuestos, así como con la garantía de que el Instituto Secular de las Cruzadas se dedicará a la “formación y vida espiritual” de las jóvenes. Cuando llegó el momento de decidir hacia dónde encaminar los pasos de la comunidad, se aceptó la opción de mudanza a Toledo “por unanimidad”.

La cesión se ha materializado con una celebración de la Santa Misa presidida por el Obispo de Ávila, Jesús García Burillo, en la misma iglesia del convento, con la presencia tanto de las Madres Agustinas como de las Cruzadas de Santa María.

La directora general del Instituto Secular Cruzadas de Santa María, Lydia Jiménez, ha explicado que existe una vinculación personal con las agustinas desde su infancia, pues estudió en su centro de Talavera de la Reina. Se ha comprometido a dedicar el convento, ahora bajo su dirección, a la “oración, educación y promoción de la juventud”. La comunidad estará formada, en lo sucesivo, por laicas consagradas.

Las hasta ahora ocupantes, las Madres Agustinas, habían residido en el convento desde 1504, desarrollando tanto la vida espiritual como las funciones propias de docentes, pues formaron como internas a varias hijas de familias abulenses.

Destacó la presencia de Santa Teresa, quien convivió con las agustinas en el Convento de Nuestra Señora de Gracia durante un año y medio.

Por su parte, el Obispo de Ávila, Jesús García Burillo, ha expresado su “alegría” porque un monasterio de tan importante “tradición y presencia” no quede cerrado como se temía que podía ocurrir. En su misa, ha recordado con gratitud “el tiempo pasado”.

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