Un arrebatado Zorrillo, profeta en su tierra con la Liga del corte puro

El quejío es al flamenco como el temple al toreo. Sin lo uno, lo otro no tiene emoción, se antoja carente de vida. Ya se puede entonar la bulería más sentida del alma que sin pellizco, sin ese no sé qué, las entrañas ni se inmutan. A la caligrafía de los palos flamencos la repasa sobradamente desde hace años José Manuel Medina Zorrillo, el cantaor y cortador arevalense. A la de los esbozos del toreo de cintura y riñones la rubrica en las últimas dos temporadas con sello de figura en pureza. Eran las 22:10 horas en punto de ayer cuando José Manuel Medina Zorrillo recibía dos de las principales lecciones de su carrera como cortador; la primera, que no va más rápido el que más corre sino el que sabe caminar; y la segunda, que el mejor y único maestro es el tiempo. Porque si algo le ha dado la razón al cortador arevalense ha sido la espera, la conformación de su particular estilo de toreo a cuerpo limpio frente a las astas de los toros en un paulatino aprendizaje que desde el pasado año arroja sus frutos.

Ayer se rompió en su plaza, con su gente. Primero en una porta gayola con la que reventó la salida del cuarto novillo de Fuente Rey, y después en una final de nivel en la que marcó dos ajustados embroques con los que crujieron los tendidos arevalenses. Ofreció Zorrillo sintonía flamenca para citar a sus oponentes. Primero con arrullo, como meciendo a su hija nacida hace apenas un mes, y después con sentido, como si entonara uno de tantos fandangos con los que riega romerías a lo largo y ancho de la Comunidad.

Se había puesto complicado el de Fuente Rey, por aquello de que las apariencias engañan. Y todo lo bonito de hechuras que ofreció en su salida, lo tenía de difícil en su comportamiento. A la primera ronda salió como un sputnik. Después requirió una lidia de pureza, de las que puntúan en esta Liga del Corte que organiza Toropasión con el patrocinio de El Norte de Castilla. Y aquí, en pautas de veracidad, se metió en pelea con otros cuatro de los máximos exponentes. Un Cristian Moras (quinto clasificado) que expuso su figura geométrica frente a las astas; un Víctor Holgado (cuarto puesto protestado por un sector del público que consideraba que merecía una mejor posición) que lidió con su habitual torería y dejó un segundo embroque para enmarcar; un Rubén Sánchez que ayer volvió por sus fueros con embroques de ajustada precisión (segundo) y un Jonatan Estébanez Peta que sacó espolones desde el cacharrazo que metió de salida. Pero fue Zorrillo, el arevalense, el que en el noveno corte de la final ganó el concurso. Citó, jaleó y aguantó la salida del de Fuente Rey, metido en tablas, para acto seguido ajustar al milímetro. Ya había vencedor de la segunda fase clasificatoria de la Liga del Corte Puro. Un concurso emocionante que ayer reunió a 16 de los mejores cortadores del panorama nacional dentro del certamen del toreo popular más prestigioso del país.

Con más de media plaza en los tendidos, y un asfixiante calor, organizó Toropasión, con la empresa de Martín Perrino, un concurso que presumió del buen juego de los novillos, algunos canonizables, a excepción del tercero, con el que hubo que lidiar, y mucho, para poder extraerle los últimos cortes.

Abrió concurso el argandeño Jonatan Estébanez Peta, que dejó en casa la presión de la fase clasificatoria. Se peleó por su puesto en la final con el segoviano Javi Olmos, de Fuentepelayo, que brindó ventajas al toro para rubricar embroques de verdadera pureza; con un Aitor Flores que debutaba en la Liga y un vallisoletano, Saúl Martín, que levantó los tendidos con un apurado último corte.

Con el segundo se metieron en duelo el zamorano Víctor Holgado y el vallisoletano Rubén Sánchez. Los dos ejecutaron una lidia de terrenos para templar y poder al más serio de los de Fuente Rey, montado, con hechuras de cuatreño, y un gañafón final en su embestida que transmitió a los tendidos la dificultad de su lidia. Los dos, que se vieron las caras en la serie con los argandeños Rubén Monzón y Javier Asenjo Quisquilla, logran su pase a la final (Sánchez como mejor segundo del concurso).

Lo del tercero de Fuente Rey fue otro cantar. A Juan Manuel Corcobado le tocó lidiar con la fea hasta el punto de no conseguir meter riñones en el último embroque. Lo intentó, pero un novillo aculado en tablas, reservón, se puso complicado hasta el extremo de tener que echar la moneda. La echó Jonatan Castaño en el último, detrás del argandeño, en un poder a poder ajustadísimo. Pasó de este grupo Cristian Moras, el medinense, al entender al toro y rubricar una actuación de las que gustan en el coso arevalense.

Al cuarto lo abrió Zorrillo a porta gayola. Con premeditación en los tendidos, sabedores sus paisanos de la responsabilidad del arevalense al cortar en casa. Bueno el de Fuente Rey, bravo y con codicia, se vio las caras además con Miguel Aceves, Conra y Jesús Benito Chispa.

Fuera de concurso salieron al ruedo las jóvenes cortadoras Rocío Pulido e Irene Morales, omponentes del grupo Pasión de Mujer, que echaron mano de raza para dejar una actuación frente a un novillo con la que pusieron en pie los tendidos de Arévalo.

La siguiente fase de la Liga del Corte Puro tendrá lugar en Íscar el 26 de julio, cuando se celebrará la ansiada semifinal con veinte de los clasificados ayer en Arévalo y el 31 de mayo en Benavente.