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El cristo de la Fe a su paso por la calle Larga. F.G. MURIEL
La procesión del Miserere que tiene lugar la noche del Miércoles santo continúa con los desfiles de la Semana santa en Arévalo

La procesión del Miserere que tiene lugar la noche del Miércoles santo continúa con los desfiles de la Semana santa en Arévalo

Fernando G. Muriel

Miércoles, 1 de abril 2015, 18:23

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Una de las procesiones más bonitas es la que se celebra en la noche del Miércoles Santo. Se trata del desfile del Miserere. Esta recorre la antigua morería de la ciudad. Se inicia en la iglesia del Salvador. Allí los cofrades sacan las andas los pasos del Cristo de la Fe y de la Virgen de las Angustias para trasladar el primero hasta la parroquia de San Juan, que tiene lugar a las once de la noche.

Esta procesión tuvo su inicio como el traslado del Cristo de la Fe, a la iglesia de San Juan para desfilar  en el Vía Cricis Destaca por el profundo sentimiento religioso. Una procesión esperada, recordada y vivida. Cuando El Cristo de la Fe es procesionado por la estrechez de las calles de la morería arevalense, mecido amorosamente por sus portadores, seguido de su Madre la Virgen de las Angustias de San Juan, y las mujeres, como en el camino al Calvario.

Parece que sus extendidos brazos, quisieran abrazar las casas a Él pegadas de la Calle de las Tercias, Calle Larga o Principal de la Morería, y a sus vecinos todos. También bajo el manto de la Señora, a la luz de los faroles de cofrades, luz de velas, pasos cadenciosos, silenciosos. Tambores y trompetas de una banda, marcando ritmos de dolor y de marcha lenta, sosegada, recogida... emoción interiorizada. Momentos de oración.

Cuandio la procesión llega a la iglesia de San Juan Bautista, donde es depositado el paso de El Cristo de la Fe, es cuando la Coral ¿La Moraña? Participa en la Semana Santa de Arévalo, cantando el Miserere, como despedida, para luego seguir a Las Angustias en su soledad

Tras depositar el Paso en la iglesia, la procesión con la imagen mariana continúa por la calle de San Juan, atraviesa la amplitud de la Plaza del Arrabal y se puede apreciar una espléndida visión de conjunto, múltiples cofrades alineados, con sus faroles. El carácter castellano impone sobriedad, silencio respetuoso y sepulcral, religiosidad profunda que no está exenta de imágenes bellísimas e inolvidables.Tras seguir por la plaza de Tello, continúa por la calle Caldereros hasta llegar de nuevo a la iglesia de El Salvador, donde tiene su fin.

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