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La plaza de Zorrilla parecía ayer la plaza Roja de Moscú en plena revolución gracias a los actores y voluntarios de Teatro del Silencio y su ‘Doctor Dapertutto’. / GABRIEL VILLAMIL
El TAC sobrevive a la borrasca
TEATRO

El TAC sobrevive a la borrasca

Valladolid se vistió de invierno para recibir a los cómicos del Festival de Teatro de Calle, que se enfrentaron con valentía a la lluvia, al frío y al viento

J. AGUIAR

Viernes, 23 de mayo 2014, 15:50

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Fue inevitable suspender algún espectáculo, pero los artistas del TAC suplen con altas dosis de profesionalidad y un deseo ilimitado de cumplir su cita con el público lo que negó la meteorología. Con todo trajo lluvia, viento y frío la borrasca que llegó del Atlántico no supuso la hecatombe que la víspera cabía esperar. La gran mayoría de las compañías pudieron completar sus espectáculos aunque fuera en condiciones casi extremas. En la plaza de San Pablo Marcos Vargas & Chloé Brulé se vieron obligados a cancelar su representación porque la humedad ponía en riesgo su seguridad. A su lado, G. Traber Produktion pudo empezar a montar su estructura de palos de madera dos horas después del horario previsto. En la Plaza Mayor Pistacrato también suspendía y dejaba desierta la grada más grande del Festival. Muy cerca, Loco Brusca hacía honor a su nombre y se desnudaba ante un público entregado a su arte y a su valentía. También por la tarde hubo que renunciar a alguna función por culpa de la lluvia, como la de Collectif Malunés en las Moreras. Por lo demás el mal tiempo tuvo un mayor efecto en el público, que dejaba las calles de la ciudad tan grises y solitarias como el cielo, que al programa artístico. Los vallisoletanos adquirieron una deuda con su Festival de Teatro de Calle que podrán saldar cumplidamente en las tres jornadas que quedan.

Comenzó la de ayer bajo cubierto en el Salón de Telones del Teatro Calderón, un hermoso espacio que acogió una más que interesante propuesta teatral. La gente, segundo montaje de esta unión artística que son Pérez & Disla invita al público, escaso ayer aun tratándose de un espectáculo de pequeño formato, a una reunión que es a la vez un drama y una sátira, donde nadie es lo que parece y lo que se dice y nada es lo mismo. Excelente juego lleno de humor e ironía en el que la crítica se reparte con ventilador.

Poco después de que Johan Lorbeer, un conocido del TAC, se colgara por dos horas de la fachada lateral del hotel Imperial ante el asombro de los transeúntes, que contaban por el móvil lo que estaban viendo y luego lo usaban para fotografiar al artista volante, montaba su chiringuito en La Rinconada Loco Brusca, que desafió con su desnudez todas las adversidades climatológicas. Este argentino polifacético relata en Mr X la regresión de un ejecutivo del siglo XXI que se transforma en primate ante la insoportable presión que sobre él ejerce su modo de vida. Denuncia social en un envoltorio de humor y gran gestualidad, momentos escatológicos, complicidad con el público (dos de los espectadores estuvieron fantásticos) y paciencia infinita con una fotógrafa invasora. Cerrada ovación a su arrojo y a su original espectáculo.

A quienes tienen tendencia a lo morboso les gustará el espectáculo de Daad La cuisine macabre. Pocas veces se consigue presenciar tan cómodamente un montaje de calle como ayer, cuando la amenaza de lluvia redujo el público a un puñado de valientes. Un carromato destartalado, aparcado en plena Acera de Recoletos, da comienzo al montaje de estos holandeses, quienes desde el primer momento cuentan con la complicidad de un voluntario que acaba siendo... ¿el plato a degustar en un tenebroso festín? Hasta el sorprendente final, el hilo conductor transcurre en torno a la preparación de un banquete para un visitante inesperado y algo inconformista. Hasta que sale la especialidad de la casa los asistentes ven cómo la frenética actividad en el interior de la tenebrosa cocina aumenta e intuyen algún descuartizamiento en directo y algún cerebro despanzurrado. Elementos que provocan caras de disgusto entre los espectadores, compensados por algún momento de humor. Humor negro, por supuesto. La interpretación recae sobre la gestualidad. Los actores hablan en lenguaje ininteligible con algunas palabras malsonantes en español. Todo muy cerca de lo escatológico (mejor acudir con el estómago).

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