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El Norte
Martes, 22 de abril 2014, 22:01
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El jugador de balonmano Iker Romero , campeón del mundo con España en 2005 y actualmente capitán del Füchse de Berlín, anunció que dará por finalizada su carrera deportiva al finalizar esta temporada. "Ha sido la decisión más difícil de mi vida. He pensado durante mucho tiempo que hacer y que era lo mejor para mí, para mi cabeza, mi corazón, mi cuerpo y mi familia", expresó en un comunicado el jugador de 33 años, quien finalmente decidió "volver a casa con su familia".
El lateral vitoriano, que milita en el conjunto de la capital alemana desde 2011, a donde llegó procedente del FC Barcelona, habría rechazado algunas ofertas para continuar en activo. Con esta decisión, Romero , finalizará su fructífera carrera el próximo 24 de mayo tras el encuentro que disputará su equipo con el THW Kiel.
En el palmarés de Romero , internacional en 199 ocasiones con la selección española, se cuentan, además del Mundial de 2005, una medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Pekín en 2008, dos Ligas de Campeones obtenidas con el Barcelona en 2005 y 2011, así como varias Ligas Asobal y Copas del rey.
Con el Füchse levantó el pasado abril la Copa de Alemania, el primer título de la historia del club, y disputará entre el 17 y 18 de mayo la Final Four de la Liga de Campeones.
Iker Romero inició su andadura en el balonmano profesional en el BM Valladolid, a donde llegó en 1997 como juvenil. En la entonces fructífera cantera vallisoletana, el jugador de Vitoria enseguida encontró un hueco en el primer equipo del club, para competir con 18 años en la Liga Asobal y disputar sus primeros partidos de competición europea y alcanzar la final de la Copa EHF ante el Magdeburgo en 1999 y la de la desaparecida COpa City al año siguiente. Abandonó el BM Valladolid y fichó por el Ademar León en el que militó un único año y que sirvió a los leoneses para ganar su único título de Liga Asobal, ya que enseguida el gigante Ciudad Real quiso contar con sus servicios. Dos años estuvo el vitoriano en el conjunto manchego ya que el Barcelona no dudó en pagar la claúsula de rescisión valorada entonces en un millón de euros para hacerse con los servicios del jugador más resolutivo y decisivo de la liga. En 2003 fichó Iker con el Barcelona, y vistió la camiseta azulgrana durante ocho años hasta su marcha al Fusche alemán.
Sin lugar a dudas Iker es el principal representante de toda una generación de jugadores que llevó el balonmano española a sus más altas cotas con la conquista de su primer título Mundial en 2005, así como medallas en todas las competiciones internacionales.
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