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ASUN GARCÍA
Domingo, 20 de abril 2014, 20:02
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La llegada de la Virgen a la puerta de la iglesia de San Pablo fue saludada con el toque de campana. El paso, portado a hombros por 16 hermanos, se inclinó para atravesar la portada, a los sones del Himno Nacional. La imagen, cubierta por el manto negro ricamente bordado y con la cara cubierta por el velo, fue recibida a la entrada por los niños de las cofradías, y al pie del altar, por el Santísimo bajo palio. Un solo de trompeta emitió el último lamento de la Pasión, antes de que la mesa reposara en el suelo frente al Santísimo para el ritual del Rompimiento del Velo.
Nervioso, un hermano de la cofradía de la Vera Cruz procedió a retirar el manto de la Virgen y el velo para dejar al descubierto el rostro sonriente de la imagen y colocarle la corona. Los hermanos, hasta entonces con la cabeza cubierta, se quitaron también la capucha.
Volvió al alzarse el paso para hacer tres venias al Santísimo, a los sones del 'Aleluya' de Haendel, cantado por la soprano Ana Cara Vera. Luego, la Banda Municipal de Música, situada tras el altar, interpretó el 'Gloria', mientras la imagen se colocaba en el lateral y el Santísimo era llevado al altar.
Tras la oración y las palabras del sacerdote, se cantó la salve a la Virgen.
Incómoda espera en la calle
Terminaba así una ceremonia en un marco bien distinto al que los palentinos asisten cada Domingo de Pascua, el de la Plaza Mayor. Es en este foro donde se celebra habitualmente el ritual. Pero esta mañana, la persistente lluvia impidió que pudiera recrearse el ceremonial al descubierto.
Desde antes de las 8:30 horas, cuando estaba prevista la salida de las dos procesiones paralelas la de la Virgen y la del Santísmo para el encuentro el la plaza, los hermanos de las diferentes cofradías empezaron a temerse que no pudiera celebrarse el desfile, a la vista del aguacero.
Finalmente, se decidió hacer la ceremonia en el templo donde se guarda al Santísimo, y hasta la iglesia de San Pablo se trasladó la imagen mariana desde la cercana sede de la Cofradía de la Vera Cruz.
Pero cofrades y fieles tuvieron que esperar a que terminaran las dos misas sucesivas que se celebraban en el templo. Entretanto, los hermanos, músicos de la banda y asistentes deambularon por los alrededores, a veces bajo la lluvia, a veces a cubierto en los soportales, en una incómoda y desapacible espera.
La ceremonia se celebró en un templo repleto, ya que, además de los asistentes, en la iglesia permanecieron los fieles que habían acudido a la última misa y que quisieron aprovechar la oportunidad de asistir a otro culto.
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