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Procesión en Medina de Rioseco. / Ramón Gómez
Viernes Santo de calor y multitudes en Rioseco
SEMANA SANTA

Viernes Santo de calor y multitudes en Rioseco

Dos mil personas arropan la procesión del Dolor con emocionantes salida de los siete pasos

Lorena Sancho

Domingo, 20 de abril 2014, 12:02

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Ni un solo coche más. Ni un alma más por sus calles. Medina de Rioseco engulló el viernes a miles de personas que ansiaban disfrutar de una de las procesiones más emocionantes de cuantas se celebran en Castilla y León.

Toda la ciudad era un mar de visitantes, olas de turistas que se dirigían a un mismo punto: el corro de Santa María. El escenario es el habitual, el de siempre, el que cada Viernes Santo acoge la salida de los pasos que representarán la Pasión y Muerte de Cristo. Pero las temperaturas, no. Ha sido una de las procesiones del Dolor más calurosas de cuantas se recuerdan. 25 grados y una multitud con sed de tradición y religiosidad popular.

Algo más tarde de las 20:00 horas se abrió la puerta de la capilla de los pasos grandes. El presidente de la Diputación, Jesús Julio Carnero, y el pregonero de este año, Luis Jaramillo, accedían al interior para palpar los sentimientos de los 40 hermanos que se encargarían de portar La Crucifixión y El Descendimiento. Salió el cadena a un abarrotado corro y pidió música para Longinos. Y sonó. Ardua tarea para una complicada salida, esfuerzo de los hermanos por no golpearlo y una piel erizada con el grito de los cofrades para alzarlo al unísono a los hombros. Los lloros y los abrazos se sucedieron. Los turistas aplaudían, ovacionaban una experiencia única. Nadie se movía del corro. Incluso a Longinos le costaba avanzar entre la multitud. Le tocó el turno al Descendimiento en su 350 aniversario. Salió sobrado, a más de un palmo del dintel. Nueva ovación para el segundo de los pasos grandes.

Las miradas se fijaron después en la iglesia de Santa María. De aquí saldrían los otros cinco pasos acompañados de sus respectivos cofrades. Primero el Santo Cristo de los Afligidos. Ovación y baile para el crucificado. Después otro de los esperados. El Cristo de la Paz, cuya anatomía tallada a golpe de gubia deja boquiabierto a cualquiera. Su envergadura y grandes dimensiones obligan a los hermanos a sacarlo casi de cuclillas. Complicada tarea que puso al corro con el corazón en un puño. Pero salió perfecto. Y los hermanos se llevaron una de las mayores ovaciones de la tarde.

Dos mil cofrades

La Piedad, El Sepulcro y La Soledad completaron los pasos de este Viernes Santo, a los que acompañan más de 2.000 cofrades de Medina de Rioseco. Todos ellos enfilaron el recorrido con túnica blanca, en un desfile que encoge el estómago y eriza el vello. Es Viernes Santo en Medina de Rioseco.

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