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El jefe de la Comandancia y un hermano nazareno colocan la corona dedicada a los difuntos en la talla titular de la cofradía. / Merche de la Fuente
Palencia se echa a la calle para arropar a los nazarenos en la procesión de Los Pasos
SEMANA SANTA

Palencia se echa a la calle para arropar a los nazarenos en la procesión de Los Pasos

Miles de personas abarrotan San Pablo para disfrutar del emotivo encuentro entre Jesús Nazareno y la Virgen de la Amargura

JOSÉ MARÍA DÍAZ

Sábado, 19 de abril 2014, 21:54

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Demasiado calor. Una de las más largas procesiones de la Semana Santa palentina, con un sol de esos que se denominan de justicia, cayendo a plomo sobre la ciudad y abrasando a cofrades cubiertos por las recias túnicas penitenciales. Tanto calor, que no fueron extrañas las imágenes de desvanecimientos y deserciones. Los soportales de la Plaza Mayor, durante el emotivo acto de recuerdo a los difuntos, así lo atestiguaron.

Salió a las 11 en punto la procesión de Los Pasos, espectacular como siempre, de la capilla de los Nazarenos, con sus imágenes titulares a hombros, a los que se unen también las históricas carrozas de La Verónica, La Erección de la Cruz y Longinos o La Lanzada, que se distribuían a lo largo de todo el cortejo. Un cortejo que se tardaba cerca de una hora en contemplarlo al completo, a pesar de que la presencia de los hermanos de algunas de las cofradías más pequeñas era prácticamente testimonial.

La procesión discurrió con calma, quizá excesiva debido al sofocante calor, con lo que fue acumulando un notable retraso, de casi 45 minutos, cuando se desarrolló el novedoso acto de recuerdo a los difuntos en la Plaza Mayor, seguido por miles de palentinos y visitantes. La Guardia Civil, que escoltaba el paso de Jesús Nazareno con el Cirineo, talla titular de la hermandad organizadora, protagonizó la entrega de la corona, a través del jefe de la Comandancia, Calixto Villasante.

El desfile continuó hasta San Pablo, tras saludar a la Piedad en San Agustín, en donde, de nuevo, miles de personas se concentraban para disfrutar de la emotiva despedida de las imágenes de Jesús Nazareno de la Virgen de la Amargura. Cargadas a hombros las tres tallas, las figuras de Jesús se arrodillan repetidas veces ante la imagen de la Madre, para acceder, suavemente mecidas al interior de la capilla de los nazarenos.

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