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Eloy, un transportista que lleva dos años en paro, recoge los alimentos que le corresponden a su familia de cuatro miembros. / Almeida
La generosidad de Ayusal proporciona alimentos a 350 familias necesitadas
SOLIDARIDAD

La generosidad de Ayusal proporciona alimentos a 350 familias necesitadas

La asociación Ayuda en Salamanca reparte una vez al mes productos no perecederos y todas las semanas alimentos frescos

SANDRA BAZ

Jueves, 17 de abril 2014, 15:48

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Ayusal reparte, una vez al mes, lotes con productos perecederos y, todas las semanas, alimentos frescos como fruta, verdura, yogures, potitos, pizzas... También disponen de muebles, electrodomésticos, ropa y juguetes para Navidad.

Ayer, los visitamos para ver qué tipo de almas tienen que recurrir a esta ayuda y contrariamente a lo que muchas personas piensan, la mayoría son salmantinos, padres de familia, jóvenes, son familias corrientes, como la de Eloy. Eloy tiene 51 años, era transportista, y después de cotizar 14 años como autónomo se quedó sin trabajo. El único ingreso que tiene su familia es la ayuda de 426 euros del gobierno. «Yo llevo dos años sin trabajar y si no fuera por Ayusal el dinero no me llegaría para nada. La labor que está realizando esta gente es increíble porque en mi casa si no fuera por ellos los chavales no comerían muchos alimentos de los que comen». Eloy comentó que no hay trabajo, «yo no encuentro nada. Estoy apuntado a todas las empresas de trabajo temporal, en 40.000 sitios y no hay nada. Mi hijo mayor se ha ido a Inglaterra y los demás tendremos que seguir sus pasos. Tendremos que levantar la casa e irnos», dijo. Tiene otros dos hijos, uno de 13 y otro de 16, y hasta junio del año que viene cobra la ayuda del gobierno pero, «cuando se acabe tendremos que buscar otras soluciones», aseguró.

También había una pareja joven que no quiso revelar su nombre. El tiene 35 años y llevaba trabajando como fontanero 15 años. Ella tiene 33 años y trabajaba como administrativa, no reciben ningún tipo de ayuda porque no cumplen los requisitos, no tienen hijos... «Estamos subsistiendo porque siempre hemos trabajado y tenemos ahorros si no, ya nos hubiéramos quedado sin piso y sin nada», afirmaron.

También nos contaron su situación Ana y Enrique, ambos menores de 40 años. Son un matrimonio con cinco hijos que cobran 700 euros de paro al mes, «100 euros para cada uno», comentan con ironía. El problema es que a partir de este mes se lo reducen a 500 euros.

Ana y Enrique mostraron una entereza y un ánimo admirables, confesaron que pasaban sus malos momentos pero que «si te paras a llorar no lo puedes solucionar». Como ya hemos comentado tienen 5 hijos, tres de ella, uno de él y uno común. En octubre del año pasado Enrique se quedó en paro y ella se quedó sin trabajo en marzo mientras estaba embarazada. «Teníamos una solvencia económica muy buena por eso decidimos tener un hijo y la vida se nos truncó de la noche a la mañana», comentó Ana. Él era el responsable, a nivel nacional, de una empresa y ella, tenía un negocio propio. «Tiras de los ahorros y de la familia hasta que puedes pero, todos tenemos hipoteca, alquiler, y los gastos del gas, la luz, los autobuses... ¡es horroroso! Todo te desborda, lo básico te desborda, 10 euros te parecen un montón de dinero. A lo que antes no le dabas importancia le empiezas a dar una importancia desorbitada y te das cuenta de que lo que antes veías como algo imposible, como solicitar ayuda de alimentos, te ves haciéndolo, no te queda más remedio», dijo Ana, y añadió: «Por la noche te vuelves loca pensando qué puedo hacer, a quién puedo recurrir».

Su situación es similar a la de otros muchos «porque dentro de lo que cabe somos un matrimonio joven, no llegamos a los 40 años. No entramos en los mayores, ni somos tan jóvenes como para que nos ofrezcan un contrato de aprendiz. Estamos en un vacío laboral horroroso. Las ayudas que llegan son muy pocas y son muchas las familias que las necesitan. Llegan algunas ayudas para familias en exclusión total pero para nosotros no hay nada, claro, tenemos casa, coche, más o menos bueno, porque en un pasado nos ha ido bien pero es que la vuelta de hoja del libro ha sido brutal», afirmó Enrique.

«Al principio te da mucha vergüenza, no sabes a quién recurrir porque no es un terreno que conoces. Vas a asistencias sociales y ellos te van abriendo el camino. Yo he visto mucha solidaridad entre la gente que más lo necesita, se intercambian ropa, electrodomésticos... volvemos al trueque, a la época de nuestros abuelos. Por ejemplo, cuando nos dan los alimentos, la gente reparte lo que no va a utilizar» comentó Ana.

«El nivel de las familias es de gente normal. No es todo paupérrimo ni gente sin preparación. Somos gente que veníamos de trabajar, yo con mi propia empresa, dirigiendo a más de 600 personas a nivel nacional, y te quedas, de la noche a la mañana, sin nada. Si no hubiera sido así no hubiéramos tenido otro hijo, cuando ya teníamos el recorrido de nenes que teníamos. Decidimos tener al niño porque nos apetecía y porque podíamos y, de la noche a la mañana, la vida se da la vuelta y donde estabas arriba ahora estás abajo», dijo Ana y añadió: «ahora los políticos dicen que la calefacción es un artículo de ricos. Entre eso, y el copago sanitario van darnos un 'patadón' para hundirnos del todo. Yo creo que lo que quieren hacer es limpieza de pobres, o nos matan de hambre o nos matan de frío».

Teresa Alcalde, secretaria tesorera de la asociación, quiso hacer un llamamiento a la sociedad salmantina para «recibir cualquier tipo de ayuda», también personal ya que estas experiencias te enriquecen como persona.

El orden y la organización con la que se repartieron los alimentos fue digna de mención. No hubo conglomeraciones ya que llegan escalonadamente. La asociación lo distribuye así para no llamar la atención del vecindario, no quieren molestar a nadie ni que nadie se moleste porque realicen allí esta actividad.

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