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Antonio Andreu acompaña al consejero, Sáez Aguado, y al vicepresidente del CSIC, José Ramón Urquijo. / Almeida
El Ibsal sitúa a Salamanca en la vanguardia de la investigación biomédica del futuro
CENTRO INVESTIGADOR

El Ibsal sitúa a Salamanca en la vanguardia de la investigación biomédica del futuro

El Instituto Carlos III reconoce que utilizó «el fondo del armario» para mantener los niveles de producción ante los recortes

R. R.

Martes, 25 de marzo 2014, 13:39

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Salamanca se ha colocado ya en la parrilla de salida de la investigación biomédica más avanzada que se practica en España. Lo hace gracias a un centro, como es el Instituto de Investigación Biomédica de Salamanca (Ibsal), que aspira a ser «la punta de lanza», junto con otros institutos similares, de las más sobresalientes y ambiciosas tendencias sobre las que pivotará el futuro de la investigación sanitaria en nuestro país. Y es que aunque ayer, en la presentación del instituto a la comunidad médica en las dependencias del Hospital Universitario, no se utilizó la trepidante imagen de la 'pole position' de las mastodónticas y millonarias carreras de Fórmula 1, sí se equiparó al Ibsal y a los otros 22 institutos reconocidos por el prestigioso Instituto Carlos III con una vanguardia científica, que generará «un efecto tractor» que permitirá arrastrar al resto de la investigación biomédica en España, según resaltó Antonio Andreu, director precisamente del Instituto Carlos III.

Pero no solo Salamanca se verá beneficiada por el reconocimiento conquistado por el Ibsal el pasado mes de diciembre tras superar unos «duros requisitos», según matizó el rector de la Universidad de Salamanca, Daniel Hernández Ruipérez, sino que el impulso al quehacer investigador favorecerá a toda Castilla y León, tal como subrayó Andreu. Con el Ibsal, la Comunidad aporta un «centro de excelencia» con el que se «incrementa la necesaria cohesión» en investigación, desarrollo e innovación (la triple I+D+i). En este sentido, argumentó que el Ibsal ya forma parte de una plataforma de acceso a programas específicos, generando posibilidades reales de captación de mayor financiación y mayores recursos.

El máximo responsable del Instituto Carlos III recalcó que, detrás del Ibsal y de su acreditación, se encuentran tres instituciones de reconocido prestigio, como el Hospital Universitario, la Usal y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que estuvo representado por su vicepresidente de Organización y Relaciones Institucionales, José Ramón Urquijo, en la presentación en sociedad del Ibsal.

Demanda social

Por su parte, el consejero de Sanidad de la Junta, Antonio María Sáez Aguado, incidió en la idea de que el Ibsal viene a «consolidar» la investigación en Salamanca, justamente en el entorno hospitalario, una cuestión que para la Junta «ha sido un prioridad». Sáez Aguado sostuvo que la decidida orientación de la práctica investigadora al ámbito clínico es lo que «demanda la sociedad», de forma que el Ibsal ejemplifica perfectamente esta definida tendencia.

Sin embargo, aunque los representantes institucionales que se dieron cita ayer en el salón de actos del Clínico para escenificar su apoyo al Ibsal, se deshicieron en elogios hacia la actividad científica del mismo, las reflexiones y las respuestas de los mismos evidenciaron profundas discrepancias sobre el presente y la compleja encrucijada a la que se enfrenta la investigación científica en España. Mientras que Antonio Andreu proclamó un mensaje con una carga de profundidad netamente optimista, al indicar que los recortes y los problemas presupuestarios no han doblegado la actividad investigadora, ya que «hemos utilizado estos años lo que tenemos en el fondo del armario», el rector enfatizó su discurso advirtiendo del calvario que atraviesan las universidades al no estar en condiciones de poder dar opciones laborales a los jóvenes investigadores, lo que está desembocando en una dramática fuga de cerebros de los nuevos investigadores hacia otros países.

Frente a este preocupante pero realista retrato del tejido investigador universitario, Antonio Andreu insistió en que los recortes no han sido óbice para que la investigación médica en España siga manteniendo hoy «los altos niveles» que conquistó hace años, de forma que nuestro país sigue ocupando «el décimo lugar» en investigación médica en el conjunto del globo terráqueo. En cambio, el rector quiso referirse en términos generales a toda la investigación que se practica en las universidades españolas, y no exclusivamente al área médica. Con todo, sentenció que con la acreditación del Ibsal por el Instituto Carlos III «se abre un antes y un después».

También desprendió visiones un tanto agridulces de la política investigadora ejecutada en España en los últimos años el vicepresidente del CSIC, quien llegó a interrogarse sobre si todos los fondos invertidos se emplearon correctamente. Como botón de muestra desgranó los casos de edificios científicos que se erigieron con inversiones millonarias y que, años después, se encuentran en una situación de escandaloso desuso. En un derroche de sinceridad, el vicepresidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas reconoció que las restricciones también vienen derivadas de la siempre controvertida tasa de reposición, que azota con especial incidencia los estamentos universitarios.

Aunque en la presentación oficial no se barajaron cifras en ningún momento sobre el volumen de financiación para el quehacer investigador del Ibsal, que generará en los próximos años la relevante acreditación concedida por el Instituto Carlos III, los representantes institucionales sí coincidieron en comentar que se podrá contar con un número de recursos más elevados que con el que se está trabajado hasta ahora.

Además, la presentación formal del instituto contó con la presencia destacada del director científico del Ibsal, Rogelio González Sarmiento; el secretario científico, Miguel Marcos, y María Ángeles Almeida, subdirectora científica del mismo.

Tres ejes destacados

Desde su creación, el Instituto de Investigación Biomédica de Salamanca acomete una intensa labor, que gira en torno a tres grandes ejes, como son la asistencia, la investigación y la docencia. Su objetivo principal es conceder a su personal investigador los medios necesarios para innovar, generar nuevos conocimientos y aplicarlos posteriormente para la resolución de problemas sanitarios.

Esta labor se desarrolla a través de los 58 grupos de investigación que conforman el Ibsal y que trabajan en diferentes áreas temáticas de especial calado médico. Bajo este amplio paraguas científico se cobijan en el Ibsal campos y disciplinas como el cáncer, la patología cardiovascular, las neurociencias, las enfermedades infecciosas, las inflamatorias, las patologías metabólicas y degenerativas, la terapia génica y celular, la atención primaria, la salud pública y la farmacología. El equipo humano del centro está formado, actualmente, por más de 650 investigadores comprometidos con el instituto.

Además, el instituto salmantino realiza labores de investigación clínica y establece plataformas de colaboración con entidades como los biobancos, el animalario o el Consorcio de Apoyo a la Investigación Biomédica en Red (Caiber).

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