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Palacio de la Isla, edificado en 1883, en el que vivió Franco. / Ricardo Ordóñez-Ical
Historia en las paredes del palacio de los Muguiro
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Historia en las paredes del palacio de los Muguiro

El Palacio de la Isla ha cumplido 130 años. En él vivió la familia Franco y estuvieron alojados nobles, reyes y la mano derecha de Hitler

L. SIERRA (ICAL)

Domingo, 9 de febrero 2014, 18:43

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La mañana del 1 de abril de 1939 las paredes del Palacio de la Isla fueron testigos de un momento que hubo de cambiar para siempre el rumbo de España. El general Franco, aquejado de una fuerte gripe, grabó con voz débil desde el dormitorio que habitaba en el primer piso del palacete burgalés el parte que puso fin a la Guerra Civil. Desde la mansión de los Muguiro, el caudillo anunció el fin de la contienda mediante un breve discurso que daría la vuelta al mundo. Antes, pasaron por el mismo espacio monarcas como la regente María Cristina y Alfonso XIII, y después lo harían figuras como la mano derecha del Führer conformando el argumento de un palacio pegado a la historia.

El matrimonio Juan Muguiro y Casi y Francisca Muguiro fueron los primeros moradores del Palacio de la Isla. Afincado en Madrid, el matrimonio -cuyo cabeza de familia era un reconocido abogado y hombre de finanzas- decidió comprar una huerta de varias hectáreas en la que mandaron levantar un palacete acomodado en un recinto de más de 13.000 metros cuadrados para pasar las temporadas estivales. Era la moda del momento, burgueses y nobles mandaban edificar grandes casonas por todo el norte del país para respirar el aire fresco que, por aquel entonces, ya comenzaba a escasear en las grandes capitales.

El palacio era de ensueño. Romántico, con influencias neogóticas y asemejado a los grandes castillos ingleses se convirtió en la envidia de los vecinos de Burgos y en el reclamo de las familias más importantes de la ciudad y de todo el país. «Era único. No había nada parecido en la ciudad y acaparó las miradas de muchas personas influyentes de la época», destaca el historiador Isaac Rilova, autor de 'Historia del Palacio de la Isla (1883-2008)'. La vida del palacio comienza a contar desde 1883, momento en el que finalizan los trabajos y el matrimonio Muguiro y sus nueve hijos se instalan en las dependencias de un palacio compuesto por cuatro pisos en los que se disponían las habitaciones, el sótano, varias bibliotecas, un cuarto de fumar, un salón de recepciones y una capilla, entre otros.

El azaroso destino quiso que ocho años después, en septiembre de 1891, pasaran por el edificio el futuro rey de España. El choque de dos trenes entre las estaciones de Burgos y Quintanilleja, que dejó un saldo de 15 fallecidos y 28 heridos, permitió alojar en el Palacio de los Muguiro a la la reina Regente María Cristina que llegó de la mano de su pequeño hijo de cinco años Alfonso futuro Alfonso XIII y las infantas María de las Mercedes y María Luisa. «Los Muguiro aceptaron a sus huéspedes como merecían. Gastaron cerca de 6.000 reales de la época en violetas para adornar todo el palacio con las flores que más gustaban a la reina», añade Rilova quien recuerda que aquel episodio «convirtió en nobles» a los Muguiro que recibieron de manos de la reina un título de nobleza «menor».

Fueron años de recepciones, fiestas y encuentros en una mansión de recreo desde la que los Muguiro presenciaron la llegada al trono de Alfonso XIII, la llegada del militar Primo de Rivera al poder y la proclamación, aquel 14 de abril de 1931, de la II República. Años convulsos que se llevaron la vida del fundador de la mansión, Juan Muguiro y Casi, en el año 1917.

Sede del Gobierno Franquista

El 10 de agosto de 1937, el Palacio de la Isla da la bienvenida a su nuevo inquilino: el general Francisco Franco. Según las crónicas del biógrafo de Franco -Paul Preston-, el caudillo «debió mudarse de Salamanca a Burgos algunos días después de la toma de Bilbao que tuvo lugar el 17 de junio de 1937». El caudillo se alojó con su mujer Carmen Polo y su hija Carmencita en la primera planta del palacio junto a la familia de Ramón Serrano Súñer que hubieron de ocupar el segundo piso. Según las investigaciones de Rilova, los Franco vivieron en el palacio hasta otoño de 1939, fecha en la que la familia se traslada a Madrid.

La Isla se convierte en el cuartel general de los sublevados. En la planta baja del edificio, Franco instala su centro de operaciones desde donde firma las operaciones de guerra contra el enemigo republicano, sentencias de muerte y el parte que puso punto y final a la contienda, mientras que en la zona abuhardillada se instaló la oficina de prensa. Es desde este mismo espacio donde asiste a homenajes por parte de la población burgalesa con motivo del Día de Homenaje al Soldado y a la Madre del Combatiente que reúnen en la zona de recepciones a altos cargos del nuevo régimen.

El historiador burgalés Luis Castro indica en 'Franco, huésped de honor en Burgos' algunas curiosidades como que la guardia mora era la que custodiaba el palacio en aquellos años o que los consejos de ministros se celebraban en el salón de la planta baja con la asistencia de medio centenar de personas. «Franco residía en Burgos pero no solía hacer salidas por la ciudad, salvo a actos oficiales o a misa en la catedral, acompañado de su mujer», recoge Castro.

Himmler y Museo de la Victoria

El 18 de octubre de 1939, el Palacio de la Isla cierra de nuevo sus puertas. Franco y su familia deciden marcharse para preparar el nuevo estado en Madrid. Volverían de forma ocasional a Burgos en muchas visitas. La ciudad -que compró el palacete a la viuda de Juan Muguiro- ofreció al caudillo el palacio pero éste renunció a la donación y prefirió utilizarlo como residencia ocasional. Son muchas las visitas que realiza, una de las más mediáticas se produce en 1940 cuando Franco recibe en el palacio a Heinrich Himmler, la mano derecha de Hitler y principal ideólogo de la 'Solución Final' de los nazis. «Himmler vino a España para preparar la visita de Hitler, aunque algunos dicen que vino en busca del Santo Grial, conocedor de que el sagrado pudiera encontrarse en estas tierras», destaca Rilova.

El paso de Himmler por Burgos copó la mirada de buena parte de la prensa del momento que se hizo eco de la visita del número dos del gobierno nazi. El comercio echó el cierre aquel 19 de octubre de 1940 para recibir a Himmler en la plaza del Rey San Fernando, en las inmediaciones de la seo burgalesa. Ya por la noche, el palacio acogió una cena de gala en la que participaron cerca de medio centenar de comensales, entre los que se encontraba el propio jefe del Estado.

El ansia de reconocimientos del caudillo llevó a idear un 'Museo de la Victoria' en los jardines del palacio para reconocer «la valentía de los héroes» de la guerra. «Pidieron a los alcaldes de muchas ciudades que cedieran objetos relacionados con la guerra. Llegaron de ciudades como Toledo y Oviedo aunque el proyecto quedó en aguas de borraja», reconoce el autor.

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