Garoña espera cambios legislativos que permitan a las nucleares funcionar 60 años más

El 17 de diciembre de 2012 la central nuclear de Santa María de Garoña (Burgos) dejó de producir energía para eludir el pago del impuesto incluido en la Ley de Medidas Fiscales para la Sostenibilidad Energética y que entraba en vigor el 1 de enero de 2013. Ahora hace doce meses que la empresa propietaria de la planta del Valle de Tobalina la desenchufó de la red, tras muchos vaivenes acerca de la posible prórroga de su vida útil, la continuidad de su actividad y después de un largo período de lucha por demostrar que la instalación atómica burgalesa está en condiciones de prolongar su explotación hasta 2019, como marcaba el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN).

Desde Nuclenor, 2013 se ha vivido de una forma un poco especial, ya que estamos en cese de explotación, cumpliendo la legalidad y, en paralelo, manteniendo la central en perfectas condiciones, explica Elías Fernández, portavoz de Nuclenor, que añade que la seguridad se mantiene intacta, porque mantenemos equipos que no son necesarios pero, por si tuviésemos la oportunidad  de la reversibilidad hacia la ampliación de la explotación, pues la central debe estar en perfectas condiciones.  

Fernández anota que debe cambiar todavía algo respecto al reglamento de funcionamiento de instalaciones nucleares que nos permitiese solicitar la renovación del permiso de funcionamiento. El plazo acaba el 6 de julio de 2014. La situación que se está dando en el mercado eléctrico es compleja y los números son los que están encima de la mesa, pero no perdemos el horizonte de pensar que somos capaces de hacer funcionar la central, subraya el portavoz, aunque no  depende solo de Nuclenor, sino de un cúmulo de circunstancias que se tienen que dar, una de ellas, la más importante, es que se produzca el cambio en el reglamento de funcionamiento, y afirma que sabemos que están en ello. Fernández se refiere, entre otros puntos, a la ampliación de la vida de las plantas atómicas hasta los 60 años.