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Lucrecia Carrera, presidenta y fundadora de la asociación. / D. Arranz-Ical
Uno más en casa
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Uno más en casa

Una treintena de familias acoge a animales abandonados, una adopción temporal que prepara a perros y gatos para una futura convivencia

SERGIO FUENTES SÁNCHEZ (ICAL)

Domingo, 27 de octubre 2013, 21:16

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Queen, Salta, Truco o Milo llegan contentos y moviendo sus rabos acompañados por sus dueños temporales. Cuatro perros que tienen la suerte de poder vivir en una casa de acogida tras una vida dura y llena de dificultades. Ahora afrontan su futura adopción desde un hogar. La asociación protectora de animales 'El Hocico' de Salamanca tiene como filosofía la acogida de animales como el primer paso para la integración de estos con sus familias definitivas.

Lucrecia Carrera es la presidenta de esta asociación y una de sus almas mater, un proyecto que nació hace siete años y ya ha salvado más de 500 animales entre perros y gatos. La idea nació porque a cuatro personas del mundo rural, los fundadores, explica Lucrecia, «les daba mucha pena» cuando aparecía un animal abandonado en su pueblo, sobre todo, porque se trata de animales mestizos que la gente no quiere. «Que se adopte un mestizo es complicado, los perro de raza vuelan», matiza.

Por aquellos días, cuenta, el servicio de recogida de la provincia lo tenía una empresa con instalaciones en Ciudad Rodrigo, en cuyas jaulas los animales estaban 20 días, si tras ese periodo no habían sido reclamados, se sacrificaban. Al conocer esto, crearon 'El Hocico' con la idea de adoptar los perros de la perrera para que nos los sacrificaran, y «a partir de ahí, ya no hubo más sacrificios» porque sacaban a todos», relata con una sonrisa de oreja a oreja.

Los primeros tiempos fueron muy duros, «fue tremendo», confiesa, «de poner mucho dinero», porque para poder salvarlos tenían que adoptarlos y para ello pagar las tasas que imponía la Diputación de Salamanca que eran 42 euros, además, «había que sumar los gastos veterinarios», e incluso, con una mirada picara, descubre que llegaron a pagar a la perrera mirobrigense para que los tuviera allí sin sacrificarlos mientras les buscaban un refugio, una casa de acogida o un adoptante.

En la actualidad cuentan con una red de casa de acogida a la que llegan perros de «todas las maneras posibles», y es que los hay que han sufrido malos tratos y llegan en muy malas condiciones, «mal alimentados, con patas rotas o mal curadas», pero la «gran mayoría llegan con mucho miedo».

La acogida es lo «idóneo para el animal» porque lo sociabiliza, asegura mientras una jauría de perros felices nos rodea mientras juegan. Para esta asociación, un animal en un refugio no recibe ni la misma atención, ni el mismo cuidad, además «en una casa se les enseña a tener sus horarios, a hacer sus necesidades fuera, y se relacionan», algo que es mucho más complicado en un refugio. Además asegura que cuando un animal tiene una enfermedad donde mejor se cura es en una casa y aquí «vienen en muy malas condiciones».

Se felicita de que «a pesar de la que está cayendo», la gente se ofrece. «Nosotros tenemos muchísima gente, aunque no son suficientes» y se enorgullece de que ha conseguido una treintena de casas de acogida, «no tantas como animales« destaca, porque los de tamaño grande son difíciles de acoger, para ellos tienen un pequeño terreno. Los grandes olvidados son los gatos, «hay muchos pero no se les ve», destaca Lucrecia, y para ellos también hay sitio en la Asociación.

Esta asociación no ceja tampoco en su intento de concienciar y además aprovechan esas actividades para financiarse con la venta de camisetas, e incluso, con un puesto en el rastro para vender cosas y, sobre todo, agradece la colaboración de los socios, porque los gastos veterinarios son tremendos, y eso que los veterinarios les hacen una «rebaja».

Un problema difícil de solucionar mientras los dueños no esterilicen a sus mascotas, reivindica, «lo primordial es que se esterilizara« para evitar camadas no deseadas que luego se encuentran en «los contenedores o metidas en bolsas, porque la perra ha parido y el dueño se deshace de ellos«. Lucrecia Carrera denuncia también que los altos precios de los veterinarios hace que mucha gente no esterilice a sus animales.

El hogar provisional

Sara Gasco y Venus Martín son dos jóvenes estudiantes de la Universidad de Salamanca que comparten su casa de alquiler con Queen, una perra braco alemán, rescatada tras ser utilizada como madre reproductora por no valer para la caza, atada y sin otra cosa más que parir. «La acogimos porque nos dio pena su historia». Truco, cuenta Estefanía Patino, «tiene tanto miedo que se bloquea con el ruido« y son problemas que una familia puede no saber solucionar, por ello, «es muy importante la casa de acogida, ya que la adaptación posterior es más rápida».

Castor Espadiña e Iván Martínez, acogen a Milo, peludo y poco amigo de obedecer solo quiere que le des cariño, aseguran, «son perros maltratados y con un poco de amor que les des te lo agradecen mucho más». Borja Bracons, tutor de Salta, una hermosa podenco ibizenca, comparte esta opinión y destaca que la acogida es buen tanto para el animal como para las personas.

Todos son conscientes del carácter temporal de esta «amistad» y se mentalizan para el día del adiós, cuando «por fin consigan una familia definitiva«, confiesa Estefanía, «lloras mucho , pero te llena de orgullo ver que se ha adaptado y es feliz con su nueva familia». Estos amos de acogida consideran que hacer que el perro sea feliz con otros dueños es un logro importante para ellos y se muestran dispuestos a volver a repetir la experiencia, «son los más cariños que hay», revela Venus.

Una experiencia que les «llena« porque son animales vivos y no hay derecho a que les hayan hecho daño, «todos tienen derecho a ser felices», defienden.

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