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balonmano. división de honor

El Cuatro Rayas da la cara ante un sólido y solvente Naturhouse: 29-23

Los vallisoletanos aguantaron a los riojanos mientras el físico les dio opciones de correr

OPTASPORTS

Jueves, 17 de octubre 2013, 01:07

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El Naturhouse, de menos a más, impuso su calidad para superar a un agradable Cuatro Rayas Valladolid que se mantuvo en el partido hasta que su ataque se encontró con Aginagalde y con una defensa en su línea central impenetrable. Un parcial de 5-0 (del 11-12 se pasó al 16-12) entre el fin de la primera mitad y el comienzo de la segunda fue el fin para un conjunto pucelano que se podía decir sorprendió, de inicio, al bloque riojano. El 29-23, a tenor del bajón sufrido por los visitantes durante gran parte del segundo período, fue maquillado por los hombres de Nacho González, que se aprovecharon de la relajación local con una sucesión de goles, hasta 6, en los 10 minutos finales. Una reacción tardía, que puso en evidencia la dependencia de los vallisoletanos en el acierto del tiro exterior, la dirección de Fernando Hernández (hasta que le dura la gasolina), las pinceladas que deja Juárez desde los siete metros y el trabajo descomunal de Porras en los seis metros.

Y eso que el equilibrio se mantuvo durante prácticamente toda la primera mitad. Mientras que el Cuatro Rayas Valladolid vivía, en ataque, de los siete metros, perfectamente ejecutados por Juárez (hasta cuatro), del mando de Fernando Hernández en la dirección y de los goles desde los nueve metros (tanto el cubano Corzo como el serbio Bozovic intimidaban desde la distancia), el Naturhouse aguantaba a los pucelanos con una defensa que alternaba despistes y contundencia en acciones casi seguidas. En el otro lado de la pista, los franjivinos imprimían más velocidad en la circulación, trataban de encontrar el uno contra uno para que el atacante estuviera en la mejor disposición para batir a un Yeray Lamariano, acertado en los primeros minutos. El 0-2, de partida, despertó a los de Jota González que, asimilando el mal trago del empate europeo, fue sacudiéndose de una mejor entrada de los visitantes.

Las tablas continuaron durante bastantes minutos. Tanto arriba, tanto abajo. Con esa dinámica era complicado despegarse. Sin embargo, esa alternancia la fue pagando el cuadro que presentaba, sobre el papel, menos recursos cualitativos. Poco a poco, las pérdidas en los hombres de Nacho González aumentaban (varias de ellas por pases por la espalda), quizá influidas por una mayor intensidad defensiva en la zona central de un Naturhouse que fue secando a su rival. Así se explica que al Cuatro Rayas Valladolid le costara anotar en la parte final del primer acto: dos goles en los últimos 10 minutos. Ya no había penaltis que lanzar y los riojanos parecían haber pillado el truco a unos pucelanos atrevidos y sin complejos. Mientras que en ataque, Tioumentsev daba aire fresco y otra marcha, que bien aprovechó Pedro Rodríguez para aumentar su cuenta realizadora (3 goles en este período). Pese a ello, se echaba de menos, en el ataque local, más tiro exterior y mayor presencia en la finalización de sus pivotes.

Con todo, el Valladolid sufrió una pájara, provocada por una mayor agresividad defensiva. La consecuencia fue que el Naturhouse empezó a tomar tierra de por medio. Del 11-12 se pasaba a un 16-12 preocupante para los de Nacho González, que en el descanso no habían encontrado la fórmula para superar los problemas vistos en el tramo final del primer tiempo. Aginagalde se erigió en protagonista, aunque Thiagus, Garabaya y Capote ponían de su parte para cerrar en el centro de la zaga. Si a ello, se le suma la capacidad para sorprender tanto a la contra como en estático a un errático Valladolid es comprensible que el Naturhouse viera el partido con otra perspectiva, hasta el punto de que las diferencias fueran aumentando: 17-13 (m. 27), 19-13 (m. 28), 21-14 (m. 32) y 24-16 (m. 36). El choque estaba roto y parte de la culpa había que dársela al capitán franjivino, con sus intervenciones. Aunque Tioumentsev, en la dirección, los latigazos de Luisfe (5 tantos en la segunda parte) y la capacidad anotadora de Ángel Fernández, desde el extremo, también ayudaron en la otra parte del campo.

Con el duelo resuelto, Jota González dio minutos a su tercero portero, Romeo. Fueron instantes de duda en el bando local, ya que coincidió con una leve reacción del Cuatro Rayas (del 26-18 al 29-23). Ficticia, ya que el bloque riojano había hecho su trabajo y se permitía el lujo de aflojar las tuercas. Fue, sin embargo, momento para que los visitantes apretaran en defensa y salieran a la contra con buen resultado, aunque insignificante para regresa a Valladolid con algún punto.

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