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EMPRESAS

Caracoles, un nuevo modelo de negocio

500.000 moluscos se crían en una explotación ganadera de Arenillas de San Pelayo, para ser comercializados el próximo mes

ESTHER BENGOECHEA

Domingo, 11 de agosto 2013, 19:02

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Pueden llegar a vivir 25 años, siempre se mueven con su casa a cuestas y nunca beben agua. El hermafroditismo les hace ser, a la vez, macho y hembra, y se caracterizan por su extrema lentitud. El municipio palentino de Arenillas de San Pelayo tiene, desde el pasado mes de abril, 500.000 nuevos moluscos como inquilinos. Son caracoles comunes, o helix aspersa, que crecen y se desarrollan en la nueva explotación ganadera palentina.

La aventura empresarial comenzó a finales de 2011, cuando la palentina Yolanda Campo comenzó a buscar un empleo en el medio rural. Así nació la Cooperativa Helix Valdavia, con el primer objetivo de darle una oportunidad laboral en Arenillas de San Pelayo. Dos hermanos, Raúl y David Doncel, más Yolanda Campo formaron la sociedad ganadera, que después de muchos meses comienza a dar sus frutos.

La idea inicial de los tres palentinos emprendedores fue retomar un negocio que ya existió en el mismo municipio años atrás, con un criadero cerrado de caracoles. Después de una serie de estudios y de averiguaciones, decidieron crear un espacio semidescubierto para que los moluscos no extrañasen su hábitat y se pudieran criar en semilibertad. «Los caracoles también sufren y se estresan, por eso hay que dejarlos a su aire, sin agobios. Creamos una zona que les protege de los depredadores pero les permite crecer en la naturaleza, tienen que estar en su hábitat para crecer y engordar», explica Yolanda Campo.

Dieciséis calles de trébol, de dos metros de ancho y 55 de largo, albergan a medio millón de caracoles. Cuando los moluscos son pequeños se alimentan principalmente de hojas de trébol y otras hierbas, mientras que cuando ya se convierten en moluscos adultos, el pienso enriquecido en calcio es su fuente de alimentación.

La división de la explotación tiene como objetivo facilitar la alimentación y recolección, amén de controlar las posibles enfermedades de los moluscos. «Cada día me ocupo de limpiar una calle, para que no haya problema de plagas o de otras enfermedades», señala Yolanda Campo.

Origen salmantino

El medio millón de ejemplares de caracoles alevines fueron adquiridos en la localidad salmantina de Ciudad Rodrigo. Los moluscos, embalados en cajas de 200 gramos, viajaron hasta la Valdavia mediante una empresa de mensajería.

Raúl Doncel y Yolanda Campo asistieron en Ciudad Rodrigo a un curso de especialista en helicultura. Además, vieron cómo podrían crear su propia explotación ganadera de moluscos para dar el salto y convertirse en emprendedores. Yolanda Campo realizó, además, el Curso de Incorporación a la Empresa Agraria durante cinco meses, del que se examinó en Valladolid.

Escogido ya el terreno donde iban a construir la explotación, comenzaron las obras. Después de acondicionar la zona, se procedió a construir el criadero fijando los postes con cemento, cerrando el negocio con la malla de sombreo e instalando el sistema de riego por nebulización, que aporta agua y humedad a los caracoles desde la altura.

Los caracoles estarán listos para ponerse a la venta en septiembre, después de más de cuatro meses en la explotación palentina de Arenillas de San Pelayo. La principal vía de comercialización que los jóvenes emprendedores quieren desarrollar es la venta directa al consumidor, sin intermediarios. Clientes particulares, pescaderías y restaurantes serían los principales demandantes de este apreciado molusco.

El precio del caracol puede llegar a variar hasta cinco euros por kilogramo, pagándose entre cinco y diez euros. El helix aspersa es más cotizado a principios de temporada, en abril, y durante las fiestas navideñas. La previsión de producción del criadero se estima entre 3.000 y 4.000 kilos anuales.

La Cooperativa Helix Valdavia tiene un plan B para vender los caracoles, embotarlos. El envase de los moluscos lo realizaría la empresa Ecoalimentos Palentinos, más conocida como Micopal. «Queremos comercializarlos envasados, ya sea precocinados, cocidos o congelados. Trataremos de buscar alguna receta nueva para los caracoles, que guste al público», señala Raúl Doncel.

A dos de los tres socios de la cooperativa palentina no les gustan los caracoles. Solo Yolanda Campo se relame pensando en ellos. «Aún no los hemos probado, pero ya están bastante bien de tamaño para llevarlos a la cazuela», argumenta, mientras recoge algunos caracoles que cruzan de una calle a otra y que corren el riesgo de terminar bajo la suela del zapato de cualquiera. Los moluscos campan a sus anchas.

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