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Vista general de la fachda de la Universidad y de la plaza. / El Norte
Los daños en la fachada de la Universidad de Valladolid se concentran en la zona restaurada en 1989
PATRIMONIO

Los daños en la fachada de la Universidad de Valladolid se concentran en la zona restaurada en 1989

Las piedras desprendidas en el último mes alcanzan los cinco kilos de peso

A. G. ENCINAS

Viernes, 2 de agosto 2013, 14:05

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La última restauración de la fachada de la Universidad de Valladolid, en 1989, tuvo algo de experimental. «Es la primera restauración que se hace en piedra de Campaspero y responde bien a los tratamientos de limpieza y consolidación», explicaban entonces a El Norte los responsables de la empresa encargada de la obra, Proart. Pero han pasado 24 años y lo que entonces parecía una solución idónea se ha demostrado insuficiente, a juzgar por los informes que la empresa Petra ha entregado a la Universidad de Valladolid. Tal y como ocurría en aquel año 1989, algunas zonas de la fachada están tan deterioradas que las piedras se desprenden con una enorme facilidad. «Algunas piezas que eran especialmente peligrosas se han retirado, porque estaban sueltas», explicaba ayer el vicerrector de Patrimonio e Infraestructuras,Antonio Orduña.

Entre esas piedras, que justifican el vallado de todo el perímetro de columnas que rodea la fachada, hay algunas de cinco y seis kilos de peso, con unas dimensiones, en el mayor de los casos, de setenta centímetros de longitud. «A mí se asombró porque pensé que eran piedras más pequeñas. Cuando acudí allí a verlo pensé ¿esto es posible? Porque esto le cae encima a alguien y lo mata», confesaba Orduña.

Por el informe de la empresa que se ha encargado de estudiar el estado actual de esta emblemática fachada, las partes que se restauraron en 1989 son las que presentan un peor estado de conservación.De hecho, casi todas las piedras desprendidas proceden de esas partes. «Se utilizaron materiales que no han funcionado bien. Esto son reconstrucciones hechas con resina y con polvos de arenas, y no están unidas. Se han ido desprendiendo, porque no había puntos de anclaje, y se ha ido metiendo el polvo, la suciedad, el agua, el hielo, y ha reventado. Esa piedra se ha ido desplacando, arenizando, y está totalmente erosionada y debilitada. Muchos de estos elementos, no han respondido y se han caído. Y los que no se han caído se caerán», era el dictamen contundente de una de las tres restauradoras que han participado en el proceso,Mercedes Cortázar.

No todos los daños, sin embargo, se producen por la misma causa. «En algunas zonas la piedra de Campaspero, que es muy bonita, para este clima tan extremo no funciona si no está protegida. Y en el ático de arriba, donde está muy expuesta, está más debilitada», explicaba Cortázar.Y en la zona de abajo, paradójicamente, «los antigrafitis y los hidrofugantes que se han aplicado para el mantenimiento de la fachada también han perjudicado. Son mucho más duros que la piedra y tiran de ella», asegura la restauradora.

Lo que más ha preocupado a la Universidad hasta ahora ha sido la protección de los viandantes mientras duraba el estudio.Una protección que se ha comprobado absolutamente necesaria, dado el número y el tamaño de los últimos desprendimientos. Incluso se ha retirado una piedra de unos 20 kilos de peso que se encontraba prácticamente suelta. «Lo que hemos hecho, para proteger un poco el monumento, es que en las zonas donde hemos eliminado estas piedras hemos aplicado un tratamiento de urgencia para evitar que avance el deterioro hasta que se restaure», señalaba Cortázar.

En un mes y medio, la Universidad tendrá en su mano el plan de restauración propuesto.Un proyecto que contendrá actuaciones diferentes para cada problema y para cada zona afectada, porque parte de la fachada, las esculturas, no es de piedra de Campaspero, sino de Sepúlveda, con el poro más cerrado. Será en ese momento cuando se sepa el coste de la restauración y el plazo para que vuelva a lucir como debe. Porque, y esa es la buena noticia, «tiene solución», según Mercedes Cortázar.

Ayuda institucional

El vicerrector, mientras, ya avisa de que la Universidad de Valladolid necesitará ayuda de otras instituciones para llevar a cabo esta restauración. «Ahora tenemos una idea, aunque no sabemos ni el coste ni el tiempo que nos puede llevar. Cuando tengamos toda la documentación, y más en estos momentos de crisis que vivimos, no nos quedará otra opción que pedir ayuda a las instituciones. No hemos hablado aún con ellas porque una cosa es que te caiga una piedra de un edificio y otra ver esto. Empezaremos a hablar y a ver de qué forma puede haber una colaboración de las diferentes instituciones».Y aquí añadía una coletilla que también se escuchó en la intervención de 1989, cuando El Corte Inglés se hizo cargo del trampantojo que cubría las obras. «E incluso veremos si es posible conseguir la colaboración de alguna empresa privada», confía Orduña.

El valor de esta fachada reside en que es única en su género, como explicaba hace dos meses en El Norte la catedrática MaríaJosé Redondo.

«Es un edificio emblemático, y para una ciudad que ha esquilmado gran parte de sus palacios, es de lo poco que queda con un poco de historia y calidad, un edificio de 1711», concluye Orduña.

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