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Un grupo de jóvenes trabaja en el yacimiento. / A. Tanarro
El 'Abrigo del Molino' se abre a la ciudad

El 'Abrigo del Molino' se abre a la ciudad

La aparición de industria lítica confirma la existencia de neanderthales en Segovia hace 60.000 años

MÓNICA LLORENTE

Sábado, 27 de julio 2013, 22:03

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La aventura arqueológica llevada a cabo en el yacimiento denominado 'Abrigo del Molino' situado en el valle del Eresma ha llegado a su fin después de varias semanas de excavación. Los estudios realizados en este yacimiento, descubierto en abril del año pasado, confirman la existencia de neanderthales en la provincia de Segovia hace 60.000 años, por lo que se excluye la teoría que defendía que las primeras ocupaciones humanas en Segovia surgieron hace 4.500 años.

Los directores encargados de la excavación se encargaron de explicar, en una jornada de puertas abiertas, los hallazgos que corroboran la existencia de neanderthales y el método que llevan a cabo los arqueólogos en su labor.

Los trabajos de investigación que se han realizado en el yacimiento estaban financiados por la Diputación de Segovia y supervisados por la Dirección General de Patrimonio de la Consejería de Cultura y Turismo. Además, la Consejería de Agricultura y Ganadería se hizo cargo del alojamiento y manutención del grupo de voluntarios que estuvieron trabajando en el enclave.

Hallazgos del yacimiento

La jornada de puertas abiertas comenzó con un recorrido por el valle del Eresma, donde se puede observar un entorno excepcional para el hábitat prehistórico, donde destaca la confluencia del río Eresma con el Clamores; la abundancia de animales con los que alimentarse; cuevas en las rocas para refugiarse y suficiente material lítico para fabricar herramientas.

En el yacimiento se identificaron 11 niveles, y 3 de ellos con vestigios de actividad humana. Se trata de alrededor de 21 piezas de piedra y hueso que han ido apareciendo poco a poco en las excavaciones, entre las que se encuentran herramientas de sílex, que curiosamente no pertenecen a la provincia, puesto que no es un material común, además de cuarzo o pórfido.

Los restos óseos hallados en el yacimiento son de diferentes tallas, desde vértebras de pequeños mamíferos como topillos o ratones e incluso un húmero de conejo, hasta fragmentos de diáfasis de animales como caballos, uros o rinocerontes lanudos. Aunque según expuso María de Andrés, una de las voluntarias en el yacimiento, «lo importante realmente no son los hallazgos, sino la repercusión para poder conocer datos de fauna y paleoambiente»

Uno de los arqueólogos del yacimiento dedicó unos minutos a explicar cómo se desarrollan los trabajos de excavación, y para ello mostró el corte de terreno sobre el que se estaba trabajando, en el que se puede interpretar los distintos niveles arqueológicos. Según el experto, en una excavación en la que no hay cortes, ni perfiles, es necesario ir interpretando los cambios de textura y de material a medida que se va profundizando en las capas de la tierra. «En una excavación arqueológica se trata de destruir el yacimiento para poder conservarlo de manera visual y recrear el cómo fue en su día», afirma el arqueólogo . Para ello «hay que reconstruir bidimensionalmente la secuencia de ocupación del abrigo».

La excavación queda dividida en diferentes sectores, y en cada uno de ellos hay un arqueólogo trabajando, que se hace responsable de su área de investigación. En el caso de hallar una pieza, inmediatamente se registran las coordenadas exactas de esta y una vez que el yacimiento ya está destruido por completo se sabe la posición concreta de dónde se extrajo dicho fragmento. «Todo se queda registrado para poder hacer la recreación posteriormente»

Después de conocer el yacimiento sobre el que se han estado realizando los estudios arqueológicos, los codirectores de la excavación condujeron a los visitantes a la Escuela de Formación Agraria de Segovia, donde pudieron mostrar todas las piezas extraídas hasta el momento y explicar el proceso de análisis de los materiales.

«Primero se lava tanto la industria lítica y el hueso como parte del sedimento recogido en el yacimiento», explica una de las arqueólogas, y finalmente se criba todo el material para determinar lo que es de interés y lo que no».

Por este año, el estudio arqueológico de la zona ha finalizado pero, según afirmó uno de los directores de la investigación, «la idea es continuar el año que viene, y el siguiente y el siguiente, y en 5 años aproximadamente se habrá acabado de excavar el yacimiento casi totalmente». Mientras tanto se protegerá la zona temporalmente.

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