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La falta de ayudas reduce en un 40% la acogida estival de niños extranjeros
VALLADOLID

La falta de ayudas reduce en un 40% la acogida estival de niños extranjeros

Las familias vallisoletanas acogen este año a 31 menores saharauis y diez ucranianos

LORENA SANCHO

Miércoles, 19 de junio 2013, 17:47

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La oceánica mirada de Badu, de 11 años, busca con timidez entre la multitud del aeropuerto de Villanubla. Los rostros se reflejan en el negro de sus pupilas. Pasan sonrisas, abrazos y lágrimas. Hasta que Sandra Díez, una joven de Quintanilla, asoma su rostro frente a su cara. Las dos se funden en un sentido abrazo, el del reencuentro del quinto verano que pasarán juntas, en esas Vacaciones en Paz con las que esta hija del desierto, de los campos de refugiados de Tindouf (noroeste de Argelia), apartará por dos meses la nada fácil vida que lleva en su lugar de origen, ayudando a su madre con las cabras, acarreando agua para poder vivir y obedeciendo cada recado entre clase y clase. La de Badu es ésta, pero existen otras treinta historias similares de otros tantos niños y niñas saharauis que entre el martes y el miércoles aterrizarán en Villanubla en busca de una familia con la que poder coger peso, tener una revisión médica y disfrutar del ocio propio de una infancia que allí se antoja desconocido. Todos repiten, incluido el hermano de Badu, que llegará también a la vivienda de Sandra Díez. Porque aquí, en la solidaridad, la crisis económica también ha hecho de las suyas.

El recorte de ayudas de la Administración, especialmente de la Junta de Castilla y León, ha impedido que la Asociación Cultural Amigos del Pueblo Saharaui de Castilla y León haya podido este año traer niños nuevos de los campos de refugiados. «No podíamos hacer frente a todos los gastos», se lamenta Pilar Sandoval, coordinadora del programa Vacaciones en Paz. Con cifras concretas, la asociación calcula que serán un 30% menos los niños saharauis que se puedan beneficiar de este programa con motivo del recorte de ayudas. «Es general, porque si a España venían otros años un total de entre 9.000 y 10.000 niños este año van a ser unos 6.000», añade Pilar Sandoval. Las familias, algunas con hasta dos niños de acogida, hacen así un «gran esfuerzo» por mantener vivo un proyecto en el que tienen que hacer frente a los gastos del viaje (unos 800 euros), de la manutención y vestimenta. «Y esto ahora no es nada, porque al principio llegaban descalzos incluso», recordaban ayer Mariano y Maribel, los más veteranos de la asociación, con 16 años realizando acogidas.

Precisamente los costes que pueden conllevar este tipo de iniciativas son la causa de que de que el número de niños ucranianos que el pasado 8 de junio llegaron a Valladolid de la mano de la ONG Ven con Nosotros sea casi la mitad que los del año pasado. En concreto, diez jóvenes, amparados en un proyecto que arrancó hace 19 años para ayudar a los niños de Chernóbil, se encuentran ya con distintas familias de la provincia, con las que compartirán experiencia hasta el próximo 24 de agosto. Son diez, pero podrían haber sido más si hubiera existido una mayor demanda de familias dispuestas a costear los gastos de estos pequeños durante estos más de dos meses. «Se han quedado al menos cinco niños sin poder venir por la crisis», dice José Ignacio Gómez, presidente de la ONG. Y eso que en este caso el colectivo ha hecho un esfuerzo para costear los 450 euros del viaje de cada uno de los menores. «Y aun así no hemos tenido ni un socio nuevo para traer niños».

Iván, de 19 años, fue uno de los primeros en llegar con este programa. De aquello hace ya once años, cuando marchó de la casa de su abuela con una mochila en busca de un campamento en España. Su sorpresa fue que su alojamiento no iba a ser un albergue, sino una casa grande con una familia de acogida. «Me tiraba hasta media hora dando pedales a la bici estática, nunca lo había visto», recuerda ahora. Su experiencia le ha servido ahora para que la ONG le incorpore con el objetivo de cribar los niños que cada año llegan a España y asegurarse que realmente son necesitados. «Es necesario, porque el perfil ha cambiado para adaptarse a los tiempos. Por eso la tendencia queremos que sea volver a buscar a los niños en orfanatos en lugar de en familias, porque son los más necesitados», añade el presidente.

Durante estos casi dos meses, la nutrición y la sanidad son los pilares básicos para estos niños, que prácticamente repiten año tras año con la misma familia. Después son estas las que a lo largo del año mantienen el contacto con ellos vía telefónica, con envíos mensuales de comida y alguna que otra visita.

Montse Matellanes lleva cuatro años acogiendo a Andri, de diez años. Ella incluso hace el esfuerzo de costear al pequeño el viaje en Navidad y compartir aquí con él estas fechas tan especiales. «Te lo tienes que quitar de otras cosas, voy guardando de aquí y de allí, pero la experiencia es muy gratificante», comenta.

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