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N. CABALLERO
Sábado, 11 de mayo 2013, 22:26
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Uno se sorprende cuando pasea por la ciudad y observa que se abren nuevas confiterías, mientras otros negocios de ropa y calzado echan el cerrojo sin poder mantenerse a consecuencia del imparable descenso del consumo. Pero no es que el ciudadano se haya vuelto más dulce o que quiera endulzar la dura rutina con pasteles, es más bien que el sector de la repostería ha visto que la única forma de sobrevivir en tiempos difíciles es ampliar sus negocios, en la mayoría de las veces familiares por lo que se han convertido más que nunca en el sustento de abuelo, padres y nietos, tíos y sobrinos. Y lo han podido hacer porque es un gremio «en constante innovación y dispuesto a invertir en formación», según destacan desde la Fecosva, la Federación de Comercio y Servicios de Valladolid.
En palabras del presidente de la Asociación de Empresarios de Confitería, Javier del Caño Morel, se trata de «una huida hacia adelante». Crecer y multiplicarse o desaparecer, esa es la lectura.
Aún así, Del Caño admite que es un sector al que «la crisis no le ha llegado de lleno como a otros; nos han bajado las ventas entre el 7 y el 10%», un porcentaje muy distinto al 40 o 50% que acumulan las tiendas de sectores como el textil y el calzado. Solo en Navidades se mantienen las compras como antes en las pastelerías, gracias a los turrones, dulces y roscones de reyes.
La información completa, mañana, en la edición en papel de El Norte de Castilla.
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