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Un niño aprende a coger la azada para cavar en el huerto./ Ricardo Otazo
El huerto al lado de la casa
URBANISMO

El huerto al lado de la casa

Medio centenar de vecinos recuperan un solar municipal en el barrio la Victoria para un huerto ecológico

Jorge Moreno

Domingo, 5 de mayo 2013, 14:30

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¿Cuántos solares municipales hay en la capital vallisoletana abandonados a merced de la mala hierba y son alfombra de los canes? Mientras el inventario municipal da una respuesta, la Comisión Pro-Huerto Urbano del barrio la Victoria sacó de los trasteros cubos, guantes y azadas para remover la tierra, en la que plantar tomates, cebollas, alcachofas y lechugas.

Unas cincuenta personas, más pequeñas que grandes, se acercaron ayer por la mañana hasta el solar próximo al centro de salud de Puente Jardín. No era la primera vez que se hendía el azadón, puesto que el pasado año se dieron los primeros pasos para poner en marcha este huerto ecológico, formado ahora por otros cuatro bancales.

«El proyecto tiene como finalidad recuperar estos espacios abandonados y convertirlos en huertas. El hecho de cultivar unas lechugas o unas cebollas es lo de menos. Lo importante es generar un movimiento ciudadano entorno a la tierra, para que volvamos a esas costumbres de los pueblos de hablar sobre las cosas que nos vinculan a nuestros orígenes», explica José Antonio García, 'Petu'.

La cesión para el uso del terreno temporal de unos cien metros cuadrados ha sido solicitada al Ayuntamiento sin que todavía haya una respuesta. A los organizadores se han sumado miembros de Alternativa Universitaria, Ecologistas en Acción, Entrepueblos, CGT y la UVA.

En la mañana de ayer, con 18 grados al sol, se quitaron primero los restos de malas hierbas para luego proceder a colocar los tubos de riego por goteo. El agua se recogió en un nuevo depósito de mil litros llenado por los más pequeños con cubos, botellas y garrafas. La Comisión Pro-Huerto Urbano se encargará de organizar las actividades que se harán a lo largo del año, y mediante convocatoria pública se establecerá una lista de voluntarios 'peones agrícolas' encargados de regar y vigilar la cosecha plantada.

Ajos, romero, coles (que se sembraron el año pasado), lechugas y tomates forman parte del paisaje de este nuevo barrio con bloques de hasta nueve alturas. Cemento y abono, ladrillo y simiente conviven ahora en armonía por el aletargamiento inmobiliario.

Pero la comunicación vecinal no solo guía esta iniciativa, sino también la concienciación a los vecinos de los problemas que tiene una alimentación agresiva, en la que se emplean productos químicos que para aquellos viejos hortelanos eran innecesarios. Es la ecología y la agricultura en su estado natural en una 'Huerta sin puerta', como así reza el cartel colocado a la entrada que advierte a los intrusos.

La jornada de ayer puso su final con una comida popular, de sopas de ajo, en la que charló sobre viejas experiencias de cultivos, alimentación, movilidad, huertos urbanos o rehabilitación de los espacios abandonados en las ciudades.

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