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El autor,. durante la presentación,. / A. DE TORRE
El discreto encanto de la postal
LIBROS

El discreto encanto de la postal

Juan Pedro Velasco Sayago publica 'Segovia, un recorrido de hace un siglo a través de la tarjeta postal'

CARLOS ÁLVARO

Miércoles, 17 de abril 2013, 23:46

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En estos tiempos del 'email', los 'sms', el 'whatsapp', el facebook y el twitter pocos son los que recurren al viejo y olvidado placer de comprar una postal, escribir un mensaje en el reverso, pegarle un sello ensalivado y lanzarla al vacío por la rendija de un buzón amarillo. Pocos, digo. Enviar una tarjeta postal es una de esas cosas que hemos dejado de hacer sin apenas darnos cuenta, uno de esos rituales asociados a los viajes de la infancia que esta vida contemporánea, ruidosa y estridente, nos ha arrebatado para siempre. Sin embargo, como pasa con las monedas antiguas, ya inservibles, queda el poso, el discreto encanto de la postal de antaño, con su vieja fotografía en sepia, su sello matasellado, su letra ilegible y el tacto suave del cartón añejo.

Juan Pedro Velasco Sayago (Segovia, 1955) presentó ayer un libro que está llamado a convertirse en una guía imprescindible para segovianos nostálgicos y viajeros ávidos de descubrir rincones inéditos: 'Segovia. Un recorrido de hace un siglo a través de la tarjeta postal' (Ed. Temporae). En sus páginas ha puesto en limpio una pequeña parte de su vasta colección de postales, la mayoría perteneciente a esa Segovia pobre y asustadiza que asomaba sus ojos al novecento. «He seleccionado 140 tarjetas postales del primer tercio del siglo XX que recrean, de manera ilustrada, el recorrido que Julián María Otero (1888-1930) describió en su 'Segovia. Itinerario sentimental', un librito de 1915 que siempre me ha fascinado», explicó Velasco Sayago durante la presentación. Así, el lector entra la ciudad por la vieja estación de ferrocarril, desciende por la calle José Zorrilla, cruza los arrabales de Santa Eulalia y San Millán, y sube a la ciudad a través de la Puerta de San Andrés. Llegado al Alcázar, pasea hasta el mismo Acueducto a través de las Canongías, la Plaza Mayor, la Calle Real y el Azoguejo. Las postales, acompañadas de una cita breve del texto de Otero y un comentario del autor, permiten descubrir cómo estaba la ciudad hace cien años y comprobar la transformación que ha experimentado. «En un mundo en que prima lo fugaz, la prisa y lo momentáneo, la intención es que el lector descubra la ciudad con calma, recreándose en sus calles y su historia», apunta Velasco Sayago. El formato del libro es ideal para llevarlo encima, para detenerse delante de un monumento, de una calle, y comprobar 'in situ' esos cambios.

Coleccionista desde muy joven y gran entusiasta de la tarjeta postal, el autor es un gran conocedor de Segovia, pero también de la historia de la postal en España, como bien subrayó el director de la Real Academia de Historia y Arte de San Quirce, Rafael Cantalejo, que ha escrito el prólogo: «Juan Pedro es un ejemplo de coleccionista. Lo sabe todo de la tarjeta postal: los fotógrafos, las empresas editoras... esto confiere al libro un valor muy especial, con el añadido de que pone en manos del público algo tan querido y personal como una colección particular», dijo Cantalejo.

La edición de Temporae es una delicia. Las postales mantienen su tamaño original y dan cuenta no solo de monumentos, sino también de viejos comercios desaparecidos o calles menos transitadas.Una joyita. Federico González, librero que ha apoyado el proyecto desde el principio, no duda de que la guía tendrá un tirón envidiable entre el público segoviano. González participó asimismo en el bautismo del libro, que se verificó anoche en los salones del Palacio de Quintanar ante una nutrida concurrencia.

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