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MIGUEL ÁNGEL LÓPEZ
Sábado, 9 de marzo 2013, 19:21
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La conferencia 'Las relaciones entre abuelos y nietos', que ofrecieron en el Centro Cultural de San José Francisco Muñoz y Concepción Benito, representantes de la Asociación de Abuelas y Abuelos de España, fue en cierto modo premonitoria, aunque fuera también previsible que los poemas y textos que leyeron los adolescentes en el Homenaje a las Abuelas organizado por elConsejo Municipal de la Mujer del Ayuntamiento tuvieran la misma referencia.
La incesante lluvia también propició una coincidencia peculiar para el homenaje, pues el Ayuntamiento decidió cambiar la plaza del Azoguejo por la carpa de juegos autóctonos de La Albuera, que tiene el nombre de Orgullo Segoviano. Y en el acto se habló mucho de orgullo, del que sienten los nietos por las abuelas, que es recíproco.
La utilización de la carpa fue un descubrimiento. Era la primera vez que tenía un uso distinto al que tiene a diario y, al aportar la comodidad que requiere un acto al aire libre, se revela como un escenario más para otros posibles usos. Cobijadas bajo techo, alrededor de 250 personas, la mayoría abuelas (y abuelos) sentados en las sillas plegables, asistieron este viernes al homenaje que condujo la periodista Reyes Santos. Detrás y a los lados, muchos padres y niños (a la vez que nietos), y en otro lateral el alcalde, Pedro Arahuetes, la subdelegada del Gobierno, Pilar Sanz, varios concejales y representantes de otras instituciones.
Emociones en verso
Emotivo y ameno, el acto comenzó coon el romance de Salvador Lucio dedicado a las abuelas. Luego intervino Francisco Muñoz, presidente de los abuelos españoles, que leyó el poema de José García Velázquez 'Abuelas al quite'. Palabras sobre una realidad que, más que nunca en estos tiempos de penuria, reflejan el papel fundamental de los mayores para ayudar con su soporte económico a los hijos con niños pequeños, para cuidarlos y acompañarlos en el paseo y en muchas tareas cotidianas; palabras como las que formaron los versos de nietos, nietas y abuelas leídos y recitados en el escenario por integrantes de los consejos municipales de la Infancia y de la Mujer, de las Aulas de Mayores de varios centros de barrio.
Fueron poemas «para la sabiduría de los años», ripios y pareados sencillos y reales trufados de recuerdos de la infancia, de emociones y de verdades del día a día «para que todas las abuelas se vean reflejadas» porque «cada palabra suya es un consejo», mujeres que, como dijeron los jóvenes, hacen sus platos estrella para los nietos y les dan la propina los sábados, dispuestas, como reflejaron ellas, a darles la merienda, a sacárles de paseo y perderse la partida que jugaban con las amigas; con dedicación y cariño, a pesar de la frase que cerró una de las intervenciones: «Qué alegría cuando vienen, cuánta paz cuando se van».
Al final, varias piezas interpretadas por un quinteto de metales de la Escuela Municipal de Música y los bailes del grupo de danzas Emperador Teodosio fueron la antesala de la foto de familia y la entrega de diplomas a las abuelas que acudieron a la convocatoria, en un escenario inédito que lucía un gran 'ocho' azul adornado con flores, el de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer
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