Secciones
Servicios
Destacamos
C. B. E.
Jueves, 28 de febrero 2013, 15:50
Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.
Compartir
El pintor Luis Moro no para desde que hace cuatro años se afincara en México. De vez en cuando deja verse y deja ver su obra por su Segovia natal, pero la conquista americana del creador plástico es imparable y cada vez más extensa. Su microcosmos traspasa fronteras y una vez más recala en Estados Unidos, un mercado que cada vez le es menos extraño después de que en julio del año pasado consiguiera exhibir su colección de 'Paraísos elementales' en la Universidad Autónoma de México, en San Antonio. Durante todo este mes de marzo, ese universo microscópico de insectos y antrópodos aterriza en las salas de la galería Gravelmouth de la ciudad texana.
El autor indaga a través de su experiencia pictórica que plasma en esta serie en los cuatro elementos básicos de la Antigüedad: el agua, el fuego, la tierra y el aire. Como explica Eliseo de Pablos en carta de presentación de esos 'paraísos', la conciencia artística de Luis Moro le lleva a los microcosmos, empujado por la grandeza de lo pequeñamente infinito.
El segoviano se convierte a través de esta relevante presencia en uno de los principales embajadores del arte y la cultura española en Norteamérica. El creador prosigue con la itinerancia de esos 'Paraísos elementales' que desde el año 2009 ha exhibido en algunos de los principales museos e instituciones de México donde ha encontrado cobijo, admiración y un diálogo intercultural que es la base de la evolución en su trabajo. Esa estancia sigue enriqueciendo su mirada y ese microcosmos plástico.
El reino animal en diminuto
El reino animal ha sido siempre una fuente de inspiración para el segoviano y el viaje una forma de vida y una herramienta de trabajo. No deja de ser reseñable en este sentido que su primera exposición individual fuera en París en 1991 y que su obra recalara después en Berlín y en Praga antes de instalarse en su ciudad natal, en la ya mítica galería Casa del Siglo XV, ahora cerrada, que había visto surgir su vocación y que le había acogido ya en aventuras colectivas. Viaje y observación del reino animal han ido de la mano en la carrera de este artista desde el primer momento.
Estos trabajos tienden un puente entre diferentes culturas con la metáfora y la investigación del mundo animal como pretexto. El segoviano es admirado en muchos países por su dedicación a pintar este mundo diminuto y complejo, con una temática que resulta en principio sorprendente y evidente. El espectador se percata de que se encuentra en otro sentido de la naturaleza, en aquel que el hombre la percibe como un componente esencial, que forma parte del elemento humano. En su personal estilo pictórico, Moro desvela un universo de bellas formas procedentes de ese cosmos desconocido y casi invisible de criaturas minúsculas a nuestro alrededor, un mundo que por medio del color, la fuerza de las imágenes y la sensibilidad del artista adquiere un carácter mágico y sorprendente que convierte a cada criatura en algo irrepetible, fruto de una imaginación liberad
Hace ahora cuatro años que cruzó el charco impulsado por los vientos de sus 'Paraísos elementales'. Desde entonces no ha parado de exponer, su arte es requerido por instituciones y galeristas que quieren tener el nombre de Luis Moro en su agenda y en sus programaciones.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.