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El arzobispo, Ricardo Blázquez, durante el Vía Crucis, a su paso por la tercera estación (Jesús Atado a la Columna). / Gabriel Villamil
El arzobispo llama a los fieles a prestar su ayuda a las familias en estos momentos de dificultades
AÑO DE LA FE

El arzobispo llama a los fieles a prestar su ayuda a las familias en estos momentos de dificultades

El Vía Crucis procesional reúne por vez primera a los representantes de las 19 cofradías en la Plaza Mayor

J. SANZ

Domingo, 24 de febrero 2013, 22:23

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El arzobispo, Ricardo Blázquez, ha hecho un llamamiento este sábado a los fieles presentes durante la celebración del Vía Crucis procesional, celebrado con el mercurio rozando los cero grados en la Plaza Mayor, a que ofrezcan su ayuda a las familias en estos momentos de dificultades. «Todos tenemos que aprender a llevar la cruz y ser cireneos el hombre que ayudó a Jesús a llevar tan pesada carga con tantas familias que necesitan nuestra ayuda porque el peso de su cruz es inmenso», animó el arzobispo al término de este acto de hermandad que esta tarde, y como antesala de la Semana Santa, ha congregado por vez primera a representantes y miembros de las 19 cofradías de la capital, que alumbraron catorce pasos, uno por cada estación del Vía Crucis en representación de las últimas horas de Jesucristo en la tarde del Viernes Santo.

El frío intenso que marcó los sesenta minutos que duró la escenificación del calvario, muerte y resurrección de Jesús no impidió, sin embargo, que cientos de personas asistieran al paso del Cristo de la Fe (Leocricio Fernández, 1949) ante cada una de las catorce estaciones, desde la Sagrada Cena (Juan Guraya, 1946) hasta Nuestro Padre Jesús Resucitado (Ricardo Flecha, 1994), pasando por tallas de Gregorio Fernández como la de La Quinta Angustia o el Cristo Yacente y así hasta catorce joyas de la imaginería, que ocupaban el centro de la Plaza Mayor.

El párroco de San Martín y delegado de Religiosidad Popular, Manuel Fernández Narros, fue el encargado de dictar desde la tribuna situada junto al Ayuntamiento cada una de las estaciones a medida que la comitiva del Cristo de la Fe, presidida por el arzobispo, que estuvo escoltado por los presidentes de las 19 cofradías, se detenía ante las imágenes que las representaban.

La banda sonora corrió a cargo del Coro Diocesano creado hace doce años para las celebraciones del arzobispo, que cumplió con creces con su labor «de mover al pueblo para que participe en el Vía Crucis», según explicaba su director, Diego Gutiérrez. Sus más de cincuenta componentes fueron los que aguantaron con mayor estoicidad el frío al permanecer durante casi tres horas, desde las seis, en la grada instalada a las puertas del Consistorio.

Pero la de ayer era una «demostración pública de fe en una tarde fría que esperamos llenar con nuestro calor cristiano», según destacó a su inicio el párroco Manuel Fernández Narros para agradecer así la presencia de los fieles y de los propios cofrades, algunos de los cuales, como los costaleros de la imagen de La Santa Cruz (anónimo, siglo XIX), de la cofradía de la Orden Franciscana Seglar, lucían alpargatas abiertas para cubrir sus pies desnudos.

Sus hermanos fueron precisamente los primeros en acceder a la Plaza Mayor antes de la llegada de un rosario de pasos y cofrades que se prolongó hasta las siete y media, cuando dio comienzo este simbólico Vía Crucis procesional, organizado con motivo del Año de la Fe, y que por vez primera reunió a los integrantes de todas las cofradías.

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