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«Hay que recuperar la escala humana, estamos construyendo ciudades para cíclopes»
UN MUNDO QUE AGONIZA. CONVERSACIONES PARA UN TIEMPO DE CAMBIO

«Hay que recuperar la escala humana, estamos construyendo ciudades para cíclopes»

Luis Díaz Viana

VIDAL ARRANZ

Lunes, 4 de febrero 2013, 14:37

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Zamorano de nacimiento y vallisoletano de adopción, con anclaje emocional en Viana deCega, Luis Díaz Viana no es un antropólogo al uso. Su pasión

por las culturas populares le abrió las puertas de la Universidad de Berkeley (EE UU), donde fue profesor titular, pero al tiempo le colocó en los márgenes del discurso progresista dominante. Asimismo, su vocación de construir una cultura y una sociedad a la medida del hombre le alejan de cualquier tentación posmoderna. Hace años decidió abandonar la vida nómada y volver a sus raíces. Desde la casa a orillas del río que levantó enViana conversamos sobre la globalización,

la incertidumbre, Internet y sobre la inquietante sensación de que quizás estamos contemplando, sin saberlo, el fin de una época. Como los protagonistas

de su primera novela 'Los últimos paganos'. A su juicio, «vivimos un momento de gran confusióny descoloque».

De dónde le viene esta pasión por los mundos perdidos?

Probablemente, de la Antropología. Casi siempre estamos tratando con mundos, si no perdidos, a punto de perderse. Ya sea el mundo campesino, las culturas populares Este es un terreno en el que he trabajado mucho, y en el que he sido innovador y arcaizante al tiempo. Mi visión coincide con Gramsci cuando explica que la cultura tradicional es también innovadora y subversiva en ciertas cosas.

Pues sufrirá mucho, porque esta visión de lo popular está muy poco de moda. La sensibilidad mayoritaria tiende a considerar las culturas rurales como retrógradas y sin valor.

Sí, y, sin embargo, son mi asidero fundamental. Es verdad que se ha acentuado la incomprensión. Un cierto tipo de progresismo intelectual ha incluido en su visión de las cosas el rechazo de las culturas populares, que es algo con lo que obviamente no puedo estar de acuerdo. Estoy convencido de que en la cultura popular española hay claves fundamentales para entendernos. Pero en este país, lamentablemente, pesa mucho la división entre lo que es la cultura y lo que no lo es. Cultura es todo saber humano que se transmite. Sin cultura no hay proyecto humano posible. Somos un animal que se hace pleno a través de la cultura.

Y también a través de los relatos. En una entrevista afirmaba: «Estamos viviendo a la velocidad de la luz, que apenas deja cabida a la narración. El relato casi se hace minnecesario, está roto. Y el relato era el que ligaba el espacio y el tiempo con lamemoria y conformaba la identidad humana». Esta afirmación puede resultar paradójica, dado que aparentemente vivimos rodeados de relatos (cinematográficos, publicitarios)

Sí, pero son metarrelatos y microrrelatos. Relatos que dan por hecha esa convicción progresista de que la humanidad va avanzando pero en la que yo creomuypoco. Estos microrrelatos publicitarios sustituyen hoy a los grandes relatos con los que, en el pasado, las sociedades intentaban dotarse de sentido. Hoy en esto no se cree, en general. Pero, sin embargo, a través de estos microrrelatos se dicen cosas tremendas. Por ejemplo, el lema de un anuncio reciente: «Avanzar es querer cambiarlo todo». ¡Toma ya! Y lo malo es que es un mensaje que se digiere sin pensar, y que entra a formar parte de las convicciones de la gente.

Es muy buen ejemplo de cómo «Internet crea una apariencia de rapidez que es solo eso, una apariencia que te deja en el ciberdescampado» la ideología del consumismo no se limita a regular nuestra relación con los objetos, sino que impregna otros ámbitos por la vía del culto a lo nuevo.

En efecto. El lema publicitario incita a consumir, pero sobre todo te invita amirar solo hacia adelante. Da a entender que todo pasado es inútil y que no vale para nada. Yo no comparto este desprecio del pasado. Me considero un ilustrado romántico. Como ilustrado creo que la humanidad puede avanzar, pero comoromántico tengo muchas sospechas sobre los conceptos de progreso que manejamos.Hay que volver la mirada al pasado y estar de vueltaenalgunas cosas.Y las utopías me dan muchísimo miedo.No hay másque ver lo que pensaban Platón en 'La República' o Tomás Moro en 'Utopía' para echarse a temblar.

La cultura del consumismo ha convertido el gasto en un bien supremo

Hubo un momento en el que a la gente se le animó a gastar, incluso casi se le forzó a ello, con la idea de que eso era bueno para la economía. Por eso tiene muy poca gracia que ahora a esas mismas personas se les recrimine haber gastado demasiado, con ese discurso de que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. Me parece algo inmoral.

Sin embargo, parece evidente que sí hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. Como sociedad, más allá de los casos particulares. ¿No tiene la sensación de que hemos caído todos, o casi todos, en la trampa del derroche a cuenta del crédito fácil?

Como país, sí. Pero había una cierta verdad aceptada de que ese era el modo de hacer las cosas.Y los propios responsables políticos lo impulsaban

con su proceder. Y la gente se ha dejado llevar. Conozco ejemplos en laAdministración pública de traslados de sedes que con llevaban una renovación total del

mobiliario y de los equipos informáticos, independientemente del tiempo que hiciera que se hubieran comprado. Esto es lo fuerte.

Tenemos un problema con el sentido. Tenemos muy atascada la máquina de construcción de sentido, ya sea personal o social. Occidente lleva décadas dedicándose a desmantelar los cimientos que sustentaron su civilización. Todos los grandes movimientos culturales europeos se han dedicado

a cuestionar las bases que nos sostenían, sin sustituirlas por nada convincente.

Pero el problema no está en lo que hayan escrito Foucault, Derrida, Lyotard ¡si no los lee nadie! No creo que el pensamiento deconstructivo haya dinamitado el mundo en el que habíamos vivido. Creo que la crítica es sana. Está bien cuestionarse las cosas y no dar nada por sentado. En todo caso, se trataba de

aspectos que ya estaban en descomposición

Cuanto menos, la difusión banalizada de ese pensamiento sí que ha conducido a la generalización de un notable grado de cinismo intelectual, de descreimiento. Yo sí percibo en la cotidianidad que estamos muy instalados en la desconfianza de que pueda haber algún sentido verdadero de las cosas.

Curiosamente todo eso lleva a tomarla con la antropología, culpando a nuestra disciplina del relativismo cultural en el que estamos instalados. Es verdad que nuestra propia disciplina se ocupa de reflexionar sobre las culturas, y sobre por qué se les da o se les quita valor. Pero yo nunca he sido posmoderno. Nunca he creído en el relativismo. Y no creo que seamosmuy culpables de haber alimentado el relativismo. Si usted lee a Levi Strauss ve que es un señormuydecente en

todo lo que se plantea, y que cree que es posible mejorar el mundo precisamente avanzando en el conocimiento de las culturas de los otros. Ahora bien, es posible que algunos hayan favorecido esa banalización y ese posmodernismo a la ligera, sin demasiada base, por falta de rigor. Probablemente no se ha explicado suficientemente bien que si alguien critica algo es porque piensa que vale la pena preocuparse de ello. Justamente porque lo considera valioso.

En 'Los últimos paganos' presenta el cristianismo como un elemento de corrosión del Imperio, lo queme parece una tesis sugestiva,

aunque provocadora. Viene a decir que contribuyó a su desmoronamiento al disolver lo que había sido hata entonces la argamasa

del Imperio, esa cultura pagana de religiosidad que ligaba a los individuos con el Estado.

La relación entre el cristianismo y los distintos paganismos es muy interesante. Al principio hay conversaciones, existe relación entre ambos, y en un primer momento se abre paso la idea entre los cristianos de que gracias a Roma, a su orden y a su civilización, el cristianismo ha podido difundirse y triunfar.

Pero con el tiempo eso se va convirtiendo en lo contrario, en la consideración de que Roma es la nueva Babilonia. Los cristianos se ponen proféticos y advierten de

que el modo de vida de Roma lleva al desastre. El emperador Teodosio se dará cuenta de la crisis y reivindicará el cristianismo comola argamasa de Roma.Y es verdad que hace de argamasa unos años, pero también de carcoma, porque algunos de los supuestos bárbaros llegan al Imperio con ideas que estánmás

cerca del cristianismo tal y como debe ser que del cristianismo institucionalizado del Imperio, y eso produce tensiones.

Hoy, en cambio, podríamos hablar de un proceso inverso. El cristianismo, que lleva más de mil años siendo esa argamasa deOccidente,

hoy está siendo corroído por lo que podríamos considerar 'nuevos paganismos'. No estoy seguro de que podamos desligar la crisis cultural del momento presente de la pérdida de influencia social del cristianismo.

En Occidente es más argamasa el mundo grecolatino que cualquier otra cosa. Estamos fundados ahí.Con todo, es cierto que el cristianismo ha terminado siendo en el contexto occidental como aquella mitología- religión romana que unificó tantas cosas. En cualquier caso, es verdad que los relatos que nos servían

para consolarnos y para explicarnos van funcionando cada vez menos. La crisis del cristianismo acompaña a la crisis general. A la gente no le han contado cosas importantes sobre el mundo en el que va a vivir. Si no tienen conexión con lo que hubo antes, si no tienen tiempo para pensar, los seres humanos estarán perdidos. Por muchos relatos que les cuenten en la iglesia, no les servirán para explicarse el mundo, aunque quizás funcionen como un talismán. Yo soy de los que piensan que no vamos a inventar ningún nuevo gran relato. Todos los relatos están en la Biblia, como todos los relatos están en la 'Iliada' y la 'Odisea' Llevamos contando lo mismo desde el principio de la humanidad, porque llevamos todo este tiempo contándonos como humanos.

En estos momentos los relatos que mejor funcionan son los que predican una fe inusitada en el progreso a costa de solo mirar al futuro.

Una de las actividades en las que mehe ocupado últimamente es en el análisis de los textos tecnocientíficos, y he descubierto que son en realidad relatosmíticos. En el CSIC recibimos regularmente unos documentos que nos informan de cuáles son las prioridades de investigación. El último que recibí hablaba de cosas como el amanecer cósmico, la determinación de qué planetas son habitables, los bancos genéticos Son mitos. Es el mito de la inmortalidad. Tenemos que saber qué mundo queremos.No podemos vivir en unmundode ciborgs. El mundo tiene que ser algo donde podamos vivir. Y sin tener que salirnos de él. El relato humano fuera de la Tierra no tiene sentido. Estos relatos tecnocientíficos que nos venden, tipo 'Guerra de las Galaxias', son una locura. Es fundamental saber qué nos están contando, qué tipo de mundo se quiere. Y yo solo entiendo un tipo de mundo: un mundo donde la gente tenga libertad, donde haya una aspiración de ser mejores. Pero como humanos, no como extrahumanos, ni superhumanos. Nos imponen sueños innecesarios, con casas supermodernas con las que puedes hablar, y

donde no tienes quemoverte para abrir las ventanas Esto es un ejemplo del mundo en el que vivimos, regido por sueños alocados.

¿Y cuál sería el camino alternativo? ¿Por dónde habría que ir?

Creo que tiene mucho que ver con la escala. Estamos construyendo ciudades para cíclopes, no para personas. ¿Para qué queremos terminales de aeropuerto gigantescas que se tardan una hora en recorrer? Cuando entras en la Universidad de Salamanca lo haces a través de una puerta pequeña. Por ahí pasa un hombre, ni más ni menos. Esa es la medida. Para un mundo humano hace falta una escala humana. Y parece que a los arquitectos de las últimas generaciones no les han educado en eso. Y a buena parte de los científicos tampoco. Es fundamental empezar por la escala. Yo siempre he creído mucho en eso. Me quiero imaginar un mundo donde volver a leer a Homero sea importante, donde la gente sepa de dónde viene y adónde quiere ir, donde se valoren los relatos, donde la gente viva mejor, y con menos diferencias entre unos y otros, y que sepa que los valores sonmás importantes que el dinero.Y creo que este mundo soñado es más fácil en estructuras pequeñas que en grandes globalizaciones.Quenonos vendan motos de ese tipo los que están haciendo mucho dinero con las finanzas virtuales, para dejarnos a todos mucho peor.

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