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Palencia

El Canal de Castilla protagoniza la tercera novela de Asier Aparicio

'Barcos en la Llanura' está basada en el manuscrito de un marino aparecido en el monasterio de San Andrés de Arroyo

Fernando Caballero

Viernes, 14 de diciembre 2012, 12:40

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El Canal de Castilla ya tiene otra novela en su haber. Gustavo Martín Garzo situó en 2002 el escenario de 'La soñadora' en el Canal de Castilla en una dársena junto a una fábrica de harinas. Ahora es el palentino nacido en el País Vasco Asier Aparicio Fernández (Vizcaya, 1976) el que centra su tercera novela en el histórico cauce fluvial. 'Barcos en la Llanura', que se presenta en el Centro Cultural Provincial, es el relato de la vida de un marinero, Jaime Roig, que surca las aguas del Canal y deja testimonio de esta experiencia en un texto que supuestamente descubre muchos años después Asier Aparicio en la biblioteca del monasterio de San Andrés de Arroyo.

El autor, después de 'La espada cincel' y 'Las voces y las piedras', se lanza a su tercera obra de ficción, con la que ha querido llenar un hueco en la bibliografía del Canal de Castilla. «No hay nada igual editado. Existen, que yo sepa, muchos estudios y guías de viaje sobre el Canal, pero no una novela de ficción con él como protagonista», explica Aparicio Fernández para justificar su nueva obra.

El autor conoce el Canal como usuario 'canalero en bici', como él mismo se define, siguiendo la terminología del escritor Raúl Guerra Garrido, autor de una de las mejoras obras que se han escrito sobre el histórico cauce, 'Castilla en canal'. Asier puntualiza que toma impropiamente el término, ya que para Guerra Garrido son canaleros los que realizan los 207 kilómetros andando, Asier se considera «canalero de bici». «Aparte de haber corrido, caminado y pescado en nuestro Canal desde pequeño, para hacer esta novela me recorrí los tres ramales en bici, y he de decir que me llevé muy gratas sorpresas, como el acueducto de Abánades, cerca de Melgar», rememora.

Aparicio Fernández ha escrito una novela en la que el «hilo conductor es pseudoreal», según sus palabras, centrando en la vida del marino Jaime Roig y todas sus andanzas. «Es histórico todo lo demás: las fechas, los ingenieros y ministros, las batallas Puede pasar como crónica, lo mismo que la de Cide Hamete con el Quijote», explica el autor.

El histórico cauce fluvial se encuentra perfectamente integrado en la trama, lo que no le ha resultado difícil. «El protagonista nació para él. Su manuscrito describe el Siglo de las Luces, y no hay tamiz más significativo para destilarlo que la construcción del Canal. Supone un símbolo de la Ilustración, productora de sueños y frustrada por la realidad. Pero quien no sueña, no consigue, y ahí tenemos el Canal, que, aunque inacabado, perdura como seña de una época por descubrir. No toda inteligencia humana produce monstruos», asegura el novelista.

Indirectamente, 'Barcos en la Llanura' habla de la España de la época. «Todavía éramos un imperio, ya que conservábamos las posesiones de Ultramar, aunque nuestra hegemonía se defendía a duras penas. Fue una época de grandes ideas, de fantásticos ingenieros, marinos, escritores Una época en que nos sentíamos orgullosos del caldo sin contener mucha gallina. A pesar de todo, los monarcas ilustrados pretendían no perder el tren europeo, y en ese siglo nacieron muchas de las instituciones que aún perduran, como el Catastro, el Banco de España y la lotería, entre otras», describe el autor del libro.

Para Asier Aparicio, el Canal es mucho más que un río de la meseta castellana. «Costó sudor y esfuerzos extra. Gracias a él, nuestra árida meseta, el 'granero de España', contó y cuenta con una ayuda supletoria. ¡Cuántos pueblos de nuestra provincia subsisten hoy gracias a su riego!», exclama. Pero para la época en que se construyó, fue «una salida para el hambre de Castilla, el progreso». «El despotismo defendía eso de 'todo para el pueblo, pero sin el pueblo'. Es cierto que supone un pensamiento predemocrático, aunque resulta rescatable para buena parte de nuestra política. Otro gallo cantaría en nuestro país si se pensase más en el pueblo», plantea el escritor, que trabaja como profesor de Religión en ESO y Bachillerato.

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