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Un grupo de amigos comparte un cubo de cervezas en Quintos y Tapas, en la calle Paraíso. / H. Sastre
Valladolid se apunta a la cerveza al cubo
HOSTELERÍA

Valladolid se apunta a la cerveza al cubo

Las marcas cerveceras compiten con ofertas para frenar el descenso del consumo en los locales hosteleros

V. M. V.

Jueves, 11 de octubre 2012, 21:38

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En tiempos de estrecheces económicas: cervecita compartida. Las principales marcas del ramo se han lanzado a una campaña de promoción de la cerveza 'low cost' que, servida en cubos llenos de hielo, permite despachar quintos de cerveza (en algunos casos tercios) a precios baratos. O al menos, más económicos de lo que cuesta la tradicional caña. La moda viene de Andalucía, donde la cadena hostelera La Sureña (sin local aún en Valladolid) comenzó a aplicar una agresiva política de precios para darse a conocer: cinco botellines, tres euros. O sea, la cerveza, a 60 céntimos. O sea, a los veinte duros de antes. Y servido en cubos, en 'buckets', un clásico en otros países y que aquí no teníamos tan controlado. Pero la cosa ha cambiado y ya no es necesario utilizar los verbos en pasado. Valladolid se ha sumado a la fiebre de la cerveza al cubo (aunque de momento, sin los chollos económicos de Madrid). Lo ha hecho de la mano de las franquicias: Cien Montaditos, de la misma cadena de La Sureña, despacha cervezas a un euro en Vallsur y Dehesa Santa María (en la calle Monasterio de Nuestra Señora de la Vid, en Villa de Prado) también se ha apuntado a la moda del cubo, en este caso con 4 cervezas Estrella y seis montaditos por 9,95 euros. Ahora bien, si las franquicias han sido la avanzadilla, los hosteleros locales no se han quedado atrás. Y en muchos casos, se han puesto a la cabeza de esta espumosa iniciativa.

Emilio Ballesteros eligió esta filosofía del cubo el 1 de octubre del año pasado, cuando abrió Quintos y tapas, el bar de la calle Paraíso que ya en el nombre lleva la filosofía del negocio. «Nosotros apostamos por el quinto, por el botellín de 20 centilitros de toda la vida, y esa es nuestra especialidad. Ni siquiera tenemos grifo». Por eso lo del cubo vino rodado. Cinco botellines de Mahou, a 5,50 euros. «El cubo viene lleno de hielo y además tiene el abridor incorporado, por lo que el cliente puede beberlo al ritmo que quiera», explica Ballesteros. En fin, que la cerveza no se queda fría, que no hay que estar pendiente del camarero, que el camarero luego se libra de fregar los vasos... y que las cervezas, en el medio de la mesa, se convierten en el centro de la pandilla. Ballesteros asegura rotundo que la mayor parte de los aficionados a darle al cubo son «jóvenes, menores de 35 años, la mayoría universitarios». Y siempre en grupos. Grupos de amigos. Lo confirma Jezabel Barredo, de El Nuevo Rincón del Cómico, bar del barrio Belén donde también hay oferta de cerveza al cubo. Seis tercios de Mahou, nueve euros. Cinco tercios de San Miguel Selecta, diez euros. «En verano ha tenido mucho tirón, sobre todo el de Mahou. Y ahora notamos más jaleo a partir de las ocho de la tarde, cuando la gente sale de trabajar».

Las marcas y las cadenas de distribución están apurando al máximo los precios. Los hosteleros locales no pueden competir con las ofertas de las franquicias (compran a los proveedores más cantidad a menos precio), pero aún así, Valladolid ya comienza a presentar ofertas en los que el botellín ronda el euro.

Consumo en el bar

Esta nueva presentación no deja de ser una táctica para intentar incrementar el consumo de cerveza en los bares y restaurantes. La crisis y quizá un cambio de modelo social ha llevado a que en los últimos diez años haya aumentado el consumo hogareño (hay barriles caseros, sigue triunfando la lata) a costa de la caña tirada en el bar.

Desde el año 2001, según el gremio de cerveceros de España, ha caído nueve puntos el consumo de cerveza en la hostelería, pese a que esta sigue siendo la bebida preferida para acompañar los pinchos y las tapas. De ahí que propuestas como las del cubo sirvan para revitalizar un sector que, aún así, capea el temporal, el consumo total durante 2011 descendió tan solo el 0,2% respecto al año anterior.

En Parquesol

En el barrio de Parquesol también promocionan la cerveza. «Es una forma de anticipar el fin de semana», asegura Mario Rodríguez, del bar Mi Tierra. «Nos hemos abierto a nuevos grupos de clientes, sobre todo jóvenes que antes no venían tanto», añade Beni Gago, del Miguel Ángel. «Se ven caras nuevas... y eso es bueno para la hostelería del barrio», añade Toño Alfayate, de Solera Berciana. Estos tres establecimientos, junto con El Rincón de Carlos y el Mirador Cerezo (los cinco de Parquesol), se han unido en una iniciativa hostelera para ofrecer los jueves la caña de cerveza a un euro (frente al 1,50 del resto de la semana). La intención, explican, es promocionar la hostelería del barrio, llamar a nuevos clientes para que conozcan la oferta de bares y restaurantes de la zona y que luego, con el tiempo, se conviertan en asiduos de sus establecimientos. «En principio solo lo íbamos a hacer durante el verano, pero ha funcionado tan bien que lo prolongaremos más tiempo», aseguran desde el Mi Tierra. «Alguien puede ver un inconvenientes en que un grupo de jovencitos se apalanque en una mesa y se tire toda la tarde con una sola caña, pero es una forma de darse a concoer y ha servido para revitalizar los jueves en Parquesol», asegura Toño, quien entiende que el jueves es el mejor día para este tipo de iniciativas. En algunos casos, además, se pone un pequeño pincho o se ofrece una tapa más caña por 2,50 euros.

María Luis Alonso, del Mirador Cerezo, no ha notado, sin embargo, el empuje de esta iniciativa.

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