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Alumnos del centro contemplan una de las obras./ Gabriel Villamil
Una isla para el arte actual
Exposición

Una isla para el arte actual

El Instituto Delicias muestra obra de primer nivel en una sala abierta al barrio

Angélica Tanarro

Martes, 2 de octubre 2012, 00:10

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Lejos de circuitos comerciales o expositivos. 'Lejos' también (aunque más conceptualmente que físicamente) de esos 'centros' que en las ciudades marcan el qué y el dónde de los acontecimientos, una sala amplia y luminosa demuestra hacia dentro y hacia fuera que el arte puede ser un punto de encuentro. El Instituto Delicias, que imparte el bachillerato de enseñanzas artísticas, ha decidido abrir su sala de exposiciones al barrio y a la ciudad, con propuestas de alto nivel. La periferia también existe para el arte. Y un proyecto así puede contribuir a cambiar algo que en este país es un mal endémico: la desconexión entre los caminos que transitan los lenguajes de la creación más rabiosamente contemporánea y la mirada anclada en el arte del pasado de la mayoría de la población.

En la sala del instituto, la obra tres artistas de sólida trayectoria: Carlos Sanz Aldea (profesor del centro), Isabel Rubio e Ignacio Caballo muestran una pequeña selección de su trabajo. Son amigos, conocen muy bien la obra de cada uno y la enseñanza del arte es parte de su vida.

Es una buena noticia que esté Isabel Rubio en esta exposición. Artista que combina su pintura con el diseño, se prodiga poco en exposiciones temporales. Las obras que muestra aquí son una prueba más de la sutileza que suele ser la seña de identidad de su pintura y de sus dibujos. En línea con la fragilidad que se atribuye a las personalidades más sensibles, sus obras nos hablan también de la paradoja entre esa fragilidad y la fuerza que una mente creadora puede insuflar a su obra. Juego, color y poesía se unen de forma inteligente en los cuadros de una artista que gusta de las fronteras (pintura-escritura, pintura-dibujo) y que se encuentra en plena madurez creativa.

Carlos Sanz Aldea no puede ocultar que el lenguaje audiovisual es una de sus pasiones y si hablamos de fronteras su obra bebe del lenguaje del vídeo, del cine o de la fotografía tanto como de la historia de la pintura. Parte de sus composiciones en vídeo se pueden ver en la sala junto a obras de distintas etapas e inquietudes y en las que se refleja otra de sus pasiones: el viaje. Algunas de las piezas formarán parte próximamente de la exposición 'Soria in alta mare e piu di la', porque este artista inquieto, que no se pone límites y cuya mirada suele dirigirse lejos no olvida sin embargo que Soria fue su origen y que sus paisajes enseñaron a sus ojos a mirar asombrados la fuerza a veces terrible de la naturaleza. La perplejidad ante un mundo a menudo difícil de asimilar y la ironía como antídoto se reflejan en una obra que requiere (como la de sus compañeros de exposición, cada una a su manera) una mirada detenida y libre de prejuicios.

Tampoco Ignacio Caballo se prodiga mucho y su silencio tiene que ver con las pequeñas, enigmáticas, y profundamente atrayentes pequeñas esculturas que muestra en las vitrinas de la sala. Seres al borde del abismo, en difícil equilibrio vital, hacen un guiño empático al espectador sumido en sus propias dificultades. De nuevo fragilidad y sutileza se unen. El gusto por materiales simples o encontrados (que en la historia del arte español del siglo XX tiene nombres luminosos y pienso ahora en Ángel Ferrant) como una pequeña rama o un trozo de alambre pone en relación algunas de estas piezas con las de otra artista que comparte con él generación y geografía: Casilda García Archilla, cuya obra también se puede ver estos días en Valladolid.

No hay excusa para no acercarse a este Espacio Creativo que rinde homenaje en su denominación al artista vallisoletano García Benito. Y si van por la tarde, serán los propios alumnos los que le sirvan de guía.

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