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«Durante la entrevista Carrillo se mostró siempre muy correcto y cordial»

La redactora de El Norte, Maribel Rodicio, pudo entrevistar a Carrillo antes de su primer mitin en Valladolid tras la legalización del PCE

ADRIÁN RODICIO

Jueves, 20 de septiembre 2012, 00:12

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23 de abril de 1977. Santiago Carrillo, secretario general del Partido Comunista Español (PCE), se preparaba para dar el primer mitin, tras la legalización de su partido, en la ciudad de Valladolid, en un acto que acogió a unas siete mil personas en el Polideportivo de Huerta del Rey.

Una hora antes del comienzo del mitin, Maribel Rodicio, periodista de El Norte de Castilla, tuvo la oportunidad de entrevistar a Santiago Carrillo, un político al que hoy define como «un hombre siempre cordial y correcto, que luchó por sus ideas y actuó siendo consecuente con ellas, sin abandonarlas nunca».

Aquel día de 1977, la conversación empezó con una pregunta sobre la importancia de Valladolid en la vida del entonces secretario general comunista y el porqué de la elección de esa ciudad para un acto de tal trascendencia. El dirigente se mostró entonces orgulloso de poder hablar en la tierra de los Comuneros, cuyo levantamiento «pudo cambiar la historia de España si hubiera tenido otro final».

Respecto a su exilio, Santiago Carrillo explicó que siempre tuvo esperanzas de poder regresar a España, especialmente con el final de la Segunda Guerra Mundial, si bien fue imposible debido a que las ayudas de las potencias democráticas «fueron muy relativas» y a que el pueblo «estaba desangrado por la guerra y sin capacidad para reaccionar». Por ello, esa esperanza solo empezó a materializarse «en las postrimerías de la vida de Franco, cuando surgió la Junta Democrática y empezaron los entendimientos entre las fuerzas de la oposición, cuando España empezó a cambiar algo».

Paracuellos

En ese momento, era una pregunta obligada la relativa a la Matanza de Paracuellos, en la que murieron miles de prisioneros opuestos al bando republicano y con la que se vinculó a Santiago Carrillo. El secretario general se defendió alegando que, el 7 de noviembre de 1936, fecha en la que comenzó la matanza, él se encontraba en Madrid. «En ese momento era miembro de la Junta de Defensa de Madrid, que fue la que acordó el traslado de los presos que había en la Cárcel Modelo porque las tropas de Franco habían llegado a cuatrocientos metros de la prisión. En ese traslado, fuera del ámbito de la Junta de Defensa, fuera de la zona en que nosotros mandábamos, fue cuando tuvo lugar el asesinato», alegó.

En ese sentido, afirmó que en esa zona, «el que mandaba era, teóricamente, el Gobierno, pero, en realidad, mandaban fuerzas incontroladas». Carrillo relató que, tras salir de Madrid hacia Valencia unos diez días después del siete de noviembre, fue obligado a regresar a la ciudad por gentes armadas. «A un compañero mío, que era también miembro de la Junta de Defensa y que tuvo que hacer un viaje parecido, no le obligaron a regresar, tuvo peor suerte y le pegaron un tiro», explicó, antes de lamentarse porque, en aquel momento en el que Madrid estaba «prácticamente cercado en las afueras de la ciudad y en la zona de retaguardia, hubo algún tiempo con gran desorden y en el que no se sabía quién era la autoridad».

Santiago Carrillo también aprovechó la oportunidad para defender la política del Partido Comunista Español, explicando que tenían en cuenta «la realidad de España» y que eran conscientes de que la libertad y la democracia, que estaban naciendo «muy frágiles», necesitaban «mucho cuidado y un consenso muy amplio para no agotarse y morir».

En esa situación que atravesaba el país enmarcó Carrillo las «concesiones» que realizó su partido para poder ser legalizado, unas concesiones que el secretario general atribuyó al «realismo político» del PCE, el cual estaba orientado a «la concepción del eurocomunismo», un movimiento caracterizado por el rechazo al apoyo incondicional a la URSS y la fidelidad a los procesos pluripartidistas de los países occidentales. «Nosotros pensamos que vamos llegando hasta donde podemos llegar», resumió.

Legalización

Por último, Santiago Carrillo defendió el derecho de todos los partidos de izquierdas a ser legalizados y aludió a la legalización de «todos los partidos de derechas y de ultraderechas, no ya con una política y un programa, sino con un pasado totalitario» para defender el proceso, trasladando su deseo de que fueran legalizados rápidamente.

Con esa petición finalizó Santiago Carrillo la primera entrevista que concedió después de que el PCE fuera declarado legal, un hecho que contribuyó al desarrollo de la difícil Transición Española.

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